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Recomendaciones para afrontar el confinamiento por coronavirus

José Antonio Luengo

Recomendaciones para afrontar el confinamiento por coronavirus

José Antonio Luengo

Psicólogo y profesor


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José Antonio Luengo

Cuando los niños de hoy crezcan recordarán el tiempo que vivieron encerrados junto a sus familiares cercanos, durante la primera pandemia del siglo XXI. El tipo de recuerdos que tengan de esta época dependerá de cómo lo afronten las familias. El psicólogo José Antonio Luengo aporta una serie de recursos para superar día a día, batalla a batalla, el confinamiento, la incertidumbre y el miedo ante el coronavirus.
“¿Cómo superar la ansiedad y los miedos ante la enfermedad? Busquemos informaciones positivas, cambiemos de actividad e iniciemos una conversación. Busquemos cosas que nos transporten a otros momentos en los que el estado de ánimo ha sido fantástico. Así es como luchamos contra la ansiedad, con pensamientos que confrontan claramente ese miedo a esa sensación de inseguridad e incertidumbre”, señala el experto. Propone que afrontemos el confinamiento desde tres ámbitos: los pensamientos, las emociones y las acciones que llevamos a cabo para cuidar la salud mental tanto propia como de nuestros seres queridos y amigos.

José Antonio Luengo es psicólogo, profesor, experto en acoso escolar y autor de ‘El Jardín de los abrazos’. En la actualidad forma parte de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, que ha puesto en marcha una red de psicólogos voluntarios que ofrecen asistencia virtual y apoyo psicológico a las familias que han perdido a un ser querido por COVID-19 y no han podido despedirse ni procesar el duelo.

Servicio de ayuda a las familias afectadas por COVID-19: ayudaduelocopm@cop.es


Transcripción

00:02
José Antonio Luengo. Hola, me llamo José Antonio Luengo. Soy psicólogo y estoy hablando con vosotros desde Madrid. Ya sabéis, que en Aprendemos Juntos hablamos de muchas cosas. Hemos hablado de temas relacionados con la educación, de temas relacionados con la vida de las personas, pero hoy en día, no se nos escapa. Nos enfrentamos a un reto tremendo, dramático incluso. Y quisiera compartir con vosotros una serie de claves en relación a cómo vivir y convivir con esta crisis que estamos viviendo para enfrentar y confrontar el proceso, la pandemia del coronavirus.

00:44
José Antonio Luengo. Nosotros hemos detallado, en modo de decálogo, una serie de claves para llevar bien esta cuarentena o este confinamiento. Pero permíteme que lo resuma en tres grandes ámbitos, en tres grandes bloques. Por un lado, está el tema de los pensamientos, el ámbito de las cogniciones. ¿Qué pensamos? ¿Qué cosas se nos pasan por la cabeza? No es lo mismo que pensemos que estamos en una situación horrorosa, que no nos la merecemos, que aquí se ha equivocado todo el mundo, que qué va a pasar, que yo me quiero revelar ante esta situación. No es lo mismo que pensemos eso, que pensemos: “Bueno, han podido pasar cosas que, a lo mejor no estaban bien, pero ahora, ¿cuál es nuestra responsabilidad? ¿Qué nos están pidiendo las autoridades sanitarias? ¿Qué nos están pidiendo nuestros médicos, facultativos, nuestras enfermeras, nuestros enfermeros? ¿Qué nos están pidiendo?”. Pues que nos quedemos en casa, que seamos responsables. Por lo tanto, tenemos que pensar que estamos haciendo lo correcto, que estamos siendo buenos ciudadanos y ciudadanas, que estamos siendo responsables, que estamos haciendo lo que tenemos que hacer para vencer entre todos a este virus. El tema de los pensamientos es especialmente importante y es especialmente importante que los comentemos y que los transmitamos en una conversación las veces que sean necesarias, las veces que hagan falta mientras charlamos y compartimos y departimos con la gente con la que convivimos y con la que hablamos por teléfono también.

02:08
José Antonio Luengo. Un segundo ámbito es el tema de las emociones, de los sentimientos. Todos sabemos que podemos pensar cosas pero luego está el tema de cómo nos sentimos. Bueno, pues es especialmente importante que saquemos nuestra mejor sonrisa, nuestra mayor y mejor amabilidad, nuestra afectividad, nuestro cariño y nuestra ternura, como si lo sacáramos de una caja de tesoros, porque en estos días van a ser herramientas fundamentales para ser pacientes, para entender los malos momentos de otras personas, para que otras personas con las que convivimos entiendan que tengo derecho a tener un mal día también. Y es bueno que planifiquemos cómo vamos a responder cuando esas cosas pasan. Cómo vamos a respetar al otro, cómo le vamos a comprender. Cómo no le vamos a decir, por ejemplo: “no te pongas nervioso” o “estate tranquilo, que sabemos que no arregla nada, sino más bien al contrario”. Preparar estas cosas es como si calentáramos antes de hacer un ejercicio. Y por último está el tema de las  rutinas y de los comportamientos. Por supuesto, tendremos que hacer cosas. Nosotros damos un consejo que es muy sencillo. Si tenemos chicos en casa, chicos que saben escribir, chicos de unos cuatro, cinco, seis, siete, ocho, diez años, pero que, si no saben escribir, saben hablar, saben dialogar, saben tomar decisiones, digámosles: “Venga, vosotros vais a ser los responsables de cómo organizar la casa, de qué rutina vamos a tener, qué cosas vamos a hacer. Qué cosas vamos a hacer juntos: algo de deporte, algún juego con la videoconsola, vamos a cocinar juntos en alguna ocasión. Qué cosas vamos a hacer solos: escuchar música, leer…

03:45
José Antonio Luengo. Nosotros queremos, sobre todo, deciros algo especialmente importante. Tenemos que intentar que no se nos haga más largo de lo que ya es, y por lo tanto tenemos que intentar ir día a día. Tenemos que intentar pensar en qué hacemos hoy y mañana, qué vamos a hacer mañana. No pensar en dentro de 15 días o en dentro de 20, porque si no, se nos va a hacer muy largo. Una última cosa que quería decir, que es un lazo de todo esto: cuidemos a nuestros mayores y personas desfavorecidas que conozcamos especialmente. Llamémosles. Personas que pueden ser familiares nuestros, pero no siempre. Llamemos a estas personas, conectemos con ellas, que nos vean la cara, intentemos siempre que podamos utilizar la videollamada. Creemos redes de comunicación. Si cada persona se comunica con 30 o 35 personas y con cierta frecuencia llama para ver cómo estamos y demás, imaginad la cantidad de conexiones que se van a producir, donde se hace un estallido de emociones positivas. Por ahí tienen que ir las cosas.

04:47
José Antonio Luengo. Hay una pregunta que me hace Marta, hace nada, hace dos horas, que tiene que ver con que esto parece que va a ir más allá. Nosotros, en este caso, aconsejamos sobre todo esta especie de mantra futbolístico de ir partido a partido. No pensar en la meta, no pensar en cuántos días, si no ir día a día. Ir planificando día a día las acciones, las rutinas, los comportamientos que vamos a desarrollar. Yo no soy muy partidario, por ejemplo, de que pongamos un calendario y de que vayamos tachando días, porque permanentemente vas a estar viendo la cantidad de días que te quedan. Es mejor ir día a día, planificando esta serie de acciones de una manera disciplinada, con flexibilidad, pero disciplinada. Julio de Ponferrada me llamaba el otro día sobre cómo responder al miedo y a la incertidumbre que provocan las informaciones, las cifras, las perspectivas. También son muchas las preguntas que llegan en este sentido. Aquí, el sentido común manda. ¿Tienes que informarte? Sí, pero infórmate lo justo. Permanecer mucho tiempo ante el televisor… La culpa no la tienen los medios de comunicación, ellos están haciendo lo que tienen que hacer. Ellos están informando y están dando alternativas y opiniones y sale mucha gente sensata hablando. Pero tenemos que cuidar, no sobreinformarnos al respecto, porque esto, al final, acaba generando una suerte de estrés emocional, el cerebro echa humo y pensando simplemente que no hay alternativa, que esto va de mal en peor.

06:22
José Antonio Luengo. Normalmente, tendemos a concentrarnos más en la mala noticia que en la buena, porque también nos están dando buenas informaciones en relación a la gente que se está curando. Pero son tantos los datos que nos hablan de cómo se incrementa la curva de afectados y de fallecidos, que verdaderamente esto genera una ansiedad. No es exactamente esto de “ojos que no ven corazón que no siente”. No, porque yo te digo que los ojos tienen que ver y el corazón, sentir. Pero lo justo. Lo justo. Y por lo tanto, distraerte, buscar otros espacios de conocimiento, otro espacio de información que te permitan relajar y que te permitan vivir otras experiencias, tener otras ideas en la cabeza. Andrés, de Cantabria, me preguntaba cómo responder a la ansiedad y a los conflictos, que seguro, van a surgir en el confinamiento de los que conviven. La  ansiedad es un estado de inquietud e incertidumbre que se generaliza y que acaba produciendo una suerte de agobio. Agobio porque no te puedes mover, porque no puedes hacer, porque parece que no eres dueño de ti mismo. Parece como que te han encapsulado en un sitio y no puedes hacer nada, y efectivamente, esa sensación casi de ahogo psicológico, aunque también a veces físico, puede llegar a inundarte.

07:44
José Antonio Luengo. Ya lo he comentado antes, es especialmente importante que preparemos antes este terreno, que hablemos de qué vamos a hacer cuando nos encontremos esta situación. Puedes seleccionar música, por ejemplo relajante, que te permita ayudarte en estos momentos de tensión personal para tranquilizarte. Si hay que salir a por un producto básico, que seas tú el que salga en ese momento. Tenemos que buscar las posibilidades que tenemos para, sobre todo, cambiar nuestra mente y no entrar en bucle. Y en este sentido, las personas que estamos al lado tenemos que ser pacientes. Tenemos que utilizar mucho la expresión: “te entiendo, te comprendo, yo me pongo en tu lugar, pero no te quiero molestar. Tranquilo, te dejo, te dejo solo”. Tenemos que buscar sobre todo la capacidad empática de intentar llegar al otro cuando vive esta situación. Pero esto, si lo preparamos previamente, si decimos qué me gustaría a mí oír cuando me encuentro en esta situación, luego va a ser mucho más sencillo. ¿Cómo lo llevo yo? Tengo tres elementos que no paran. No paran de querer decirme que quieren salir a la calle y demás. Aquí es muy importante utilizar a los mayores para que contribuyan de alguna manera a seleccionar acciones y actividades que puedan ayudar a que los más pequeños puedan estar entretenidos.

09:13
José Antonio Luengo. Si son pequeños, entienden poco o mal que no pueden salir a la calle, pero tenemos que explicárselo. Tenemos que decirles que hay un virus, tenemos que explicarles esto. Nosotros, en el Colegio de la Psicología hemos editado un cuento sobre, precisamente, este fenómeno y cómo explicar a los niños esta circunstancia y cómo podemos convertirles casi en héroes que van a conseguir salvar esta situación. Lo importante es buscar la complicidad entre los hermanos. Mucha, mucha paciencia y sobretodo darles responsabilidades, darles actividades. Ellos se sienten bien cuando se sienten importantes y cuando llega el mal momento, en lugar de darles charlas y grandes conversaciones, sentarnos a su lado, abrazarles, buscar un cuento para poder cambiar de actividad mental, de pensamiento, de ideas, etcétera.

10:16
José Antonio Luengo. Carolina me preguntaba: “Tengo una niña de cinco años que es muy miedosa, que ahora quiere estar conmigo permanentemente. Entre que salimos poco y que la niña está todo el día pegada a mi cuello, la verdad es que no sé muy bien qué decirle”. Antes he hablado de la importancia de los cuentos, hay muchos cuentos. En la red podemos encontrar cuentos que hablan de cómo afrontar el miedo con los niños. Los cuentos, cuando se los transmitimos a los niños, no solo provocan la generación de un mundo de fantasía, sino que provocan un estado de calma. Es un momento especialmente ideal en el que nosotros respondemos con calma, con tranquilidad, con sosiego, con diálogo, con imágenes, con abrazos, a un momento de pánico. Es especialmente importante buscar las muchas posibilidades que podemos encontrar en la red. Tenemos también, además, no solo textos escritos, sino que tenemos también pequeños vídeos que nos van a ayudar mucho en este sentido. Pero ante el miedo, la respuesta es la calma, la tranquilidad, el abrazo. No hace falta hablar mucho. Hace falta transmitir tranquilidad y calma.

11:28
José Antonio Luengo. ¿Cómo superar la ansiedad y los miedos ante la enfermedad? Pero los míos, porque no los de los niños. Busquemos informaciones positivas, cambiemos de actividad e iniciemos una conversación. Busquemos cosas que nos transporten a otros momentos en los que el estado de ánimo ha sido fantástico. En algún momento de vacaciones especialmente singular, que es algo mágico para mí o para las personas que lo hemos vivido. Cambiar de actividad. En el fondo lo que hacemos cuando entramos en un cuadro de ansiedad es como cuando cogemos un folio, hacemos una especie de catalejo y miramos. Entramos en lo que llamamos la visión de túnel, que es que vemos solo una parte muy pequeñita de la realidad y cuanto más lo apretamos, más estrecha esa visión. Lo que tenemos que hacer es abrir ese angular para que veamos la cantidad de cosas positivas que hay a nuestro alrededor. La gente que está a nuestro alrededor, las cosas que hacemos, las cosas que vamos a hacer dentro de mes y medio o dos meses, dónde vamos a poder estar de vacaciones este verano. Los abrazos que me voy a dar con mis compañeros de trabajo cuando vuelva a verles. El beso que voy a dar a mis padres cuando pueda tener esa oportunidad. Así es como luchamos contra la ansiedad, con pensamientos que confrontan claramente ese miedo a esa sensación de inseguridad e incertidumbre.

12:58
José Antonio Luengo. Bueno, a veces es inevitable que nuestros hijos escuchen las noticias, mientras nosotros las estamos viendo y escuchando también, y pueden llegar a asustarse. Dependiendo de la edad, por supuesto, lo que tenemos que hacer es ser muy disciplinados en este sentido y ser muy responsables. Por eso tenemos que elegir bien qué noticias vamos a escuchar. Por lo tanto, si nosotros aprovechamos las noticias que queremos, le damos la cobertura de tiempo y de espacio adecuado y luego dedicamos un tiempo a explicar brevemente las dudas que tienen, probablemente estemos acertando. Es lógico que podamos sentir estrés o ansiedad o preocupación o inquietud por no poder relacionarnos con nuestros mayores, a los que normalmente no tenemos en casa. Podemos comunicarnos con ellos más de lo que lo hacemos ordinariamente. Buscar la fórmula, en la medida de lo posible, de la videollamada, que nos permite ver el rostro. Esto da mucha calma cuando ellos nos pueden ver y nosotros podemos verles a ellos. Pero podemos hacer cosas que pueden parecer un poco de película, pero que son extremadamente bellas. Escribamos, escribamos cosas, escribámosles frases, escribamos recuerdos de nuestra vida con ellos y esperemos ese momento en que les podamos dar esas cosas escritas. Grabemos algún video de nuestros hijos, nuestro mismo, hablando de ellos, de lo que les queremos y un día, dentro de nada, se lo vamos a enseñar. Sintamos que estamos haciendo en ese momento lo que podemos hacer.