“La danza me cambió la vida”

Elisa Carillo. Detrás de estas zapatillas hay una gran historia. Muchos años de trabajo, de disciplina, pero sobre todo de mucho amor y mucha pasión. Y es lo que quiero contarles el día de hoy. Me llamo Elisa Carrillo, soy mexicana. Nací en el Estado de México, en el municipio de Texcoco. Y mi carrera como bailarina, ahora soy primera bailarina de la Ópera de Berlín, comenzó a muy corta edad. A los cinco años descubrí el mundo de la danza y ha sido un viaje maravilloso. Todo comenzó como una niña que hace algo porque simplemente le gusta. Descubrí esto por mis padres, que me dieron la oportunidad de tomar clases de balé. Y a esa edad ellos solo veían que me encantaba moverme, que me encantaba presentarles algo en casa. Simplemente era como una necesidad que veían dentro de mí de poder expresarme. Me encantaba sentir la música. Y sin darme cuenta de lo que podía pasar en mi vida, conocí este maravilloso mundo. Sin saber lo que podía pasar, sin saber la fuerza que tiene la danza, sin saber lo mucho que me podía transformar.

A los ocho años entré a la Escuela Nacional de Danza Clásica del Instituto Nacional de Bellas Artes. Y después de varios años de estar estudiando la carrera como bailarina y de pasar momentos bellos, momentos tristes, momentos de mucha enseñanza, llega la oportunidad de poder volar. Recibo una beca para irme a estudiar a Londres, Inglaterra. Y, sin pensar lo que significaba, simplemente seguí lo que decía mi corazón, que era tomar ese avión y comenzar un viaje que, de hecho, me trajo hasta donde estoy aquí, hasta donde estoy con ustedes. Ha sido un viaje maravilloso. Dejé México, llegué a otro país, a otro continente, con otras tradiciones. Comencé mi vida sola, a corta edad, a descubrir, a seguir trabajando en el mundo de la danza, pero también a descubrir lo que era hacer tu vida y no tener a nadie a tu alrededor. Pero era una aventura que yo no me quería perder. Y el momento en que decido dejar a mi país y sobre todo a mi familia y a mis seres queridos fue algo que me ha marcado mucho. Pero creo que fue el momento e que, como ser humano, te das cuenta de que hay una pasión tan grande dentro de tu corazón que es muy fuerte y te ayuda a romper barreras y a sacar fuerza para luchar por ese sueño.

Ahora que pienso, era muy chica para saber lo que iba a pasar dentro de mí, pero fue esa necesidad, esa pasión, esa fuerza, la que me empujó a quedarme y a luchar dentro de todo lo que enfrentaba, sin tener la idea de qué podía pasar. Después de estar en Londres, recibo la oportunidad de trabajar en Alemania por primera vez. A los dieciocho años me contratan en el Ballet de Stuttgart, una compañía que era para mí un sueño que jamás me pude imaginar. Y comienza un viaje maravilloso, un viaje en el que aprendí muchísimas cosas, no solo idiomas, sino también todo lo que significa realizarte como ser humano, como mujer, empezar a construir tu vida, a luchar por tus sueños, a pasar momentos muy difíciles donde de repente no sabes hacia dónde ir, cómo hacerle. Y después de varios años de estar en ese lugar en Alemania, donde tuve momentos bellísimos, pero también momentos en que me caí y tuve que aprender a levantarme, logro llegar a Berlín. Y cambiar de ciudad, cambiar de compañía, no fue nada fácil, pero ese sueño de lograr ser una bailarina y pisar grandes escenarios del mundo era muy fuerte y siempre me ayudó a continuar.

Pasaron muchos años desde que me fui de México. Llevo más de la mitad de mi vida fuera. Y después de mucho trabajo y de mucho esfuerzo, logro el sueño de volverme primera bailarina, lo cual siempre estuvo en mi mente, pero creo que a veces uno sueña cosas y ni siquiera sabe si se van a realizar. Ese sueño estaba ahí presente, pero creo que toda la enseñanza que tuve durante esos años, el viaje, el entrenamiento día a día, las presentaciones… Todo lo que se me iba dando durante esos años me hizo tan feliz en todos los sentidos que creo que el momento de llegar a ser primera bailarina era algo que yo veía tan lejano… Porque para mí la experiencia de ya estar en esos escenarios, de estar viviendo lo que tanto soñaba, era ya el logro de ese sueño. Digamos que esa categoría para mí… En algún momento pensé que no iba a llegar, porque para mí ya estar viviendo todo esto era suficiente. Era algo muy grande, más de lo que me pude haber imaginado. Pero llegó ese día, nunca lo voy a olvidar. Fue un día muy, muy importante para mí y para mis seres queridos, para mi México que tanto amo. Porque creo que algo que me ha dado mucha fuerza y me ha ayudado a realizarme también es saber de dónde vengo.

Ser de otro lugar me ha ayudado a sobresalir. Y esas raíces tan fuertes y tan marcadas que tengo me han ayudado a poder tener muy claro qué es lo más importante en mi vida. Creo que toda la experiencia que he tenido en mi país la tengo muy marcada y soy alguien que ama su México muchísimo, lo amo. Los recuerdos que he vivido en mi país me han dado mucha fuerza para tener claro qué es lo que quiero, a tener también muy claro de dónde vengo y quién soy, porque después de tantos años lejos, a veces te puede pasar eso, que sientes que no sabes de dónde vienes. Y para mí ha sido algo que, gracias al amor y al apoyo de mi familia y mis seres queridos, he tenido muy claro, lo he tenido muy presente y lo siento realmente en mi corazón. Después de que llego a ser primera bailarina, vienen muchas cosas. A veces creo que pensamos que cuando uno llega a lograr el sueño ya todo es bello y todo es maravilloso. Y sí, es bello, pero hay un gran trabajo detrás. Y entonces empieza una labor aún más grande, más responsabilidad, más presión, más dedicación, más deseo de mejorar, de hacer mejor tu trabajo, de poder disfrutar cada día.

Y surge ese deseo también de, no solo disfrutar ese momento, sino también de «¿Qué puedo hacer?». ¿Qué puedo hacer para compartir lo que estoy viviendo? Ya siendo primera bailarina se da la oportunidad de volver a mi país, de poder presentarme, de llevar este arte tan bello al público de México y, con todo lo que estoy viviendo, lograr poner un granito de arena para cambiar las cosas que creo que en el mundo nos hacen falta. Llegar a la parte más profunda del ser humano, al corazón. Porque el arte a mí me ha cambiado la vida y creo que es algo que no debemos olvidar como seres humanos. Ahora estoy disfrutando de mi carrera. La danza también me llevó a conocer al amor de mi vida, a sentirme querida, a poder descubrir otras tradiciones, a ser madre y a sentirme feliz por esta oportunidad que estoy teniendo de comenzar un sueño y de poder estar aquí con ustedes. Justamente todo eso viene en estas zapatillas que en algún momento eran muy pequeñas. En algún momento yo misma en la escuela quería pararme en puntas, y con mis amigas nos poníamos papel, cartón, lo que se pudiera para tener esa sensación de subirte a las zapatillas y de saber qué era ser una bailarina.

Ahora lo tengo muy claro. Ahora sé todo lo que implica: todos los años, el esfuerzo, el amor, las lágrimas, que implican ponerte unas zapatillas y pisar un escenario. Estoy feliz de poder estar aquí con ustedes y compartirles esa parte de una carrera maravillosa que muchas veces la gente no conoce porque ven lo bello de la danza. Ven, digamos, lo que todos queremos ver, la fuerza que tienen la danza y el arte de transformarnos. Pero detrás de todo eso también hay muchos momentos difíciles que al final se vuelven bellos porque te hacen un ser humano más fuerte y te hacen disfrutar los momentos mágicos que se dan en el escenario y que al final son esos momentos en la vida los que creo que nos hacen felices como seres humanos. Todos trabajamos, todos dedicamos nuestro tiempo y, al final, son segundos o momentos de felicidad los que hacen que la vida tome mucho sentido. Y por eso quería compartirles la historia un poco de estas zapatillas. Y lo que ustedes gusten saber, estoy feliz de poder compartírselo.

Nadia. Hola, Elisa, me llamo Nadia y admiro muchísimo tu historia. No conozco mucho sobre la danza. ¿Qué le dirías a alguien como yo para transmitir tu pasión por este arte y animarle a conocer más sobre ella?

Elisa Carrillo. Gracias por tu pregunta, Nadia. Bueno, creo que, antes que nada, hay que probar, hay que conocer. Creo que el arte es algo que todos… Está abierto para cualquier persona. Y a veces tenemos ideas de que a lo mejor la danza no nos gusta o no te sientes cercano. Pero la danza no es… En este sentido, yo soy bailarina de balé clásico, pero también la danza ha cambiado. Ahora también tenemos que bailar contemporáneo, todos los estilos. Digamos que hay muchos colores de la danza. Te puedo decir que la danza llega a lo más profundo del ser humano. Desde que nacemos, nos movemos, tenemos una necesidad de expresarnos. Cuando estamos felices, queremos bailar y movernos. Es la forma en que el ser humano se expresa. Yo te puedo decir que a veces es importante tomar la decisión de acudir a un teatro, a un concierto, a una exposición y tratar de abrir tu mente y tu corazón para recibir lo que te pueden dar. Hay cosas que a veces uno a lo mejor… Yo he escuchado miles de veces: «Es que es aburrido, es que no… Un tutú…». La danza tiene miles de colores y tiene muchas maneras de expresarse. Cuando tú vas a un teatro se abre un mundo completamente diferente.

Antes que nada, estás en un momento donde, por un par de horas, estás concentrada en ver ese mundo de fantasía, dependiendo de la presentación que vas a ver, pero estás completamente enfocada en eso. Siempre hay música bella o música que acompaña a las coreografías y diferentes… La escenografía… Es viajar a otro mundo, es entrar en algo que no conoces y es una manera maravillosa de conocer otra manera de sentirnos. O sea, te puedo decir que creo que, en el futuro, con toda la tecnología y todo lo que está pasando ahora, habrá cosas que tal vez de repente vas a tener máquinas haciendo. Pero todo lo que viene del ser humano, todas las artes, cosas que se pueden hacer solo con nuestras manos, con nuestro cuerpo, con nuestra mente, con nuestras ideas, son cosas que van a ser únicas. Aunque en algunos años tengas un robot en el escenario, nunca va a ser lo que puede crear un ser humano con su cuerpo. Entonces, yo te invito a que te des esa oportunidad de acudir a diferentes estilos. A lo mejor tú vas al balé clásico y no te gusta, pero de repente la danza contemporánea te puede ofrecer algo que nunca has sentido. ¿Por qué? Porque el conjunto de música con el movimiento del cuerpo puede hacerte vibrar. Yo te recomendaría tal vez, para comenzar, dentro de las grandes compañías de ballet que hay en todo el mundo, buscar alguna de las presentaciones de los grandes clásicos como «El Lago de los cisnes», «La Bella Durmiente», «Don Quijote».

Son grandes ballets donde puedes ver el virtuosismo de los bailarines, donde hay una historia, y porque son de los clásicos con música de grandes compositores que te pueden llevar a conocer uno de esos balés con tanta historia y tan reconocidos mundialmente. Y bueno, también te recomiendo que te acerques a buscar funciones con danza contemporánea. Ahora existen tantos coreógrafos con trabajos maravillosos… Nacho Duato hizo tantos trabajos, es uno de los coreógrafos más reconocidos, al que yo también admiro y soy feliz de trabajar con él. Tiene trabajos muy lindos. En Italia, en Alemania, en todos los países, hay gente muy reconocida. Entonces, busca esa mezcla de danza contemporánea, porque ahora eso te puede ayudar a ver otro estilo también en que los bailarines se mueven. Tenemos que ser versátiles, tenemos que movernos tanto en algo muy clásico como «El lago de los cisnes», como en algo completamente contemporáneo. Y yo creo que eso te va a ayudar también a reconocer qué estilo se acerca más, te puede transformar o te puede hacer feliz al mirar.

Lucero. Hola, Elisa, mucho gusto. Mi nombre es Lucero, me gusta el balé y admiro demasiado tu trabajo. Entonces, yo quería preguntarte: a través de tu carrera, ¿qué has aprendido gracias a la danza?

Elisa Carillo. Hola, Lucero. Puedo decirte que gracias a la danza he aprendido quién soy. He aprendido miles de cosas desde muy corta edad, sobre todo a tener disciplina. Creo que es algo muy importante como enseñanza de vida: perseverancia, disciplina, entrega. Desde muy corta edad, al quedarme sola en otro país tuve que aprender a ser dueña de lo que tengo que hacer, a tener esa fuerza de todos los días, pase lo que pase, levantarte, ir a entrenar. Porque creo que, cuando tienes un sueño y tienes una meta clara, eso implica mucha dedicación. Y es un esfuerzo que tienes que hacer en cualquier carrera, no solo como bailarina. Cualquier profesión, cualquier sueño, implica mucho trabajo, muchas horas de pensar qué es lo que quieres hacer. Y creo que la danza es algo que desde pequeña me lo fue enseñando. Es una carrera que empieza a muy corta edad y que implica un trabajo diario. Y no solo físico, es toda la parte de pensar qué es lo que vas a hacer porque, claro, es algo que tiene mucho que ver con tus emociones. Entonces, a tener esa fuerza de cómo comenzar tu día, cómo organizarte, cómo poder tener ese acercamiento a tu cuerpo.

Creo que la danza me ha enseñado a conocer mi cuerpo al cien por ciento. Y también, de cierta manera, a ser fuerte físicamente. No me refiero al entrenamiento, sino a lo que uno puede hacer con su cuerpo, hasta te puedo decir que el dolor. Son cosas donde uno aprende a trabajar con dolores musculares. Son cosas que uno aprende y son cosas que en la vida te vuelven más fuerte. Son tantas… He aprendido otros idiomas, he aprendido a comunicarme con personas de diferentes partes del mundo. Y creo que algo de lo más importante es que me ha ayudado a ver que no importa dónde tú vayas, si haces lo que amas y eres dedicado, puedes ser feliz en cualquier lugar del mundo. Creo que es algo para mí que, al final de cuentas, es de las cosas más fuertes, ¿no? Porque para cualquier persona que deja su país siempre hay un momento de duda, de inseguridad, de que te sientes solo. Y creo que, cuando tienes una pasión por algo, te salen las fuerzas. Y eso me ha pasado con la danza, me ha ayudado a estar tan feliz haciendo lo que hago que me he adaptado. Creo que el poder de la adaptación es algo superimportante para… Podemos ser, como seres humanos, felices en cualquier lugar. Yo sé que hay diferentes circunstancias, pero creo que uno puede empezar una vida en cualquier lugar, mientras tenga inspiración y mientras tenga un sueño. Gracias.

Sofía. Hola, Elisa, mi nombre es Sofía y al igual que tú estoy persiguiendo mis sueños en lo que me gusta, que en mi caso es la música. Yo te admiro un montón y sé que eres un referente para muchas personas alrededor del mundo y también en México. Así que mi pregunta es: ¿cuál es el impacto de tu carrera para promover la danza en México?

Elisa Carrillo. Gracias. Gracias, Sofía. ¿Qué pasó conmigo hace trece o catorce años? Fue algo que siempre tuve en mente. Creo que en la vida es muy importante, o por lo menos yo lo siento así, lo pienso así, no solo recibir, sino dar. A mí me encanta dar. Yo soy más feliz dando, porque creo que es algo muy lindo cuando puedes compartir las cosas. Y con esa necesidad, ese sueño, ese deseo de poder compartir, me di cuenta de que podía hacer eso en mi país. Podía compartir la experiencia de vida y todo lo que estoy aprendiendo con nuevas generaciones. Porque vengo de un país maravilloso donde también hay muchos problemas, donde puedo decir también que hace muchos años la gente ni siquiera veía la danza clásica como una carrera profesional. Y todas las carreras de arte, algo que tenga que ver con arte, siempre se han visto como algo que no te puede dar un futuro. Y con esa necesidad y ese deseo de compartirles que sí, que puedes ser feliz, que puedes tener una carrera, puedes vivir amando el arte, era una de las metas que tenía y que sigo teniendo. Entonces, pensé: ¿qué puedo hacer para que la gente respete la danza? Para que también le den la oportunidad a sus hijos de que puedan estudiar algo que no es una carrera como lo típico que vas a la universidad.

Y tuve la oportunidad de llevar galas, de empezar a dar clases, de empezar a platicar y he tenido el apoyo para poder hacer que eso vaya creciendo. Tengo ahora una fundación, que la meta que tiene es promover la danza y el arte en mi país y en todo el mundo, pero sobre todo ahorita específicamente en México, porque es donde creo que lo necesitamos. Las jóvenes generaciones necesitan ver otras cosas en la vida. Tenemos un país maravilloso, pero también hay muchas cosas que a las nuevas generaciones no les permiten ver la luz. Y no ven el arte como otro tipo de vida, como otro camino para ser felices. Entonces, tengo una fundación y año tras año hacemos eventos, llevamos bailarines de otras partes del mundo, también invitamos a bailarines de otras partes de mi país. Y lo que quiero es que se vuelva como un puente para que haya un intercambio. También que la gente en el mundo sepa que en México existe el balé, que hay muchos bailarines que tienen la oportunidad de bailar y que ahora ya hay muchos mexicanos fuera de nuestro país poniendo el nombre de México en alto. Hay muchas posibilidades y mucho talento en el país, pero no han tenido la oportunidad. Entonces, es de las cosas que estoy haciendo con mi fundación. Mi esposo, quien también es primer bailarín y ama a mi país, y yo hemos luchado por varios años por lograr tener eso y poder año tras año darle un poco al público mexicano la oportunidad de conocer la danza, porque justamente es lo que creo que nos hace falta.

Entonces, esa es mi tarea, esa es mi labor, eso es lo que yo quiero lograr. Y creo que sí ha habido un cambio. Yo veo ahora, cuando vuelvo a México, cada día más interés. Cada día veo más padres de familia que acompañan a sus hijos. Y poco a poco, con el resultado que van viendo de mexicanos en el extranjero, en grandes compañías, la gente creo que sí ha empezado a ver la danza como una opción de vida, como una carrera. Entonces, poco a poco estoy trabajando en eso y espero que cada vez podamos lograr que la gente vea el arte de otra manera. Gracias.

Carolina. Hola, Elisa, soy Carolina y, al igual que tú, soy una mujer migrante. Sorpresivamente y afortunadamente, han llegado a mí referentes, y sorpresivamente han sido otras mujeres también mexicanas, que me han inspirado y que han cambiado un poco mi vida. A mí me gustaría saber quiénes han sido esos referentes y qué te han motivado… ¿Cuál ha sido esa inspiración que te han dado?

Elisa Carrillo. Bueno, antes que nada, creo que mi motivación ha sido el público porque es lo que siempre he querido. Mi madre es doctora y ella cura a sus pacientes. Y creo que nosotros, los artistas, los bailarines, tenemos que curarle el alma al público. Esa es mi labor. Y cuando he tenido a personas en el público que llegan y me dicen: «Yo nunca había visto algo así y me cambió la vida. Ahora entiendo el sentido de muchas cosas. Ahora, durante estas horas que estuve en el teatro, pude volar, me olvidé de todo». Eso me motiva, me motiva a seguir trabajando, me motiva a seguir luchando por hacer bien las cosas, pero también por lograr que todo este mundo que me ha cambiado la vida pueda ser parte de otros seres humanos. Creo que algo también importante es aprender e inspirarte de tus propios compañeros, de todas las personas que te acompañan. No me gusta decir el nombre de una persona o dos, porque creo que durante todas las diferentes etapas de mi vida he tenido a personas que me han apoyado y que me han motivado, que me han enseñado a seguir luchando. Claro que siempre detrás está la familia, tus seres queridos.

Ahora que soy madre, tengo esa motivación de hacerlo también por mi hija, de trabajar por ella, de ser un buen ejemplo. Pero al final de cuentas es todo… Cuando me pongo a pensar en mi carrera, es por el público, es por ustedes, es por la gente que nos va a ver, es por la gente que busca el arte como una manera también de vivir la vida, de disfrutarla. Entonces, creo que al final de cuentas no hay nada mejor que cuando uno acaba una presentación y la gente te aplaude y sientes el reconocimiento por lo que hiciste, que son meses y horas y semanas y mucho esfuerzo detrás… Te das cuenta de que vale la pena. Y eso mismo te motiva, después de todo lo que pasa, a empezar al día siguiente desde cero y a prepararte para lo que sigue y también a pensar en crecer y en mejorar.

Ana. Hola, ¿qué tal, Elisa? Mi pregunta es: ¿cómo podemos usar la danza para fomentar la diversidad y la inclusión?

Elisa Carrillo. Hola, Ana. Bueno, la danza es para todos. Creo que algo maravilloso de todas las expresiones artísticas es que todos los seres humanos somos bienvenidos y podemos expresarnos como lo deseamos. Yo misma te puedo decir que cuando llegué de México yo me sentía diferente. Me sentía insegura porque no sentía que era la bailarina que todo mundo tenía en mente. Yo misma, viniendo de otro país donde el balé no era parte de nuestras tradiciones, con otro tono de piel, con otros rasgos que no eran los típicos rasgos de una bailarina en los grandes videos, en aquella época yo veía videos de las grandes compañías del mundo… Pero con los años me di cuenta de que ser diferente era algo muy importante, me ayudó a sobresalir. Y ahora cada día me doy más cuenta de lo importante que es la diversidad. En nuestro mundo, todo mundo es bienvenido. La danza también transforma a los seres humanos de muchas maneras. También digamos que hay gente que tiene problemas físicos… De muchos tipos. La danza es medicina.

Entonces, creo que de cualquier manera la danza nos permite aceptar a cualquier ser humano. Y justamente la riqueza de cada ser humano, su personalidad, su forma de ser, lo que sienten, lo que aman, lo que sueñan, es algo que simplemente enriquece el mundo de la danza y del arte. Porque cada ser humano es único, nadie es igual al otro. Y claro que tenemos tal vez la meta de alcanzar ser como tal persona, pero al final de cuentas siempre vas a ser tú. Y tú tienes que buscar qué es lo importante o cuál es tu propia magia para sacarla, en el sentido de la danza, en el escenario o en el espectáculo donde estás. Y sí te puedo decir que es algo que yo amo de mi carrera, que está abierta para todos, que todos podemos expresarnos como queremos, todos somos bienvenidos y todos trabajamos para una misma causa, que es brindarle algo al público, brindarle algo a nuestra humanidad. Entonces, la danza y el arte es una manera maravillosa de darle la bienvenida a cualquier persona. Y creo que es algo que también nos debe importar, porque ahora es un tema que nos va a transformar como humanidad. Entonces, lo que tal vez la gente antes no veía en la danza y el poder que tiene ahora también va a tomar mucha fuerza, porque en nuestro mundo todos son bienvenidos y cualquier ser humano puede expresarse y disfrutar.

Y justamente es lo mismo que uno puede ver en una pintura de hace muchos años o en alguna escultura. Es una cosa histórica, es que cada persona por ser diferente le da un toque especial al mundo del arte y creo que es algo que nos da muchísima fuerza a los artistas. Gracias.

Lurdes. Hola, Elisa, mi nombre es Lurdes y soy estudiante. Y mi pregunta para ti es: ¿qué importancia le has dado tú a la educación en tu vida?

Elisa Carrillo. Hola, Lurdes. Bueno, la educación es todo. Creo que desde que estamos chicos, todo lo que ha implicado la educación ha tenido una gran fuerza en mi vida hasta ahora. Desde que era pequeña, todo lo que aprendí de mis padres, todas las bases de mi vida, todo ese pilar que me ha ofrecido la educación, me ha dado todo para poder estar donde estoy. Creo que es algo que, desde que eres pequeño, tiene que ser parte de tu día a día. Es algo que necesitas como ser humano para crecer. Es algo que nos hace disfrutar la vida. Mientras más sabes, mientras más descubres, mientras más puedes leer, mientras más puedes preguntar y descubrir, eres un ser humano más rico. Rico en el sentido de conocimiento, rico en el sentido de que puedes ver la belleza que tiene la vida. Creo que mientras más conocimiento tenemos, más podemos darnos cuenta de lo maravillosa que es la vida. Para mí siempre ha sido muy importante también la parte de una bailarina. Te hablo ahora como mi profesión. No implica nada más pararte en un escenario y utilizar tu cuerpo para hacer que se vea algo lindo, figuras. Implica toda la parte también de educarte. ¿Quién eres? ¿A quién estás representando? ¿Por qué estás ahí? ¿En qué época se hizo este balé? ¿Qué es lo que la persona quería expresar?

Es todo, tienes que tener conocimiento de todo, tienes que estar educado y saber qué es lo que implica lo que estás haciendo ahí. No es algo de nada más pasos, es algo que implica prepararte también psicológicamente para hacer algo. Toda la fuerza, todo el conocimiento que debes tener para poder pisar un escenario. Y eso es algo que vas aprendiendo con los años, te vas educando. Creo que muchas veces a la gente le importa saber si, como bailarín, te pones nervioso al pisar un escenario porque a veces piensan que ya es algo muy normal. Pero cada vez que pisas el escenario, digamos que… Hay nervios buenos y nervios malos. Yo digo nervios de emoción. ¿Por qué? Porque siempre tienes un público diferente que te está esperando y todos los días puede fallar algo porque eres un ser humano y porque a lo mejor hoy te duele la espalda y no puedes caminar bien o tienes una situación personal que no te permite estar al cien por ciento. Entonces, si tú tienes una educación desde pequeño y sabes cómo irte enriqueciendo, cómo llegar preparado al momento importante, ya sea como bailarina, como doctor, como arquitecto, creo que todo eso es una base muy fuerte para que tú después puedas hacer un buen trabajo. Entonces, mientras más conocimiento, mientras más preparado estás, eso te va a ayudar a dar un mejor resultado. Y al final de cuentas, como ser humano, te sientes mejor, te sientes satisfecho con lo que estás haciendo.

Recuerdo también mucho toda esa parte de la educación que uno recibe en su escuela, durante la carrera… He tenido maestros maravillosos que tal vez en el momento yo pensaba que eran malos o que te hacen sentir que no puedes hacer las cosas porque es parte de lo que ellos tienen que decir. En la danza, día a día te tienen que estar diciendo lo que está mal. Nosotros tenemos el espejo todo el día frente a nosotros y buscamos la perfección del movimiento. Entonces es una lucha continua con verte y con aceptarte y tratar de que día a día vayas mejorando y tienes siempre a algún maestro que está detrás recordándote lo que falló. Pero durante todos estos años de mi carrera, tanto en México como en Inglaterra, como en Alemania, he tenido maestros de diferentes partes del mundo y algo muy bello que siempre tengo es que al final te dicen: «Sal al escenario y simplemente sé tú, simplemente baila. Tú ya tienes todo dentro de ti, tú ya lo has ensayado miles de veces». Y es muy bello cuando un profesor te dice eso, porque creo que uno siempre quiere que las cosas se vean bien para que ellos te digan que está bien.

Pero al final ellos son parte también de tu equipo y ellos, cuando están sentados en el público, quieren que te salga bien todo porque lo hacemos para el público. Creo que esa es también una de las partes difíciles, que en cuanto se cierra el escenario, inmediatamente recibes las correcciones de lo que falló. Porque así es, se cierra y: «Esto no estuvo bien, esto no…». Pero tengo el bello recuerdo de un maestro que, en el momento en que se cerró el escenario, simplemente llegó y me dijo: «Estuvo maravilloso. Ya mañana será otro día y platicamos, ¿no?». Pero fue un momento de magia donde uno siente que logras las cosas y que todo estuvo precioso y me dejó vivir ese momento. Y al día siguiente como bailarín llegas y es de nuevo ponerte las zapatillas, practicar todo y lo que ayer te salió hoy no te sale y es empezar de nuevo. Pero tengo ese recuerdo bello de que en alguna de las ocasiones este maestro supo que, a pesar de las cosas que a lo mejor fallaron, porque en cada función puede fallar algo, me dejó vivir ese momento. Y fui muy feliz y ese día realmente sentí que todo lo que hemos deseado se logró.

Mujer 01. Hola, te quería agradecer porque se me ha erizado un montón de veces la piel y solo tengo ganas de irme a un parque a bailar ahora mismo. Pero, bueno, yo te quería preguntar: ¿cuál crees que es la importancia de las emociones en la danza?

Elisa Carrillo. Gracias por tu pregunta. Las emociones son todo, porque justamente es esa magia, es como esa electricidad que llega por tu cuerpo. Y es, digamos, lo que uno quiere, llegar al corazón de todos ustedes y mover algo. Y no es solo nuestro cuerpo o los pasos que estamos haciendo lo que puede hacer que ustedes sientan algo. Es el amor y la energía que le ponemos al movimiento. Algo maravilloso es que hay de repente un balé clásico que ya tiene una historia. Y simplemente es una historia bella de alegría, un cuento de hadas, donde simplemente uno puede ir y estar feliz y reírse y recordar momentos porque es un mundo de fantasía. Hay momentos donde vas al teatro, tienes que expresarles todo lo que sintió Julieta por su Romeo. Entonces, uno tiene que pensar… Yo personalmente me acerco a esos momentos de mi vida donde he amado a alguien, donde las cosas a lo mejor no se han dado y trato de sentirlo y expresarlo en el movimiento, pero siempre es por medio de la emoción de lo que tú sientes.

Hay días donde tienes que hacer un balé que no tiene historia, simplemente es movimiento. Entonces, yo ahí tengo que pensar en algo que me inspire para moverme. ¿Por qué levanto el brazo? ¿Por qué muevo la cabeza? Me acuerdo de algún momento bello de mi vida, me acuerdo algún momento triste, dependiendo de la música. Entonces todo tiene que ver con las emociones, porque es algo que viene de tu espíritu. Y no es solo movimiento, es lo bello de la danza. Es lo que justamente tú me dices, que te quieres ir a un parque porque te emocionas, porque sientes que quieres gritar o lo que sea. Y es lo que hacemos. Cuando estamos contentos, todos nos movemos muy rápido. Cuando estamos tristes, inmediatamente te cierras. Y es justamente lo que tenemos que hacer los bailarines: ponerle la emoción a ese movimiento. Y es maravilloso cómo tu cuerpo y tus músculos te ayudan a hacerlo. Es impresionante también la memoria muscular que tenemos. A veces pasan años y no se ha hecho algún balé y de repente escuchas una música y esa sensación… Es como cuando hueles algo y dices: «Me recuerda a cuando era niña». Creo que a todos nos pasa eso. Es lo mismo con nosotros de otra manera. ¿Por qué? Porque a veces escucho la música y te lo juro que me pasa eso. De repente mi cuerpo recuerda, mis músculos empiezan… Y digo: «Ay, aquí era así…». Y el movimiento de tu cuerpo es otro. O de repente es una música muy alegre y vas rápido. Entonces, todo está conectado con tu corazón.

Hay momentos difíciles también cuando personalmente no te encuentras bien y, como dicen en inglés, «the show must go on». Pase lo que pase, tienes que salir al escenario. Y son los momentos donde tienes que aprender a controlar tus emociones. Y llegas, te quitas tu ropa, y se queda Elisa, o quien sea la persona, se queda en tu camerino y sales al escenario y tienes que hacerlo por tu público. Tienes que buscar cómo inspirarte, cómo encontrar esa fuerza para pisar el escenario y hacer que el público lo disfrute. Entonces, es toda esa fuerza de controlar tus emociones también y aun así dar lo mejor de ti. Entonces, en la danza las emociones son muy importantes. Es, digamos, el hilo que lleva todo.

Mayra. Hola, Elisa, soy Mayra. Ya nos has hablado aquí mucho de esta disciplina. Sin ella no llega la ocasión. ¿Puedes ahondar un poco más al respecto y también comentarnos qué valores y qué actitudes han sido necesarios para llegar hasta donde estás ahora?

Elisa Carrillo. Gracias. Sí, realmente creo que la disciplina es algo básico para cualquier profesión. Los bailarines tenemos una carrera corta en el sentido de que termina la parte de estar en el escenario y después se abre otro mundo. Se abre otra etapa de tu carrera. Pero son carreras muy exigentes porque a muy corta edad tienes que empezar a decidir cuáles son las prioridades. Mucha gente me dice si no tuve una infancia, si me la pasé entrenando. Y yo sí tuve una infancia, la disfruté muchísimo, jugué, pero desde muy pequeña tuve muy claro que había cosas que tenía que pasar para poder lograr otras que me hacían feliz, que eran mi sueño. Desde muy pequeña empecé a saber que tenía que ir a entrenar, que tal vez el fin de semana tenemos que ir a la escuela… Poco a poco empiezas a darte cuenta de lo que implica lograr algo. Y esa es una manera en que la danza me fue enseñando a atender eso y no porque era algo a lo que te obligan, es algo que tú misma vas entendiendo y, por lo menos conmigo, se volvió parte de mi estilo de vida.

Te vuelves… Sabes muy claramente que necesitas hacer esto para llegar acá. Hay muchas cosas que pasan durante tu carrera. Tienes que dedicarte al cien por ciento a toda la preparación mental que necesitas para estar en esta profesión, porque no es nada más… Creo que una de las partes más difíciles que tenemos es… Porque a veces nos ponemos límites y eso hace que… Más bien, siempre nos ponemos límites. Creo que hay que romper barreras para poder lograr las cosas. Y en una carrera como la danza, pisar el escenario tiene mucho que ver con el poder mental que puedes tener. Porque en el momento en el que estás parado en un escenario, estás desnudo frente al público, se ve todo. Se puede leer lo que tiene tu mente, tu corazón. La gente puede sentir eso desde que pisas el escenario. Entonces, tienes que tener la disciplina y la dedicación necesaria para poder controlar eso, para poder pararte en un escenario y no… Digamos que cuando uno llega al escenario la mitad de su trabajo se va. Porque ya está la iluminación, la música con otros tempos, el vestuario, los nervios de tu «partner», o sea, de tu pareja. Son tantas cosas las que pueden cambiar en el momento de pisar el escenario.

Entonces, si tú no has tenido esa disciplina, esa dedicación, esa constancia en lo que tienes que hacer, puede llegar que ese momento eche a perder todo. Creo que es una de las cosas que también… El entrenamiento que tenemos todo el tiempo no es nada más… Hay gente que me pregunta: «Pero si bailaste ayer, ¿por qué tienes que ir a entrenar hoy? O sea, pero lo acaban de bailar». Pero es como… Es tu cuerpo. Entonces, es lo que les comento de que hoy te sale y mañana no te sale. Y hoy no dormiste bien y se te olvidan los pasos. Es una cuestión de tener conciencia de lo que estás haciendo, de realmente entregarte al cien por ciento. Y creo que toda esa parte de la disciplina y la perseverancia te pueden ayudar a lograr las metas que te pongas. Ahora también… Toda la disciplina de cómo cuidarte tú también, de mantener tu cuerpo sano. ¿Qué es lo que tengo que hacer? Porque no solo las horas de tu entrenamiento son suficientes para lograr las cosas, siempre hay que hacer un poquito más, un extra. Yo creo que eso en la vida nos ayuda. No solo hacer lo que es necesario, tengo que hacer algo más para ver un cambio. Porque creo que eso también te puede ayudar a sobresalir, ese extra que tú mismo te vas exigiendo. A veces creo que pensamos que llegamos a un límite y no se puede más. Siempre hay un poquito más que puedes hacer, un esfuerzo más.

Siempre hay una dedicación que tiene que venir de lo más profundo de su ser, de lo que implica. Digamos, si hoy… Si no entrené dos días, es lógico que el día que vuelva al teatro me va a costar muchísimo trabajo. Entonces, yo misma tengo conciencia de que es mejor ir todos los días un poquito y estar tranquila. Es como… Tú misma te vas programando a hacerlo. Entonces, creo que todo eso lo he aprendido con los años y es una parte de las que yo misma me exijo. Yo misma sé cuál es la prioridad y sé que si quiero tener un buen nivel, si quiero tener una presentación donde pueda estar tranquila y disfrutar lo que hago, que al final es el objetivo, que ustedes disfruten… Pero, si yo no lo disfruto, ustedes nunca lo van a sentir. Entonces, creo que eso es… Quieres llegar a tener ese punto donde sientas unos segundos de, digamos… La danza te puede dar tanta libertad… Si quieres llegar a alcanzar ese punto, tienes que trabajar mucho para poder lograr eso, porque al pisar un escenario siempre puede haber cosas que pueden fallar y que hacen que te desconcentres. Entonces, mientras más preparado, mientras más orden tengas en tu forma y en tu rutina de trabajo, creo que puedes hacer mucho más, tu función va a tener más calidad y esa disciplina y todo ese esfuerzo que hiciste se va a ver muy claramente en el espectáculo que vayas a hacer.

Brizna. Hola, Elisa, soy Brizna. Muy agradecida por todo lo que nos compartes. A mí me encanta bailar. Me ayuda a liberarme del estrés y a sentirme mucho mejor. ¿Nos puedes contar para ti cuáles son los beneficios de la danza y el baile?

Elisa Carrillo. Bueno, antes que nada, es lo mismo que te pasa a ti. Me encanta bailar y no solo balé. Me encanta bailar de todo. Me encanta. Soy feliz. Porque la gente piensa que, si hacemos balé, a lo mejor otras cosas no. A mí me encanta la música y es una de las maneras que tengo de relajarme siempre que tengo la oportunidad. La danza, en primera, también hace que me sienta libre. Es algo sano. He aprendido a conocer mi cuerpo, como les comenté, pero también a darme cuenta de lo importante que es el movimiento. Y creo que es algo que a todos los seres humanos nos hace falta. O sea, tener conciencia de lo que para tu cuerpo es importante. Digamos que toda esa alegría que sientes a la hora de moverte, a la hora de poder saltar, correr… Esa rutina de ejercicio que hacemos, para mí es algo que disfruto mucho y creo que la danza puede hacer lo mismo con cualquier persona, no importa la edad. Ahora hay clases de balé, pero también de danza general para cualquier persona y creo que tiene muchos beneficios. El movimiento es salud. El movimiento es algo que los seres humanos necesitamos. Y creo que con los años… Es como cuando una puerta no tiene aceite. Creo que es importante realmente invertir en tiempo para que tu cuerpo esté bien, para que te sientas bien, para que todo funcione de la manera correcta.

Creo que es algo que te puede ayudar a tener una vida sana. Y no me refiero solo a los bailarines que estamos en el escenario y que hacemos mucho ejercicio y que tenemos nuestra rutina, no. Creo que el ser humano en general lo necesita porque es parte de que funcionemos, de que estemos bien. Yo te puedo decir que cuando de repente he estado lastimada o por alguna razón no he podido entrenarme, no me siento bien. Y no es porque soy bailarina, sino porque a mí a veces el cuerpo me duele más cuando no hago nada. Creo que es algo que es como… Le pones aceite a algo y es mucho mejor. Es lo mismo con el cuerpo. Las personas que conozco que tienen la oportunidad de acercarse a tomar alguna clase de cualquier tipo de danza, después se sienten bien, es mucha alegría. Entonces, creo que es algo que todos debemos aprovechar, conocer tu cuerpo y darnos cuenta de que es sano. Es sano acercarnos al movimiento.

Gabriela. Hola, Elisa. Mi nombre es Gabriela. Estoy encantada escuchándote. Me dedico también al mundo de la danza y por lo mismo sé de todos los retos a los que nos enfrentamos en este maravilloso mundo. Y a mí me gustaría saber cuáles son los retos más difíciles a los que tú te has enfrentado en esta profesión respecto a tu imagen corporal, al peso, a la gestión del estrés, de la ansiedad, al perfeccionismo… Gracias.

Elisa Carrillo. Gracias. Bueno, todo eso es parte de la vida de una bailarina, su figura, porque al final estamos expuestos ante el público. Y creo que es también una de las cosas que mucha gente se pregunta: ¿Cómo comemos? ¿Cómo nos cuidamos? O me dicen: «Tú no comes nada, tú solo comes fruta o ensalada». Y creo que es algo que también es importante cambiar, la mente de las personas que ven el balé como una manera de… Algo que puede ser peligroso. Creo que es algo que… En mi caso, pasé por diferentes etapas de aprender cómo alimentarte. Pero lo más importante es que los bailarines profesionales somos atletas de alto rendimiento. Tenemos que alimentarnos de una manera sana, como creo que cualquier ser humano. Tienes que aprender, yo personalmente, a comer de todo, pero de una manera muy equilibrada. Te tienes que dar tus antojos. Cuando quieres algo, puedes. Pero siempre para mí ha sido muy importante el régimen que tienes de ejercicio, de cómo cuidas tu cuerpo. Es una combinación muy importante. Hay diferentes historias. Personalmente, sí hubo una etapa que para mí fue más difícil, en la pubertad, cuando tu cuerpo está cambiando. Y sí, hubo momentos de mucha inseguridad.

Y también puedo decir que es una de las cosas que hasta la fecha tengo que pensar, tu figura, porque es parte de lo que la profesión necesita. La danza necesita cuerpos bellos, pero cuerpos sanos. Tienes que ver cuerpos entrenados y creo que cada persona tiene su complexión, o sea, cada ser humano es diferente y cada quien tiene su belleza. Entonces lo que yo he aprendido en estos años es a buscar de qué manera tu cuerpo se puede ver bellísimo, así como eres, con tus rasgos, con tu forma de ser. Cómo puedes hacer una escultura de tu cuerpo, buscar cuál es tu mejor forma de verte o de sentirte. Creo que eso es muy importante, el cómo te sientes. El momento en que tú te aceptas y sabes: «A mí me gusta sentirme bien, estoy entrenada y me veo sana». Eso es lo importante. Ahora, en el balé, sí hay ciertas cosas que son necesarias porque no bailas sola, tienes siempre una pareja que también tiene que cargarte. Para los hombres es una profesión que también tiene muchos problemas con la espalda. Entonces, cómo aprender a cuidarme para estar sana, para verme bien, pero sin irme al otro lado, a algo que te pueda afectar. En algún momento en mi carrera creo que, como todas las bailarinas, pasamos por que no te quieres ver en el espejo porque sientes que no te ves bien.

Pero he tenido personas a mi alrededor que siempre han sido muy buenas guías y que me han enseñado a aprender a equilibrar la dieta. Y creo que muchas de las cosas han sido también que yo descubrí que para mí lo mejores es, en el caso de la comida, comer de todo muy balanceado y el ejercicio. Ahora, la parte también de la mente, de la inseguridad, es superimportante. Siendo primera bailarina también tengo hasta la fecha momentos de duda, momentos… Porque es parte de lo que implica esta carrera. Todos los días tienes al espejo que es tu amigo, pero también puede ser tu enemigo. Porque puedes ver algo que te gusta o simplemente creo que como seres humanos a veces nos levantamos y dices: «Ay, no. Hoy me veo muy mal». Y no te quieres ni ver. Pero cuando llegas y tienes que ver todo tu cuerpo o practicas y practicas y no te salen las cosas y no te gusta lo que ves… Yo personalmente, no veo mis videos. A mí no me gusta ver mis videos porque inmediatamente veo todo lo que está mal. Y creo que ha sido muy importante estar cercana a personas que también me han ayudado a tener los pies en la tierra y saber qué puede afectarme y qué no puede afectarme.

Cómo no irte por un camino equivocado y de repente hacer algo que para tu cuerpo no está bien. Pero he pasado por momentos de mucha duda y es parte de las exigencias: tener un cuerpo sano, no solo por mí y no solo para que se vea lindo en el escenario, sino también por la pareja con la que estoy bailando. Cómo tener ese respeto y cómo tener cuidado contigo misma y aceptar lo bello que tiene tu cuerpo y las cosas que tal vez para ti no son tan perfectas y que a lo mejor otras tienen. Pero entonces darte cuenta de que todos tenemos cosas buenas y cosas malas. Y claro, es una carrera que también implica energías a veces no muy positivas de otras personas, porque es una carrera corta relativamente y también donde todo mundo quiere ser la persona estelar. Y aunque llegues al punto más alto, siempre puede ver alguien a quien le dan un nuevo rol y a ti no. Entonces, ¿cómo tener la mente fuerte para que, si a ti no te escogen, no se te acabe el mundo? Yo he pasado por todas esas cosas donde un día te escogen, un día no te escogen, un día estás acá y al otro día no. Pero ¿cómo salir adelante de eso? Creo que es de las cosas que yo siempre he tenido o he querido tener claras, que la vida sube y baja. Y un día estás tal vez en la gloria para ti y al otro día todo se te cae.

Entonces, ¿cómo levantarte? Creo que es de las cosas que, para mí, durante todos esos años, me han costado también, porque estando sola… Ahora ya tengo a mi familia acá, mi esposo y mi hija son mi fuerza. Pero ¿cómo haces para estar sola y levantarte y llegar al día siguiente y volver a verte en el espejo? Todo eso te lo da… Yo creo que es el amor por lo que hago. No lo creo, estoy segura de que es eso. Porque si no amara lo que hago, habría cosas que no hubiera aguantado y no hubiera luchado más. Entonces, siempre creo que hay que buscar lo que más te inspira para decir: «Okay, me voy a levantar y voy a empezar un día más». Gracias.

Mujer 02. Hola, Elisa. Es increíble escucharte. Tu trayectoria es impecable, pero sin duda habrá coreografías que te han marcado a ti en tu trayectoria, tanto como ejecutante o quizá como espectadora. ¿Nos podrías compartir cuáles son esas coreografías?

Elisa Carrillo. Sí, bueno, es difícil decir cuáles, porque ha habido tantas y he trabajado o he tenido la oportunidad de bailar con tantos coreógrafos maravillosos con los que creo que ni siquiera me daba la oportunidad de soñar porque para mí eran muy lejanos, era imposible. Y se han logrado cosas que no me imaginé. Entonces, he tenido oportunidad de hacer cosas desde supercontemporáneas, descalza, a cosas muy clásicas. Creo que hay un balé, un rol que he interpretado de un balé, que es, puedo decir, uno de mis favoritos por todo el significado que tiene en mi vida y que ahora me doy cuenta de por qué. Es «Onegin», de John Cranko, un balé maravilloso. ¿Por qué ha sido tan importante y por qué siempre va a ser importante? Porque la primera vez que yo vi un trabajo de John Cranko fue en México, cuando tendría como catorce años, «Romeo y Julieta». Cuando vi ese balé me encantó porque yo no había visto muchos balés con una historia. No era… Claro, siempre con un cuento o algo, pero no una historia real de emociones, donde uno puede amar y tiene que sacar esa emoción en el escenario. Para mí «Romeo y Julieta» en esa época… También a esa edad, te enamoras… Entonces me impresionó.

Pero cuando a mí me invitan a audicionar en la compañía de Stuttgart y supe que John Cranko era el coreógrafo que estuvo en esa compañía, fue como… Me llamó mucho la atención. Cuando yo fui a audicionar a Stuttgart, tomé la clase y ese día me caí en la audición y no pude terminar la clase. Y yo pensé: «Bueno, ya se acabó esta oportunidad». Y el director me dijo: «Puedes regresar mañana. Descansa y regresa mañana». Y esa noche tenían «Onegin» con la compañía, que es uno de los grandes balés que esa compañía tiene como su repertorio. Y las grandes compañías del mundo tienen ese balé dentro de su repertorio también. Fui a la función esa noche, tenían a dos bailarines maravillosos haciendo las partes principales. Y cuando yo vi esa función, yo lo único que dije fue: «Nunca voy a entrar en esa compañía». Porque me impresionó, porque desde la primera bailarina hasta la última en el cuerpo de balé fueron maravillosas. Fue una función que realmente me hizo vibrar. Al día siguiente vuelvo a hacer la clase, me quedo en la compañía y empezó esa parte de mi carrera tan linda de entrar desde aprendiz a cuerpo de baile hasta llegar a ser solista. Y durante los años fui haciendo diferentes partes de ese balé, diferentes roles: de las amigas, el cuerpo de baile, todo.

Y un día mi mamá me fue a visitar y cuando íbamos pasando por el salón… Ella es la que me cuenta eso, yo lo recordé, pero ella es la que lo tenía muy claro. Pasamos por el salón y le dije: «Mami, hay que ir muy calladas porque están ensayando «Onegin»». Y le dije: «Y bailar Tatiana es uno de los sueños que he tenido desde que conozco este balé. Y ella me dijo: «Algún día lo vas a bailar». Y le dije: «Es que no es nada más bailarlo, es que, para tener la oportunidad, primero tengo que llegar a ser primera bailarina. Y ni siquiera eso me asegura que lo voy a bailar, porque a veces los coreógrafos no te ven interpretando cierto rol, no importa que seas primera bailarina». Y le dije: «Bueno, veremos». Fue como un sueño para mí. Y durante mi carrera hice otras partes de «Onegin». Cuando dejo el Ballet de Stuttgart y me voy a bailar a Berlín, yo pensé que ahí terminaba mi sueño de hacer «Onegin», porque llegué a hacer el segundo rol principal, que es Olga, pero me fui de la compañía de Stuttgart. Llego a Berlín y después de un par de años vuelve la producción a Berlín y había otras primeras bailarinas que ya lo hacían por muchos años. Y pensé de verdad que no iba a tener la oportunidad de hacerlo.

Pero viene a Berlín mi exdirector, Reid Anderson, hasta la fecha estamos en contacto y ha sido una maravillosa persona en mi carrera, y gracias a él tuve la oportunidad de comenzar mi carrera en Alemania. Y me puso en el elenco. Entonces, después de muchos meses de trabajo logré bailar Tatiana, que era para mí uno de los grandes roles de mi carrera. Y creo que es como un círculo de todo lo que he vivido: desde la primera vez que vi un balé de Cranko, llegó Stuttgart, viví muchas cosas, me voy ahí… Y a pesar de todo, después de muchos años, se logra eso. Entonces, tal vez un poco largo, pero esa es la historia de ese gran balé. Y porque además es la historia de una mujer que ama, que sufre. Creo que al final en la vida el amor es el que nos guía siempre y es una gran historia de amor. Por eso es que me ha marcado mucho. Algo que también creo que es importante decirles que la danza me ha dado es que me enseñó a descubrir cosas que yo pensé que no podía hacer. Cuando yo recibo la beca para irme a Inglaterra, yo no hablaba inglés y nunca lo quería aprender.

Cuando era niña, yo decía que no lo quería aprender porque tenía otras amigas que hablaban y de repente yo no les entendía. Y yo decía que me hacían de lado, digamos. Entonces, yo decía: «Yo no voy a aprender». Pero cuando llegó esta oportunidad, ni siquiera lo pensé. Dije: «Voy a un curso y aprendo y todo». Con los años tuve la oportunidad de aprender otros idiomas por necesidad. Y creo que justamente esas cosas que a veces uno como ser humano piensa que no eres capaz de hacer, la vida te las va mostrando. Cuando yo cambié también de compañía de Stuttgart a Berlín, se dio una serie de… No fue fácil el cambio. Porque yo estaba allá en mi zona de confort, donde tenía mi posición en Stuttgart, donde tenía a mis amigos, tenía mi familia. Finalmente tenía la sensación de que estaba en casa. Y llegó la oportunidad de irme a otra parte de Alemania, a una compañía más grande que me encantaba, pero yo pensé que todavía no era el momento. Nos fuimos con mi ahora esposo, en esa época estábamos a punto de casarnos, y me fui con mucho miedo porque inmediatamente me bloqueé y pensé que irme a una compañía más grande con personas que tenían…

Era otro repertorio, no el que yo siempre hacía y que me iba a salir de la zona de confort a la que estaba acostumbrada y no me iba a permitir lograr mi sueño. Y estaba muy insegura de hacerlo. Al final lo hice porque no quería perder lo que ya tenía con mi esposo. No quería quedarme en otro lugar y estar feliz en la parte profesional, pero llegar a casa y estar sola. Entonces decidí hacerlo. Me fui. Cuando llego a Berlín bajé una categoría porque tenía que demostrar mi trabajo para volver a llegar a la categoría donde estaba en Stuttgart. Allí yo ya era solista y ahora me recibían como demisolista porque tenían muchas bailarinas que estaban luchando por subir también de posición. Entonces, tuve comentarios que me decían: «Te vas, pero aquí ya estás llegando a un nivel mucho más alto, vas a retroceder». Y al final, después de dudas y de miedo y de inseguridad y de pensar que ya no iba a poder lograr algo, me fui para seguir con Misha. Llegué a trabajar y llegué a recibir oportunidades que jamás pensé que iban a llegar, porque cuando uno a veces está en un lugar, la gente ya te pone en un cajón y dicen: «Ella puede hacer esto, puede hacer esto». Y ahí está guardada lo que esta persona puede ser.

Llegas ahí y la gente, a pesar de que saben quién eres, no te conocen al cien por ciento. Entonces, te dan oportunidades. Llegaban retos que yo jamás me imaginé que podía hacer, pero tuve la oportunidad y lo hice. Y me sorprendí de cosas que como ser humano, yo pensé que no podía lograr. Entonces, te das cuenta de que no debes dudar. Sí, digamos que me bajé un escalón, pero después subí dos, porque después llegué a ser primera bailarina. Y yo misma fui feliz de saber que tuve la oportunidad de demostrarles a mis nuevos compañeros, a mi nuevo director, pero a mí misma, que sí podía lograr otra cosa, que estar en la zona de confort no es siempre lo mejor, que tú puedes ser más grande, que tú puedes enriquecerte de nuevas experiencias. Entonces, creo que es algo que me ha ayudado mucho en la vida: no tener miedo a dar un paso adelante, a conocer un mundo diferente o nuevas experiencias, porque al final de cuentas puedes crecer y te puedes sentir muy feliz e inspirado para seguir luchando por cosas que se presentan. Y también algo que quería decirles, de los grandes retos que he tenido que enfrentar, muchas cosas día a día, pero creo que esa parte de dejar a tu familia ha sido el reto más grande que tengo hasta ahora, porque, a pesar de que ya llevo a la mitad de mi vida fuera, hay un vacío en el corazón siempre.

Yo creo que es algo que nunca se te va. No importan los años que pasen, siempre hay momentos donde piensas: «¿Por qué no puedo estar ahí cada cumpleaños? ¿Por qué no puedo estar siempre en las Navidades? ¿Por qué no puedo disfrutar cada cosa que hago con mis seres queridos?». Pero creo que todo este viaje estoy segura de que ha valido la pena. Y estoy agradecida de que ahora, con todo lo que estoy haciendo, puedo volver a mi país y puedo también estar cercana a mis padres, a mis seres queridos, y también ofrecerle algo nuevo a mi país y a las nuevas generaciones. Entonces, creo que cuando te dan la oportunidad de volar, nunca debes olvidar quiénes estuvieron ahí apoyándote. Porque para mí eso ha sido muy importante y siempre me ha dado mucha fuerza: siempre saber cuál es el principio de mi historia y hacia dónde voy. Y creo que todo ese esfuerzo ha valido la pena y estoy muy agradecida porque la vida se dio así y porque la vida me dio esa oportunidad de no pensar y de subirme a un avión y dejar a mi país y a todos mis seres queridos.

Gabriel. Hola, Elisa, me llamo Gabriel y quería preguntarte: ¿cuál es el consejo o la enseñanza más importante que alguien te ha dado en tu vida? ¿Y quién fue esa persona?

Elisa Carrillo. Hola, Gabriel. Mi familia. Mi familia es el mejor ejemplo que tengo. Mis padres son el pilar de mi vida. Mis hermanos, ahora mi esposo y mi hija. Para mí, ellos son el gran ejemplo. Son mi todo. Porque, antes que nada, mis padres me dieron alas para volar. Ellos me enseñaron a luchar por tus sueños, a trabajar, a dedicarte, a no darte por vencido ante cualquier situación. Creo que siempre ha sido muy importante para mí darme cuenta de que no estoy sola, de que, aunque estemos muy lejos, están ahí. Creo que en la vida es superimportante rodearte de seres que te quieran y que te inspiren. Ellos son mi fuente de inspiración. Ambos han luchado por sus sueños y es lo mismo que nos han sembrado a mí y a mis hermanos en el corazón: de mirar siempre adelante, de nunca dejar de nadar, de no hundirte, de disfrutar día a día. Creo que ese es el ejemplo más grande que tengo. Y es por eso por lo que, ahora que soy madre, que tengo a mi esposo que me apoya y a mi hija, me doy cuenta de todo lo que la vida me da.

Mi hija ahora es mi gran motivación y mi gran inspiración. Y ahora entiendo como madre el dolor que mis padres tuvieron al dejarme ir. Pero también les agradezco inmensamente que me hayan permitido luchar por este sueño y que, a pesar de que no era nada fácil para mí irme por la situación, por lo que implicaba, me dieron la oportunidad. Yo tal vez ahorita estaría en mi país o en otra parte del mundo, tal vez sería una mujer también feliz. Pero estoy segura de que el regalo más bello que te pueden dar es que te den la oportunidad de hacer lo que amas, porque la vida solo es una. La vida es a veces muy corta, a veces muy larga, pero hay que vivirla al máximo. Y creo que como ser humano es importante amar, buscar algo que te inspire a darle sentido a tu vida, a darle sentido al día a día, a ponerle color a los días tristes y también a disfrutar los días tristes, porque también los días de lluvia se pueden disfrutar. Creo que el viaje que todos tenemos muchas veces es subirte a un tren y de repente te bajas, unos se bajan, otros siguen. Lo puedes llenar de muchas grandes experiencias y de momentos también que te van haciendo fuerte como ser humano.

Yo creo que ese gran ejemplo que me han puesto ellos de amor, de dar todo por que la persona que está contigo se pueda realizar… Yo se lo debo a ellos, yo les debo el coraje y la fuerza que sembraron dentro de mí para poder sobrevivir en otro país, en un mundo del cual yo no vengo, de una familia con tradición por la danza. Era algo que siempre les gustó, pero no vengo de una familia de artistas. Ellos mismos descubrieron la danza conmigo, ellos mismos empezaron a entender todo el esfuerzo que implica lograr ser una bailarina y hasta la fecha están día a día conmigo. Yo sí lamento mucho no poder estar físicamente a su lado, pero nunca me dejan. Siempre están aquí. Entonces, creo que no hay un ejemplo mayor que un ejemplo de amor y de apoyo incondicional por parte de mi familia y de mis padres. Y bueno, yo quiero compartirles que a mí la danza me cambió la vida.

A mí la danza me ha hecho una mujer feliz. No soy una mujer perfecta. No soy una mujer que piensa que hace todo bien. Creo que todos tenemos nuestros momentos. Pero sí soy una mujer que trata de vivir día a día su vida al máximo y que trata de disfrutar cada instante que tengo. Y la danza me ha cambiado. Y si tuviera que hacer otra carrera de nuevo, volvería a bailar, porque a mí me encanta. Me encantaba. Siempre me gustó la actuación. Siempre me ha gustado comunicarme con las personas. Siempre he sido alguien a quien le gusta descubrir, viajar… Y todo eso me lo ha dado la danza. Me puedo parar en un escenario. Puedo… Puedo moverme y expresar cosas. Puedo viajar. He tenido la bendición de pisar grandes escenarios en el mundo y de conocer a muchísimas personas, de aprender otros idiomas, de aprender otras tradiciones. Y creo que es algo que yo le deseo a todos los seres humanos, a todas las personas: que busquen lo que los hace felices. Sé que no es fácil, tal vez será el destino, que me dio la oportunidad de conocer el mundo de la danza y se fue dando poco a poco. No fue algo forzado ni iba con la idea de que yo fuera a hacerlo.

Simplemente creo que es que a veces la vida te da señales. Y creo que esa disciplina, que desde pequeña fue parte de mi día a día, me ayudó a descubrir y darme cuenta de que sí, de que las cosas que te importan y que quieres lograr cuestan, y que las cosas que valen la pena cuestan dolor, lágrimas, días de desesperación y días de frustración, porque eso es parte del día a día. Pero que todo tiene sentido cuando al final logramos lo que tanto nos gusta hacer. Entonces yo deseo que también ustedes puedan tener la oportunidad de descubrir la danza, el arte… Y que hagan lo que hagan, lo hagan al máximo. Porque creo que no hay ninguna recompensa más grande que trabajar, que los días que dices: «Ya no puedo más», no te des por vencido porque todo lo que lograste hoy, mañana va a tener un resultado y vas a seguir adelante. Lo poquito que trabajé hoy, mañana me va a ayudar a lograr llegar a otro nivel. Entonces, siempre debemos dedicarnos en la vida a eso y a vivirla al máximo y a tratar siempre de buscar la manera de sonreír, de motivarnos.

Porque al final todos sentimos, todos sufrimos, todos amamos, todos nos desesperamos y todos tenemos también problemas. Pero al final de cuentas hay que seguir viviendo y, si no le ponemos nosotros desde un principio color, movimiento, alegría y, sobre todo, ganas a las cosas, todo es más difícil. Y aprovechar esos momentitos de magia y momentitos de alegría. Esos momentos de alegría, esos momentos de felicidad al cien por ciento, nos den fuerza para sobrevivir todos los momentos difíciles. Porque al final creo que siempre uno trabaja para lograr cosas… Simplemente preparas algo para hacer una fiesta, es mucho trabajo y la fiesta se va. Y son momentos, instantes, que te quedan de recuerdo en la mente. Pero esos instantes nos dan fuerzas para aguantar muchas cosas. Entonces, les deseo de todo corazón que disfruten lo que hagan, que se rodeen de seres que los inspiren, que los quieran, que les den fuerza y que los ayuden a levantarse en cualquier situación. Y, sobre todo, que también nosotros podamos hacer eso por los que queremos. Me dio muchísimo gusto estar aquí con ustedes y no olviden que la danza los puede transformar y los invito a que la descubran. Gracias.