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Una historia de pasión por la música y la vida

Lucas Vidal

Una historia de pasión por la música y la vida

Lucas Vidal

Compositor y músico


Creando oportunidades

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Lucas Vidal

“Tanto en la música como en la vida lo más importante no es el talento sino la tenacidad. La oportunidad del no está en el sí, y yo he tenido la suerte de que, en todos los momentos en que lo he pasado mal, incluyendo el cáncer, he visto la oportunidad”. El compositor y músico Lucas Vidal nació rodeado de instrumentos y musicalidad, y pronto encontró en la música un refugio y un lenguaje a través del cual expresar sus emociones más profundas.

Su talento innato y su dedicación inquebrantable le llevaron a recibir una beca para estudiar en el prestigioso Berklee College of Music en Boston, donde su vida dio un giro de 180 grados cuando fue diagnosticado de cáncer. Un momento vital que lejos de desenfocarle lo llevó a superar todo tipo de obstáculos para reforzar su compromiso con la música y perfeccionar un estilo versátil consolidándolo como uno de los compositores más destacados a nivel nacional e internacional. Vidal es creador de la banda sonora de películas como ‘Fast & Furious 6’, ‘The Raven’, ‘The Cold Light of Day’, ‘Palmeras en la nieve’ y ‘Mindscape’. Además de su trabajo en cine y televisión, ha colaborado con artistas de la talla de Sigourney Weaver o Bruce Willis, y ha compuesto música para publicidad, videojuegos y series como ‘Velvet’ ‘Élite’ y ‘Mentiras’. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos reconocimientos por su trabajo, incluyendo varios premios Goya y un Emmy.

La historia de Lucas Vidal es un testimonio inspirador de fuerza, tenacidad y pasión por la vida, una banda sonora que suena a delicadeza y genialidad.


Transcripción

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Lucas Vidal. Bueno, ¿qué tal? Encantado de estar aquí con vosotras y vosotros. Mi nombre es Lucas Vidal y, bueno, lo que hago en mi vida básicamente es música, música para películas. Me encanta y, prácticamente, desde que tenía uno o dos años empecé a tener una pasión, que ya hablaremos mucho de pasión a lo largo de este tiempo, pero con cinco o seis años empecé con el piano, con seis o siete también empecé con la flauta y sí que tenía muchos momentos donde, en vez de ir a jugar, estaba tocando la flauta o tocando el piano, que al final era lo que más me gustaba. De hecho, mis padres me castigaban sin tocar el piano. O sea, era un poco raro. Me acuerdo cuando hacía deberes… Esto, por favor, no lo hagáis vosotros, pero me mandaban muchos deberes en el cole y yo, en vez de hacerlos, tenía partituras y estaba ahí componiendo. Era como muy obsesivo, ¿no? Entonces, gracias a todas estas horas y todo este tiempo que le dediqué a la música, tuve la suerte de poder ir becado a Berklee y al Berklee College of Music me fui con dieciocho o diecinueve años, hablando regular inglés. Ahora ya lo hablo un poco mejor, menos mal. Y ahí fue donde, de repente, me encontré con otros chicos y otras chicas que tenían las mismas ganas de aprender que yo y a quienes también les movía mucho la música. Entonces, me encontré ya, no sé, en un territorio donde estaba muy cómodo y donde quería seguir haciendo un montón de cosas.

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Entonces, claro, desde que llegué el primer semestre a Berklee, pensaba: «¿Cómo puedo hacer cosas…? Claro, están las clases, están los profesores, pero yo quiero componer y pasar a la práctica todo lo que estoy aprendiendo». Entonces, recuerdo que, aparte de este sitio, de Berklee, había otras universidades cerquita: está el Conservatorio de Boston, donde había mucha gente que tocaba instrumentos clásicos. Entonces, yo iba por la calle andando y veía a lo mejor a dos chicas con un violín y las paraba y decía: «Oye, ¿no os importaría tocar en una sesión mía? No tengo pasta, pero tengo una carta de recomendación para vuestras becas y pizza». Entonces, claro, ya con la pizza decían: «Ah, oye, qué tío tan cachondo» y tal. Y, entonces, venían y empecé a hacer un montón de grabaciones pequeñitas con estudiantes. Cuando ya hice muchas grabaciones pequeñitas, claro, yo quería seguir haciendo grabaciones grandes y hubo una, que era una grabación orquestal, donde ya, pues claro, después de avisar y tener a tanta gente que iba andando por ahí en Boston, ya tenía una orquesta grande. Entonces, dije: «Venga, voy a hacer una orquesta, voy a hacer una grabación orquestal, con estos músicos». Y el día anterior a que grabáramos, me diagnosticaron cáncer. Tuve que volver a España y me tuvieron que dar quimioterapia.

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Cuando me dijeron que tenía cáncer, sinceramente, no sabía si iba a vivir o no, pero de lo que sí me acuerdo es de que, en el viaje, pensaba: «Jopé, si salgo de esta, voy a seguir aprovechando el tiempo un montón, porque al final la vida es un límite de tiempo». Entonces, ¿no será interesante aprovechar el tiempo, vivir cada minuto de la vida con mucha pasión y disfrutarla? Y, entonces, en el hospital, mientras me estaban dando la quimio, sí que recuerdo que tenía, no sé, dos pensamientos que me venían todo el rato. Uno, que quería comer caracoles, estaba como loco con el tema de los caracoles, y dos, el grabar con orquestas en… Bueno, hay un sitio que se llama Abbey Road, en Londres. Algunos lo conoceréis, grabaron los Beatles, entre otros artistas, y yo quería grabar ahí, en Abbey Road, con los músicos, gente supertop… Y tenía esa ilusión. Y estaba con la quimio, ahí hecho polvo, y decía: «No, no, yo es que voy a llegar ahí, voy a llegar ahí y es mi pasión y yo quiero conseguirlo». Cuando acabé el ciclo de la quimio, me recuperé y pude volver a Estados Unidos y ahí continué mi formación y seguí haciendo un montón de grabaciones. Todo aparte de la formación que tenía en Berklee. Y ya un profesor me llamó y me dijo: «Oye, tengo un amigo que está haciendo una película, ¿quieres hacer la música tú?». Y dije yo: «Okay». Tendría yo veinte o veintiún años, y dije: «Vale».

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Entonces, como ya tenía la experiencia anterior de todas las grabaciones que había hecho, pude hacer la película. Era una película muy pequeñita, la orquesta con la que grabé eran estudiantes, pero todo fue muy interesante y muy divertido. Y un proceso de aprendizaje. Claro, de ahí, de repente me llaman para hacer otra película, estando en Berklee. Y ya, cuando termino Berklee y después de hacer un montón de grabaciones, me voy a Nueva York, continúo mis estudios en un sitio que se llama Juilliard, mientras ya seguía haciendo películas. Pero, claro, ahí pensé: «Jopé, están muy bien estas películas que estoy haciendo, ¿pero dónde está la gente, dónde están los productores? Porque yo no tengo contactos». No tenía ningún contacto. Bueno, excepto este profesor que os he contado y otra persona que me llamó para hacer otra película. «¿Dónde puedo…? Ay, ¿dónde puedo encontrar gente del mundo del cine? A ver, no conozco a nadie. Ya está: en festivales de cine. En festivales de cine». Dije: «Pues ya está». Me fui a Cannes. No tenía un duro. Me alquilé ahí un apartamento horroroso. Y me fui con algún amigo al que le dije: «Sí, sí, nos invitan a Cannes». Todo mentira. Y, por la mañana, íbamos al festival a ver un poco la gente, a ver quién había ahí… De repente, oía a alguien que hablaba español y me acercaba. Como ya había grabado mucho, iba con un disco. Entonces teníamos el compact disc, ¿no? Y, entonces, iba con mis demos y se los iba dando a unos y a otros.

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Y después fui a San Sebastián y en San Sebastián conocí a otra persona, mientras seguía mi formación. Entonces, claro, al final yo creo que una carrera profesional requiere muchas horas. Y cuantas más horas le eches y más pasión le eches, al final conseguirás tu objetivo. Me acuerdo de otra anécdota, que fue la primera grabación orquestal que tuve en Abbey Road. Tenía veintiséis años y, fijaos, me vino a través de un productor que conocí cuando… Una vez terminé en Nueva York, ya me fui a trabajar a Los Ángeles y conocí a un productor, y el tío… Le mandé un e-mail, yo mandaba e-mails a diferentes productores, nadie me contestaba… Claro, imaginaos, estaba empezando mi carrera, ¿no? Y hubo uno que me contestó y fue muy simpático. Y lo vi en Los Ángeles y fue pura casualidad que estaba haciendo una película grande con Bruce Willis, con Sigourney Weaver… Y me dijo: «Bueno, ¿quieres hacer la música?». Yo le dije que sí. Me dijo: «¿Tienes música hecha, de acción?». Yo le dije que sí, por todos los años que había estado grabando cuando estaba en Boston y en Nueva York. Y, tres meses después, me vi delante de una orquesta de ochenta músicos haciendo una película de acción, que era lo que quería hacer yo, y dirigiendo. Entonces, claro, cómo cinco o seis años después de estar dándome quimio y soñando con ese momento, al final llego a ese punto. Y fue gracias a la pasión y al esfuerzo y al sacrificio.

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Mucha gente me dice: «Qué suerte, qué guay tu carrera». Bueno, «Qué suerte»… Qué suerte haber encontrado algo que me gusta, por supuesto, pero luego hay un montón de horas que le he tenido que echar al tema a la hora de tener esas ganas de hacer cosas y también de salir de mi zona de confort. Me acuerdo de que, en 2016, que fue un muy buen año, hice varias películas, tuve el honor de ganar dos Goya y un Emmy y la verdad es que fue muy guay ese año, y, de repente, en Los Ángeles, que estaba yo viviendo en Los Ángeles, en California, me desperté un día y dije: «Uy, no, esto de seguir haciendo películas una tras otra, no. Quiero salir de mi zona de confort». Y, entonces, llamé a los directores de las películas que tenía y les dije que quería renovarme, que quería meterme más en la música electrónica y ahí, de repente, estuve dos años metiéndome en la música electrónica y dando un parón un poco a mi carrera profesional, para aprender. A mí, lo que me motiva, al final, es aprender saliendo de mi zona de confort y aprovechar el tiempo al máximo de la manera que pueda. Bueno, ¿tenéis alguna pregunta alguien? Porque a mí me encantaría que preguntarais cosas. No sé si alguien tiene alguna preguntita.

Una historia de pasión por la música y la vida. Lucas Vidal
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Paula. Hola, Lucas. Has hecho muchas bandas sonoras para Hollywood, has ganado premios Goya, Emmys… ¿Nos podrías contar un poco alguna historia que tengas con alguno de tus maestros?

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Lucas Vidal. Bueno, la verdad es que creo que el primer maestro pudo ser mi abuelo. Mi abuelo fundó una empresa que se llamaba Hispavox, que, bueno, en los años cincuenta y sesenta, e incluso en los setenta, fue una discográfica muy conocida donde sacaron a artistas como Rafael, ¿no? Entonces, ya de pequeño me acuerdo de todas esas historias que me contaba mi abuelo de Hispavox y de cómo era un poco la industria de la música. Entonces, yo no paraba de preguntarle. Ya mi abuelo debía de pensar: «Qué pesado, el niño. Venga, vete ya a jugar». Pero yo me quedaba un montón de tiempo preguntándole historietas. Entonces, creo que de ahí aprendí, sobre todo, lo que era el amor a la música, el amor a la música, que él desde luego tenía. Él era un niño prodigio, pero, bueno, por causas de la vida, al final acabó fundando esta discográfica. Y luego, bueno, mis referentes musicales, compositores favoritos, yo diría que Bach. Bach ha sido mi maestro absoluto. Yo, desde que era muy pequeño, tocaba Bach… Además, lo que me gustaba a mí era improvisar «al estilo de», ¿no? Al estilo de Bach, o de Mozart… Era como un jueguito mental que me hacía yo cuando era pequeño y, desde luego, Bach ha sido, para mí, mi mayor referencia. También John Williams, que antes os he comentado, el compositor de ‘E.T.’. ‘Indiana Jones’ también hizo John Williams… Y, luego, Ennio Morricone. Ennio Morricone… No sé si alguien ha visto ‘Cinema Paradiso’. Es una película… Os veo a muchos diciendo que sí, y a muchas. Muy bien.

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Luego, otra maestra es mi tía, mi tía Carmen, que es… Bueno, fue superbailarina, ahora tiene una escuela en Las Palmas, de ballet, y recuerdo que, los veranos, cuando íbamos a Jávea a veranear con todos los primos, yo me llevaba la flauta y, entonces, la hija de mi tía, es decir, mi prima, Nadia, que también es bailarina, tenía que ir todos los días al conservatorio para estirar, para, en fin, hacer ejercicios… Y, entonces, yo iba con la flauta y mi tía me decía: «Venga, Lucas, a ver: un dos por cuatro. Venga». Y tarareaba algo. Entonces, yo tenía que componer o improvisar mientras tocaba. Bailo fatal, ¿eh? Pero yo como que iba siguiendo a mis primas. Luego decía: «Venga, ahora tempo de vals». Y, entonces, yo estaba con la flauta. Y eso era literalmente mi mayor pasión en verano. Es que era muy divertido. Entonces, ahí también aprendí un poco lo que era la composición y, sobre todo, la composición audiovisual, de alguna manera: donde hay unos movimientos… Claro, cuando hago películas, yo tengo que fijarme. ¿En qué momento empieza la música? Imaginaos, por ejemplo… De hecho, me vais a permitir… Voy a utilizar un poquito esto. Vamos a imaginarnos una escena, ¿vale? Y tú, por ejemplo, eres una espía del FBI. Entonces, tú me has hecho una pregunta, pero, en el fondo, lo que quieres es sacarme información de algo que sé yo y que nadie más sabe, ¿vale? Entonces, me has hecho la pregunta.

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Pero, cuando me has hecho la pregunta, de repente aparecen unos tíos que vienen por aquí y nos rodean y cierran esto. Entonces, yo con el director hablo y digo: «Vale, ¿en qué momento quieres que empiece la música?». Y él me dice: «Pues, mira, quiero que empieces la música en el momento en el que empieza la pregunta. Cuando ella hace la pregunta, mete un poco de tensión». Esa es la escena. Entonces, yo tendría aquí… Normalmente, tengo un estudio más grande y tengo aquí un montón de instrumentos, instrumentos virtuales electrónicos que ahora os enseñaré. Y luego una orquestita virtual, por así decirlo. Es decir, un violín o una flauta, que está como pregrabados, por así decirlo, los sonidos. Y luego yo puedo reemplazar y grabarlo con músicos de verdad. Entonces, vamos a coger, por ejemplo, no sé, esto… A ver qué puedo coger aquí. A ver este sonido. Voy a ir probando, a ver. Digo: «Anda, esto mola». He cogido una librería, añado un poco de reverberación y digo: «Oye, este ‘flow’ me puede molar para esta escena». Entonces, voy a coger… A ver aquí, esto está. Esto es la claqueta que siempre necesito para ir grabando. Como el ritmo. Yo pienso en el ritmo. Puede ser interesante. Entonces, yo voy aquí y empiezo a grabar. Voy a grabar lo que sea. A ver, aquí, esta misma me gusta. Dos, tres y… Y, entonces, de aquí saco unos ritmos y pongo todo lo que voy haciendo a través de lo que…

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MIDI, esto se llama MIDI. Son como las notas que acabo de tocar. Vamos a ver esto cómo suena. Voy improvisando. Empieza así, ¿no? Y digo: «Bueno, ahora, no sé, voy a añadir otro sintetizador». Vale, a ver esto. Vale, me puede funcionar. Vamos a ver. Tres y… Vale, he metido ya la información y ahora ya lo modulo de alguna manera. Y vamos a ver aquí cómo queda esto poniendo esto así. «Oye, Lucas…». ¿Cómo era la pregunta? Y de repente vienen por ahí. Y yo empiezo a ver y todos empezáis a ver como que hay algo raro aquí en la habitación. Entonces, claro, cuando de repente veis que hay algo raro, meto como unos violines. Justo cuando miráis todos porque hay una persona entrando. Pues ahora voy aquí a los violines. Y vamos a ver aquí. A ver. Voy a buscar una librería. Y ahora vamos a grabar.

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Vale, esta puede ser la escena. Son veinte segundos, pero luego digo: «Venga, a ver, ahora le voy a dar un poquito más de ‘flow’, a ver qué se me ocurre». Y voy mirando en las librerías virtuales, que también puedo, y voy pensando. A lo mejor… Vamos a ver aquí qué sonido hay. Por ejemplo, voy a utilizar este, voy a añadir aquí unos filtros para quitar los agudos. Bueno, cosas así de… Vale, a ver. A lo mejor ahora ya un poco más de tensión. No, aquí, lo voy a bajar aquí. Entonces, este sonido lo voy a poner aquí y… Y esto es lo que queda. Y a lo mejor vamos a meter la melodía principal de la peli. Entonces, ya hemos hecho la escena. Así es cómo yo, normalmente, trabajo.

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Y, desde luego, haber tenido maestros como es mi abuelo o mi tía, ha ayudado a que también pueda componer rápido. ¿Alguna otra pregunta? Más preguntas.

21:01
María. Hola, Lucas, soy María y me gustaría saber cómo se te ocurrieron las melodías para las bandas sonoras de ‘Fast and Furious’ o la de ‘Élite’.

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Lucas Vidal. Bueno, al final, depende un poco de lo que pase en la imagen, ¿no? ¿De qué va la película? No es lo mismo, efectivamente, ‘Élite’ que ‘Palmeras en la nieve’, por ejemplo, otra que hice, o ‘Fast and Furious’, que ya había también una melodía. En lo que siempre pienso es: por un lado, en la melodía, es decir, las notas, y por otro lado, en la armonía, es decir, las notas que van por debajo y, por otro lado, el ritmo. Vamos a hacer un juego, si os parece. Vamos a hacer un juego. Sabéis que hay siete notas, do, re, mi, fa, sol, la, si. Hasta ahí yo creo que todos sabemos. Entonces, mira, como tú has preguntado, te voy a hacer una pregunta a ti. Dime una nota, la que quieras.

22:03
María. La.

22:04
Lucas Vidal. La. Muy bien. Vale, pues voy aquí… Vamos a ver la. O esta. Vale, la. Ahora voy a hacer otra pregunta. Por ejemplo, tú, ¿me puedes decir otra nota? La que quieras.

22:23
Máximo. Mi.

22:25
Lucas Vidal . Vale, muy bien. Entonces tenemos la y mi. Bien así, ¿no? Bueno, y ahora una tercera nota. Por ejemplo, tú, ¿me puedes decir…?

22:35
Chico 01. Sol.

22:36
Lucas Vidal. Vale, sol. Entonces, tenemos la, mi, sol. ¿Vale? La, mi, sol. Entonces, de aquí, yo estaría pensando: «Voy a grabarlo, a ver qué pasa». Mi… Y ahora voy a añadir la armonía. A lo mejor cambio una nota. La peli… Pues, bueno, un drama, yo creo. «¡Hace muchos mucho años…!». Y ahí acabaría. Eso, al final, ¿cómo se me ha ocurrido? Bueno, tengo un poco unas técnicas. Es decir, yo más o menos puedo saber qué nota va bien después de la otra, pero luego hay un tema creativo, y de experiencia también, que hace que te inclines por hacer… O a lo mejor… O… No sé, puede ser otra. Entonces, esos son procesos que nos pasan cuando hablamos nosotros.

Una historia de pasión por la música y la vida. Lucas Vidal
24:06
Alba. Hola, me llamo Alba y me gusta mucho la música y me gustaría dedicarme a ello y quería saber si tendrías algún consejo.

24:13
Lucas Vidal. Pues, mira, Alba, muy buena pregunta. Yo creo que el mejor consejo que te puedo dar es que aproveches el tiempo, que aproveches el tiempo a tope, que te veas vídeos, tutoriales, que des clases… O sea, que la pasión de soñar se vuelva una realidad. Yo tengo la suerte de haber soñado desde que era pequeño que quería dedicarme a la música y ahora me dedico a la música. Pero no es un sueño que no se pueda hacer realidad. Claro que se puede hacer realidad. Yo creo en los sueños, lo que pasa es que luego uno se lo tiene que currar y mucho, como es lógico, ¿no? Hablaban de las diez mil horas para ser un experto, en fin, en cualquier aspecto de la vida, Y, desde luego, en la música creo que lo más importante no es el talento, sino la tenacidad. O sea, creo que de talento hay poquito… Hombre, si tú me dices: «Lucas, ¿por qué no te haces pintor?». Pues te diría: «Hombre, es que no sé pintar, soy muy malo en eso». Pero, con un poquitito de talento y mucho trabajo, nunca es tarde y, además, nunca es tarde ni para ti ni para una persona treinta años… Hay compositores clásicos que empezaron sus carreras siendo muy mayores. Al final, depende de la pasión que uno le quiera echar y de aprovechar el tiempo.

25:36
Chico 02. Buenas, Lucas. Me está gustando mucho verte. Me interesa mucho porque también quiero dedicarme a esto de las bandas sonoras y tal. He visto que también haces muchas charlas de educación y de crecimiento personal y, también, como estamos viendo ahora, le das muchísima importancia al humor y es algo que me llama mucho la atención. ¿Por qué crees que es tan importante?

25:56
Lucas Vidal. Bueno, creo que, al final, con el humor llegas a la gente mucho más rápido y es mucho más fácil. Todo es más fácil con el humor, ¿no? No es lo mismo ver a un profe que sea un tío divertido o una tía divertida o a otro muy serio y que te dé toda la materia así como «¡Buf!». Al final, conectas más con el humor. Yo siempre intento gastar bromas, también, en las grabaciones que hago con orquesta. O sea, las grabaciones… Fíjate: suele haber mucha gente, son muchas horas, tienen que estar sentados, no pueden hacer ruido mientras tocan. Hay mucha presión y, además, la música que tienen enfrente, los cortes musicales que, en este caso, hago para películas, claro, es la primera vez que ellos lo ven. Entonces ellos tocan y no han ensayado. Entonces, requiere mucha concentración. Ahora bien, si yo estoy serio, si yo estoy tenso, al final ellos van a estar más serios. Me acuerdo, de hecho… Incluso, en esa sesión que tuve en Abbey Road, yo sabía… Claro, yo era muy jovencito y en la orquesta eran todos mayores y trabajaban con los mejores: con John Williams, seguro que os suena a muchos John Williams, que es el compositor de ‘La guerra de las galaxias’, de ‘Parque Jurásico’, de ‘Superman’… Pues él graba ahí. Todos, Hans Zimmer. Todos los mejores graban en Abbey Road con esa orquesta. Y, claro, de repente llegó yo, un chaval jovencito. Entonces, pensé: «¿Cómo puedo…? A ver, no sé, ¿cómo puedo ir de A a B…? ¿Cómo puedo hacer para que estén motivados y para que, al final, disfrutemos todos?».

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Entonces compré un violín, en Los Ángeles. Un violín que estaba medio roto. Me costó cincuenta euros. Y, entonces, me lo llevé en el viaje a Londres. Y, media hora antes de empezar la sesión de grabación, normalmente, el que afina, que dan un la, por ejemplo… Esa nota la da el primer violinista: se levanta y da la nota. Bueno, pues el violín del primer violinista a lo mejor costaba un millón de euros, o sea, ninguna tontería. Y, entonces, media hora antes le dije a este chico, bueno, a este señor, porque era un señor mayor. Le dije: «Oye, ¿qué te parece si hacemos un cambiazo? Coge tú el violín y hacemos el cambio. Y, cuando vayas a afinar, me das el violín». Dijeron: «Sí, sí, perfecto». Total, diez minutos antes de empezar… Vosotros sois la orquesta: violines, chelos, por ahí estarían las flautas, vosotros cuatro de ahí seríais oboe, clarinete, flauta y fagot, que os estoy viendo bien. Vosotros, por ahí, trompetas, trombones y tuba. Es decir, tengo aquí la orquesta. Entonces, claro, yo ya sé que me están juzgando. O vosotros me podéis estar juzgando. «Este chico cómo viene… La camiseta…». Son las primeras impresiones, ¿no? Dos minutos. Un minuto. Diez segundos. Va a empezar ya. Cinco segundos, diez de la mañana. ¡Pipipipí! Suena. Se levanta el señor y dice: «Vamos a afinar». Todos así. Entonces, cuando coge el violín, dice: «Bueno, Lucas, ¿por qué no afinas tú?». Cojo el violín, digo a la orquesta: «Bueno, es que nunca he tocado el violín, pero vamos a intentarlo».

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Entonces, hago así, «Una, dos y tres», y rompo el violín, se cae, y todos estaban así, en plan «Oh, my God! Lo que acaba de pasar, que se acaba de cargar un violín de un millón de euros». Y, entonces, claro, ahí, cuando dije yo que era broma, bueno, todos encantados. O sea, ya rompí un poco el hielo y ahí empezaron todos a disfrutar. Además, con música de acción, que muchas veces es muy repetitiva. Pues ellos estaban encantados diciendo: «Qué guay, qué bien nos lo estamos pasando». Incluso, después de la sesión, dijeron: «Oye, a ver cuándo vuelves a Abbey Road a grabar con nosotros». Y, al final, fue muy interesante porque hay humor, hay buen rollo y estamos al mismo nivel y yo no voy de nada ni me creo la pera limonera, que esa es otra. Esa es otra que sí que me gustaría comentaros: la vida es muy larga y con la gente que uno conoce uno nunca sabe al final. O sea, yo sí que creo en el karma. De hecho, mi primer álbum de música electrónica se llama ‘Karma’, que os invito a que lo oigáis si os mola. Y era un poco una reflexión sobre cómo actuamos con la gente. Si tenemos mal rollo, si vamos con un ‘flow’ raro y mal, al final eso nos va a pasar factura a lo largo de la vida. Os lo digo de verdad. Por otro lado, si somos, no sé, agradables, empáticos, si intentamos ser buena gente y, sobre todo, un poco humildes con el ego, que por supuesto todos tenemos ego. Yo soy el primero que también tiene ego y creo que el ego es una parte un poco importante también como artista para desarrollarte: al final quieres que tu música la oiga la gente, ahí hay un componente del ego importante. Entonces, sí que creo que el humor es básico. Y ser, no sé… Ser majete.

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Mariela. Hola, Lucas, me llamo Mariela. Hoy en día hay muchos artistas, como por ejemplo Bizarrap, que usan ordenadores en su casa para hacer música. Entonces, querría saber cómo ha evolucionado esta tecnología para hacer música.

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Lucas Vidal. Desde luego, a mí me ha cambiado la vida, tía. O sea, me ha cambiado la vida, tal cual. Yo recuerdo que, cuando viajaba mucho entre Los Ángeles y Madrid, no podía viajar con ordenadores portátiles y era un follón. Necesitaba mucha memoria del ordenador y, con todas las librerías de sonidos electrónicos y demás que tenía, no me daba. Y hoy en día con este ordenador, lo tengo todo dentro y puedo viajar en tren, puedo estar trabajando, es que es muy fuerte, desde un bar. Trato de no hacerlo mucho porque doy la nota que flipas. La gente dice: «¿Este tío…?». Pero, bueno, me siento en el bar, me pongo aquí como dos pantallas adicionales… Es este ‘setup’, llevo esto, me pongo unos AirPods así y a trabajar y a hacer películas. Ahora estoy haciendo una película con Glenn Close, una actriz maravillosa. Y a veces trabajo, ya te digo, desde el avión. En el avión, me la pongo y estoy con la peli americana haciéndolo desde aquí. Entonces, la tecnología desde luego que, para mí, ha sido una maravilla. Y, sobre todo, también el acceso al aprendizaje. Claro, cuando empecé mi carrera creo que no había YouTube. O sea, ya soy mayor, madre mía. No soy tan mayor. Pero, bueno, el caso es que, claro, al final los recursos eran muy limitados. Ahora quieres saber algo y tienes acceso y acceso directo. Es una maravilla.

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Yo me veo vídeos, tutoriales, de música electrónica, me veo un montón de todo lo que sale nuevo. Me estoy reciclando constantemente, invierto mucho tiempo y eso es gracias a la tecnología, a que vaya internet rápido y, luego, los programas que utilizo, al final, son una herramienta que me ayuda a pasar mi idea, una idea, rápidamente al piano o a la orquesta o al sonido, al corte musical que haga. Entonces, todo ese proceso ahora es rapidísimo, o sea, es prácticamente… Bueno, lo hemos visto antes con el ejemplito que hemos hecho. Por último, hablando de la tecnología, todo lo que son las conversaciones con directores y directoras es que ya las hago a través de internet. Es una maravilla. Recuerdo hace poco que tuve una reunión con Lee Daniels, con el director con el que estoy trabajando, que él está en Los Ángeles, la supervisora musical estaba en su casa de Madrid, el editor musical estaba en Nueva York y había otra persona que no sé ni dónde estaba, y todos estaban oyendo a tiempo real lo que yo estaba haciendo con mi programa. Entonces, esto hace diez años era impensable.

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Blanca . Hola, Lucas, ¿qué tal? Me gustaría preguntarte: de todos los actores y cantantes que has conocido a lo largo de estos años, a cuál es el que más ilusión te ha hecho conocer y si nos podrías contar alguna historia que te haya pasado con ellos.

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Lucas Vidal. Bueno, me acuerdo de cuando conocí a Henry Cavill, que estaba haciendo una película de acción con él. Entonces no era Superman, pero el tío, vamos, es que parecía Superman. O sea, le veías y decías: «Este tío…». Y estuve de fiesta saliendo con él en Madrid. Fue muy divertido. Y Bruce Willis también. Hombre, conocer a Bruce Willis y estar con él en el set de rodaje la verdad es que mola. Me acuerdo de otra anécdota: estaba yo haciendo la película ‘Steve Jobs’, que luego no la pude terminar porque me salió otro proyecto y, entonces, fui al rodaje y estaba Ashton Kutcher, que siempre han dicho… Ahora ya no, pero cuando era más joven, decían que me parecía a Ashton Kutcher. Y en un momento dado nos vimos los dos y, claro, yo le vi a Ashton Kutcher y dije: «Jo, es que somos idénticos, es que realmente es muy fuerte». Y él me vio y estoy convencido de que pensó: «Seguro que el feo este se piensa que se parece a mí, pero no nos parecemos en nada». Y esa fue una anécdota muy curiosa. Fue encantador él. Y, luego, bueno, en España es que hay artistas maravillosos, hay actores, actrices, amigos. Bueno, Cayetana Guillén es íntima y me lo paso genial con ella. Belén Cuesta es un amor. Tenemos, yo creo, la suerte, en la industria española, de tener gente supersimpática y muy interesante.

36:14
Máximo. Hola, Lucas, soy Máximo y, bueno, yo toco el saxofón desde que tenía ocho años y voy al conservatorio. Me gustaría preguntarte cómo puedes aficionar a los chavales como yo a escuchar música clásica y a compositores tan grandes como lo fueron Beethoven, Mozart o Chaikovski.

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Lucas Vidal. Oye, qué guay que toques… ¿Tocas el saxofón alto o el tenor o cuál?

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Máximo. El alto.

36:44
Lucas Vidal. ¿El alto? ¿Y llevas muchos años tocándolo?

36:46
Máximo. Sí, desde los ocho años.

36:48
Lucas Vidal. ¿Y cómo te dio por eso?

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Máximo. Pues no sé, es como… Vi ese instrumento, escuché algunas de las piezas más famosas y me encantó. Fue como a primera vista y, no sé, es algo que lo sentí muy dentro y dije: «Este es el instrumento que tengo que escoger».

37:12
Lucas Vidal. Qué bueno.

37:13
Máximo. Y así he estado durante estos años, dándole, echándole horas y bueno.

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Lucas Vidal. ¿Y tocas jazz también, o qué estilo tocas?

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Máximo. Obras contemporáneas y luego ya me gusta coger alguna obra de piano y recomponerla para saxofón.

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Lucas Vidal. Qué bueno. Mucha suerte, ¿eh? Mucha suerte y sigue ahí tocando y dándole duro, que ya verás cómo lo vas a disfrutar toda tu vida. Bueno, muy buena pregunta, Máximo. Yo lo aplico con mis propios hijos. Ahora tengo dos niños pequeñitos, de tres y de cinco años. Y todos los días, cuando los llevo al cole, pongo música clásica. Y, desde que nacieron, ven ballet, en YouTube, en vez de… O sea, también ven ‘Peppa Pig’ o alguna historia… Pero siempre los he, de alguna manera, educado a que, viendo ballet, que es divertido… Pues ‘El cascanueces’ de Chaikovski. Tú ves el ballet de ‘Cascanueces’ en YouTube y, al final, es bonito, es divertido, pasan cosas… Y, claro, cuanto más pequeño seas, de alguna manera, más lo interiorizas, por así decirlo. Claro, si tú te acostumbras… Y ahora mis hijos me piden que les ponga ‘El lago de los cisnes’. Y me dicen: «Oye, no, papá, hoy ‘Cascanueces’ no. Hoy ‘El lago de los cisnes’». Pero también ven sus dibujos normales. Pocos, pero también. Entonces, yo creo que este mensaje, sobre todo a los padres y madres que nos estén viendo… Se puede empezar desde que son muy pequeñitos y es muy fácil. O sea, hoy tenemos acceso a la música así, con un montón de plataformas. Ponles Brahms llevándolos al cole, o estudiando. Si mi hijo o hija está estudiando, venga, pongo Beethoven o le llevo a un concierto de música para cine, que ahora hay un montón. Lo llevo al auditorio. Lo llevo a la ópera. Y de ahí al final acabas enganchando. Entonces, creo que de alguna manera los padres pueden ayudar.

39:27

Y luego a la gente de tu edad también se puede. Es más difícil. Yo creo que es más difícil, también con las redes sociales y demás, que todo queréis que vaya muy rápido. Creo que es un poco complicado, pero, al final, oye, si uno hace el ejercicio de decir: «Venga, hoy voy a estar una hora y voy a poner música clásica, pero es que mañana voy a poner música africana y pasado mañana voy a poner, yo qué sé, música china». Al final creo que todo es interesante y, desde luego, por lo menos a mi juicio, la música clásica sí que, de alguna manera, eleva el alma. Entonces, por eso yo siempre intento animar sobre todo a los jóvenes a que oigan música clásica y que está muy bien y que mola. O sea que no es una cosa de los abuelos, que es un rollo. No, no, no, es divertido. Es cuestión de empezar. Como todo, como cuando empiezas con la bici: claro, primero tienes que aprender y hacerlo muchas veces y luego ya te gusta la bici. Pues lo mismo con la música clásica.

Una historia de pasión por la música y la vida. Lucas Vidal
40:31
Berta. Hola, Lucas, me llamo Berta. Soy bailarina, he estudiado la carrera de Ballet Clásico y, como nos has comentado antes, a través de tu tía y de tu prima tienes mucha conexión con ese mundo y has compuesto música para ballets y tal. Me encantaría que nos contaras un poco más sobre el proceso o tu experiencia con ello.

40:49
Lucas Vidal. Ah, qué buena pregunta, Berta. Y, bueno, enhorabuena, qué guay que estés ahí dándole en este maravilloso mundo del ballet, que yo lo intenté, pero es que soy muy… Yo creo que soy medio paticorto y no daba un poco el perfil. El caso es que, bueno, en el mundo del ballet sí que yo creo que es un poco diferente al mundo de las películas. De hecho, ahora estoy haciendo un ballet entero con la Compañía Nacional de Danza, con Joaquín de Luz. Y el proceso… Bueno, o sea, parto de una historia, pero luego yo tengo un poco la libertad de componer lo que quiera, de alguna manera. Entonces, aquello que voy componiendo lo voy compartiendo con el coreógrafo. Entonces, por ejemplo, voy a hacer una escena. Imaginaos que de repente hago… Y el coreógrafo lo oye y hace… No sé, yo soy muy malo bailando. Y, de repente, me dice: «No, aquí hazme un tatán. Hazme dos tatán». Entonces, yo digo: «Vale, pues lo cambio». ¿Entendéis? Entonces, ese proceso, aparte de ser una locura y muy divertido, requiere determinados puntos o sonoridades que le permitan al bailarín no perderse. Claro, si yo tengo dos minutos de una nota… El bailarín necesita un cierto ritmo. Entonces, esto es lo que sí que, en ballet, hago. Y desde luego creo que es lo que más me gusta. Sinceramente, así, entre nosotros, el mundo del ballet… Ahora he hecho una zarzuela también, con Boris Izaguirre, muy divertida. Todo lo que es espectáculo me encanta. Me divierte mucho.

42:10
Vanesa. Hola, Lucas, me llamo Vanesa. Yo tengo una hija que estudia Música en la universidad, en Liverpool. Entonces, ahora estoy del otro lado, como contabas tú de tus padres y cómo te han apoyado. La pregunta que tengo que hacerte: ella está en primer año de universidad y así como muchos quieren como hacer su pasión en música, ¿qué palabra le dirías…? Una sola palabra o un solo consejo que haga que, con todo el talento que existe ahora y toda la competencia, pueda sobresalir o destacar, justo en la universidad, como para poder abrirse camino.

43:16
Lucas Vidal. Muy buena pregunta. Tiempo. Tiempo. Aprovechar… Bueno, has dicho una palabra. Bueno, aprovechar el tiempo. Pero tiempo. Todo somos tiempo. Entonces, para aquellos estudiantes que nos estén oyendo, creo que es intentar aprovechar el tiempo. Aprovechar el tiempo al máximo. Intentar encontrar esa pasión. ¿Qué os gusta? Pues no sé: «Me gustan las sillas». Yo qué sé. Imagínate que de repente el mundo de la inteligencia artificial hace que al final yo me quede sin trabajo. Pero yo tengo una pasión por las sillas. ¿Qué haría yo? ¿Cuántos tipos de madera diferentes hay? ¿Cuántos materiales hay? ¿Cómo se hace una silla? ¿Con quién puedo verme? Vería ocho mil tutoriales de las sillas y qué sillas diferentes puedo hacer. Iría a empresas de sillas. Al final, acabaría teniendo una tienda de sillas. Es que lo tengo clarísimo. Como decía antes: yo no creo en el talento. O sea, creo que algo de talento hay que tener. Un poquitito, un poquitito. Pero es aprovechar el tiempo, aprovechar las oportunidades. Uno puede tener suerte en un momento dado, pero la suerte no se repite, de verdad. O sea, yo recuerdo cuando… Os contaba antes que hablaba con gente y mandaba e-mails. No me conocía nadie y se me cerraban todas las puertas y, a lo mejor, de cien puertas se abría una puerta y pasaba al siguiente estadio. Y luego otras cien puertas cerradas y se abría otra. Y, de repente, oye, hay cien puertas y hay dos puertas abiertas. Y ya tú eliges. Y ya llega un momento en el que eres tú el que abre las puertas. Pero, para abrir esas puertas, tienes que pasar por lo anterior. O sea, es que es así, es que no…

45:12
Lucas Vidal. De verdad, o sea, desde mi punto de vista. Creo que es muy difícil el poder uno desarrollarse sin haber echado mucho tiempo a aquello que le pueda gustar. Díselo a tu hija, ¿eh?

45:28
Vanesa. Sí, se lo voy a decir.

45:32
Pablo. Hola, Lucas. Yo soy Pablo. Bueno, yo soy pianista, productor y me encanta también orquestar y tal. Y, bueno, escuchar su trayectoria para mí es increíble. Que haya ido a Berklee, que haya ido a Juilliard, grabar en Abbey Road. Yo creo que es el sueño de demasiadas personas, incluyéndome, obviamente. ¿Existe algo de lo que usted se arrepienta en su trayectoria, que usted diga: «Tuve que haber hecho eso» o «¿Por qué no hice esto a tiempo?»? Algo así que pueda servir como consejo para quienes estamos empezando y estamos apasionados en la industria.

46:05
Lucas Vidal. Pues, mira, Pablo, me hubiera encantado tocar la batería. Me arrepiento de no haberla tocado. Me dediqué tanto a la música clásica y estaba tan obsesionado… Yo era una cosa… Cuando era pequeñito, jugaba los LEGO. Tenía un montón de discos de mis padres y lo único que había era música clásica. Entonces, claro, mi problema era qué versión de la ‘5ª Sinfonía’ de Chaikovski me ponía. O sea, era una frikada. Y entonces me lo ponía y lo oía. Y luego decía: «Venga, ahora, Mahler». O, yo qué sé: «Toda esta semana voy a estar con Ravel». Y, entonces, mientras jugaba, iba oyéndolo. Entonces, tiene una parte positiva, que es que la música clásica me encanta, pero, hombre, lo negativo es que no tuve la ocasión de aprender otros instrumentos que no fueran más clásicos, como el caso de la batería. Me hubiera encantado. Es que además soy incapaz. O sea, hombre, algo de ritmo tengo, ¿no? Pero veo ahí a los baterías cuando grabo con ellos y me arrepiento de no haber aprendido. Pero, bueno, nunca es tarde, nunca es tarde y, a ver, cuando tenga un poco de tiempo, si aprendo por lo menos a tocar los congos.

47:20
Sofía. Hola, Lucas, me llamo Sofía y mi pregunta era si hay alguna vez que te hayas planteado dejar el mundo de la música porque tus proyectos no hayan salido y qué ayuda o qué consejo le podrías dar a una persona que estuviese pasando por algo parecido.

47:35
Lucas Vidal. Bueno, la verdad es que nunca me ha pasado porque siempre he tenido muy claro que lo mío era la música. Tampoco sé hacer muchas cosas más. Entonces… Bueno, de hecho, me cambié a un colegio para hacer E-3, que es Derecho y Empresariales, para entrar en una en una universidad. Pero luego fue evidente que no, que lo mío era la música. Y, bueno, yo sí que he tenido la suerte de que, en todos los momentos en que lo he pasado mal, incluyendo el cáncer, he visto la oportunidad. Creo que eso es lo que me ha salvado a mí de sentirme mal o de estar hecho polvo, sobre todo también por la presión que hay, por lo menos en el mundo del cine y de la música. Entonces, yo cada vez que me decían que no, Sofía, decía: «¿Sabes qué? Pues sí». ¿Dónde está la oportunidad del no? En el sí. Entonces, mi consejo está claro: si uno deja lo que haga en cualquier momento de su vida, porque la vida es muy larga, oye, ¿dónde está la oportunidad? En que haces otra cosa. Qué interesante. Como os decía antes, yo en el 2016 dejé el cine. Tenía un montón de pelis y pelis americanas muy guais y tal y dije: «No, no, lo dejo. Necesito dos años o tres años para meterme más en la música electrónica». Y gracias a eso, a ese momento en que dije que no, la oportunidad salió en hacerme más fuerte en el tema de la electrónica, de tal manera que ahora puedo hacer proyectos de electrónica, álbum, una ópera o lo que sea. ¿Es talento? Un poquito. Pero, sobre todo, es esto, es decir: «No, yo lo voy a conseguir, yo lo voy a hacer».

49:16
Javier. Hola, Lucas, yo me llamo Javier y estoy estudiando Industria Musical. Y me gustaría saber un poco cuáles han sido las principales diferencias que has podido ver al pasar de hacer cine y llevar a ochenta personas a ahora estar trabajando en tu proyecto con la electrónica. ¿Cuáles son las principales diferencias que has podido apreciar y qué es lo que te ha llamado para ir más hacia la electrónica?

49:46
Lucas Vidal. Bueno, Javier, buena pregunta. Para mí, cualquier proyecto es diferente. En el caso de la electrónica o hacer… Ahora yo estoy preparando un disco orquestal, con piano y demás. Es que ahí tengo una libertad absoluta a la hora de componer. Es decir, hago lo que quiero, mientras que, si hago una ópera o un ballet, o incluso una película o una serie, siempre sigo un poco un guion o una historia. En el caso de las series y del cine, es muy evidente y me tengo que ajustar. Dicho esto, me encanta y me apasiona. Es que me lo paso muy bien. Llego, como os decía antes, me tomo un té por la mañana y empiezo a hacer. Entonces, me gusta también cambiar. Decir: «Venga, pues ahora, por la mañana, voy a estar con este proyecto o esta película o esta serie. Por la tarde, voy a estar haciendo música electrónica. No sé, por la noche, antes de dormirme, me voy a ver a DJ Tennis, que es un DJ que me encanta, y a ver qué técnicas está utilizando. Y voy a probar esto aquí y allá». Entonces, bueno, eso es lo que más me gusta, que tiene una parte negativa y es que también tengo un punto muy friki y he de reconocer que, cuando estoy en internet y me salen anuncios de cacharros nuevos electrónicos, me los compro y me dejo una pasta ahí. Tengo mi estudio lleno de cacharritos. Pero luego los aplico también a las series o películas que esté haciendo. Me flipa. La verdad es que la música electrónica me encanta y casa muy bien también con la música orquestal. De hecho, bueno, en la mayoría de las bandas sonoras que he hecho hay un componente orquestal y también electrónico.

Una historia de pasión por la música y la vida. Lucas Vidal
51:30
Carmen. Hola, Lucas, la verdad es que me ha encantado escucharte y me preguntaba, si tuvieras que ponerle una banda sonora a tu vida, ¿cuál sería?

51:37
Lucas Vidal. Bueno, yo creo que sería un cúmulo de notas y de… O sea, hay momentos en que he estado muy contento. Hay otros, como es lógico, en que estás más triste, pero, bueno, yo creo que soy una persona muy alegre y con mucha energía, eso sí. Y, luego, no sé… O más que energía, con mucha pasión. Es que me gusta mucho lo que hago y también me gusta animar a gente a que también haga lo que le gusta. Entonces, yo creo que sería algo mayor, no sé, como un tono mayor, ¿no? Este es el tono mayor y este es el menor. O sea, yo no me veo aquí. No, ahí no me veo. Me veo en algo como con ritmo. No sé, voy a probar algo. Es que no sé cómo sería vivir mi vida. Supongo, también, que algo agudo. Y lo que sí haría es añadir muchos efectos sonoros. Entonces, a lo mejor podría hacer algo como si pongo esto así. Vamos a ver. Y añadiría este pianito que acabo de grabar, con efectos. Podría hacer a lo mejor algo así. Y luego a lo mejor podría meter una base más electrónica. Vamos a ver. Mira, Mallet Flux, esto mola. Esto en ‘Élite’ creo que lo utilicé mucho. A ver.

53:42

Y ahora, a lo mejor, un ‘kick’. A ver, vamos aquí. Un momentito. Mira, ‘Cycles’, esto sí que mola. Ya está. Vale. Ahora, aquí. ‘Auras’ también mola. Es que hay cosas… A ver. Voy metiendo sonidos electrónicos. Veis un poco lo que estoy haciendo, ¿no? A lo mejor digo: «Pues este no mola, pero a ver este otro». Y voy probando y voy cambiando las… Es muy divertido. ‘Lost Loops’ se llama este. Eso mola. Vamos a ver. Esto sí que es experimentar. A ver. Y ahora ya lo voy a poner para que lo tengáis bien. Voy a quitar aquí, lo voy a limpiar, voy a quitar los bajos. Y aquí ya está esto. A ver. Bueno, luego añadiría… Si fuera una peli…

55:36

Y, bueno, con esta melodía yo creo que vamos a ir acabando. Me ha encantado estar aquí. Muchas gracias, y acordaos: al final lo más importante es aprovechar el tiempo, el tiempo, el intentar ser buena gente, el ser empático, el disfrutar cada segundo de lo que hagáis, jugando al tenis, estudiando o trabajando. Y la vida es muy bonita. Tenemos la suerte de estar viviendo, tenemos muy poco tiempo y veamos la oportunidad de tener poco tiempo, que hay mucho tiempo que podemos aprovechar y hacer las cosas que nos gustan. Muchas gracias.