Mi propósito y sentido de vida
Rafa Jaime Jaramillo
Mi propósito y sentido de vida
Rafa Jaime Jaramillo
Triatleta y alpinista
Creando oportunidades
La historia del atleta ciego que desafía a la vida
Rafa Jaime Jaramillo Triatleta y alpinista
Rafa Jaime Jaramillo
Rafa Jaime Jaramillo es un ejemplo de resiliencia y superación personal. Desde su infancia, enfrentó desafíos significativos, como el cáncer que le arrebató la vista a los 18 años. Sin embargo, su espíritu indomable lo llevó a encontrar la luz en medio de la oscuridad, convirtiendo sus pasos en una guía hacia un futuro mejor. A lo largo de su vida, Rafa ha demostrado que los límites existen solo para ser superados. Ha escalado el Everest, completado triatlones y se ha convertido en el primer Ultraman ciego del mundo, desafiando las expectativas y redefiniendo lo posible.
Su filosofía de vida se centra en el amor y el esfuerzo, valores que aprendió de su familia, quienes le enseñaron la importancia de la resiliencia y la disciplina. Rafa no solo ha conquistado cumbres físicas, sino que también ha dejado una huella profunda en quienes lo rodean, inspirando a otros a enfrentar sus propias montañas con valentía y determinación. Su historia es un testimonio de que el verdadero éxito radica en la paz interior y en valorar el amor y el esfuerzo de quienes nos rodean.
Transcripción
En vez de parques, de partiditos de fútbol. Un cáncer hizo que esto se convirtiera en un quirófano, en quimioterapias y que, a pesar de que no sabía lo que estaba enfrentando, a pesar de que no sabía ni siquiera qué significaba la palabra cáncer, Rafita encontró la fuerza para apretar los dientes y ponerle el pecho a la vida. Parecía que ya tenía las respuestas sin que alguien le hubiera planteado algo. Y así, así sorteó todo esto. A los 18 años, Rafa se volvió a enfrentar a un cáncer y ese Rafita seguía ahí, poniéndole el pecho a la vida, apretando los dientes. En ese momento el cáncer se llevó mi vista y buscando una respuesta de dónde encontrar la luz, él me dijo que mis pasos eran los que tenían que iluminar el camino y que esa construcción me iba a llevar a un camino mejor. Con mucha incertidumbre me dejé guiar por él y en todo este tiempo lo único que he encontrado gracias a esa esencia y esa fuerza son aventuras. Es motivación, es inspiración, son sueños.
Han pasado 18 años desde esa última vez que Rafita me dio el empujón y hoy, con otros ojos, con otra mentalidad, con otra perspectiva. Hoy me puedo acercar a Rafita y decirle baja la guardia, deja de apretar los dientes, deja de ponerle el pecho a la vida. Hemos vivido muchas aventuras, pero ahora a este Rafa, este chavo ruco le toca tomar el timón de este barco. Ahora me toca cuidarte. Te prometo que va a haber muchas aventuras y que la historia no va a parar, que vamos a tener grandes hazañas. Pero ahora. Ahora Rafa es quien tome el timón de este camino. ¡Hola!
¿Cómo están? Mi nombre es Rafa Jaime y hoy, hoy estoy aquí para compartirles una historia porque soy un firme creyente que todos tenemos una gran historia que compartir, que la vida nos tiene muchos retos a todos, pero no importa de dónde vienes, lo importante es hacia dónde vas. Es decir, origen no es sinónimo de destino.
Tomó un vuelo al día siguiente hacia Durango. Me acuerdo mucho que el doctor me dijo no puedes tomar un vuelo, te acabamos de operar y yo le decía que me voy a quedar ciego otra vez. No se puede. Entonces yo me voy, yo quiero regresar a casa. Y recuerdo mucho que cuando regresamos a casa mi padre me estaba esperando con un bastón. Un bastón para ciegos. No tenía ni la más mínima idea de cómo se usaba. Por supuesto, yo tampoco tenía idea de cómo se usaba un bastón para ciegos, porque tampoco en el momento que tú pierdas la vista no es como que te den un manual de diez pasos para ser ciegos.
No, no existe. Entonces recuerdo que mi papá me dio ese bastón. Mis papás obviamente estaban preocupados, tenían mucho miedo. Y al día siguiente ellos se van a trabajar. Pensarían Bueno, mi hijo no puede ver y no se puede ir muy lejos. ¿No? Error. Yo tomé mi bastón y dije Rafa, en algún momento tú tienes que enfrentarte a la vida por tus propios medios.Y el mejor momento es hoy. Tomé el bastón, crucé la puerta de mi casa y me acordaba. Tenía como este mapa mental de cuantas cuadras, cuantas calles hacía de mi casa hacia casa de mi primo que tenía que cruzar un bulevar, que había un parque y tomé el bastón y lo que me dictaba el camino era mi sentido común y ese mapa que yo iba recreando en mi cabeza. Escuchaba un carro, yo me subía a la acera de la calle, se atravesaba un perro.
¿Yo decía Qué es esto? Y me asustaba. Cruzaba el parque y todos los recuerdos que yo tenía en mi cabeza se iban dibujando 1 a 1. Cuando estaba llegando a diez escasos metros de la casa de mi primo, sentí la rampita que había para llegar a su cochera y así estoy en su casa. Toco la puerta, abre mi primo y me dice ¿Qué llegaste? ¿Cómo estás? Yo bien. ¿Y quién te trajo? Mi tía. Mi tío. No me vine solo. Como que te viniste solo.
Parece que hice un despliegue policiaco porque mi familia me estaba buscando. Todo mundo llegó y mis papás, asustados, me decían Rafa, Pero ¿por qué lo hiciste? Porque así. Así va a ser mi camino en la vida. No puedo esperar a que esté papá y mamá. Una hermana, un amigo, un primo para empujarme. Tengo que salir a buscar que posibilidades tiene la vida para mí y entender que existen límites nos da una perspectiva y una objetividad en la vida. Es decir, para mí un límite es llegar a un tope, a una barrera donde se acaba el camino.
Pero para haber llegado a ese límite tuviste un proceso, una curva de aprendizajes, de lecciones, de caídas, de levantadas. Pero cuando llegas a esa barrera llegaste con un gran conocimiento, con una gran expertise, con muchas experiencias. Pero hoy no se ha acabado el camino, Lo que continúa una vez que encuentras un límite es dar una vuelta a la izquierda o dar una vuelta a la derecha. Explorar nuevos senderos que ni siquiera teníamos presupuestados y quizá son más maravillosos de lo que habíamos imaginado. Mi límite, mi límite de no ver ha hecho o me he dado estos senderos que yo jamás había imaginado en la vida. Jamás me imaginé trepado en el Everest. Jamás me imaginé en una bici, nadando en un lago, en un corre, corriendo en una carretera 36 horas como loquito. Jamás me imaginé en un desierto corriendo una carrera de ultra distancia. Jamás me imaginé que los límites es una oportunidad para tener una perspectiva diferente de la vida.

Creo que en estos momentos donde siempre dudo, donde siempre me siento cansado, donde me pregunto si está valiendo la pena, tengo que voltear hacia atrás y darme cuenta de todo lo que hay allá de donde vengo, con quien he venido hasta aquí, todo lo que se ha trabajado. Y creo que una de mis más grandes inspiraciones es mi familia. Cuando me siento débil, cuando me siento con muchos cuestionamientos, creo que lo más rápido que podría hacer es agarrar un celular, poner Google y poner personajes inspiradores, personajes que han hecho grandes hazañas en la vida. Y por supuesto, hay atletas, hay artistas, hay filósofos que tienen cosas increíbles por compartir, pero a mí me gusta ir a algo mucho más importante.
A los mejores emprendedores de vida que yo conozco, que son mi padre y mi madre, y que me gusta tener esto tan fresco porque me tocó verlos a ellos haciendo cosas increíbles, con pocos recursos. Yo siempre digo que mis padres han sido los mejores MacGyver de la vida, porque con un poquito hacían herramientas impresionantes y de ellos conocí la resiliencia y de ellos conocí el respeto y de ellos conocí la disciplina. De ellos nació mi filosofía de intentos, porque yo jamás en el vocabulario escuché de mamá o de papá decir no se puede, aunque las cosas no se pudieran. Ellos la intentaban. Ellos estaban ahí, no bajaban los brazos Y entonces recuerdo todos los esfuerzos que hicieron por mí, por mi familia, para sacarnos adelante. Como navegaron estos momentos complejos con mi enfermedad, con el cáncer, con la ceguera, con las incertidumbres, con todas las canas verdes que yo les saqué, con mis rebeldías y con cuanta cosa y que no bajaron los brazos. Es decir, yo no puedo tirar esto a la basura, no me puedo rendir, porque una historia, una historia no se construye solo. Una historia se construye con muchas personas y con muchos elementos.
Y si yo faltara eso y un día tirar la toalla diría no más, estaría faltando el respeto a quienes han construido estas historias conmigo. Creo que a muchas personas nos cuesta trabajo pedir ayuda porque nos pone en un estado de vulnerabilidad, porque nos hace enseñar de lo que flaqueamos y a nadie le gusta sentirse tan vulnerable y pedir ayuda. ¿Pones o empoderas de cierta manera aquellas personas, pero creo que hay una premisa muy importante a quién le pides ayuda? ¿De quién te sostienes? Obviamente, en todo lo que he vivido y más en este punto de la vida, he necesitado ayuda. Necesito ayuda constantemente. Y ojo, no necesito una nana. No, por supuesto que no.
Necesito personas que me ayuden a construir puentes. Pero no fue fácil y no sigue siendo fácil porque entra la parte del ego. Muchas veces, cuando recién me había quedado ciego decía ¿Cómo voy a pedir ayuda? La gente de entrada piensa que estoy limitado, que soy débil por tener una discapacidad. ¿Cómo voy a pedir ayuda y voy a reafirmar ese pensamiento? Y como lo dije, como el Rafita, yo apretaba los dientes y le ponía el pecho y yo lo hacía todo y lo resolvía con mexicanadas o a mi manera como fuese. Pero me di cuenta que ese camino era muy pesado y que las construcciones también suelen ser mucho más poderosas. Cuando tienes ayuda, cuando tienes un compañero que me gusta representarlo como en la montaña, cuando tienes una gran cordada que los alinean, los valores, la forma de vivir, la coherencia y entonces tenía que aprender a ceder, a sentirme vulnerable, a pedir ayuda cuando la necesitaba.
Desde el momento en que voy a un aeropuerto decir oye, pues necesito ayuda, me muevo. Yo me moví increíble, solo, pero necesito tomarle el hombro a alguien Y desde el momento en que yo también aprendí a aceptar que tenía una ceguera porque lo rechacé durante muchos años, dije Rafa, tú puedes dar más. Mucho la vida y otras personas te pueden dar mucho en la vida. Y esto no es un concepto, un contexto solamente para una persona ciega como yo. Es en lo general cuando tienes esta disposición de ayudarte y ayudar, pero que las oportunidades se magnifican. Por eso repito, estoy aquí, estoy vivo, he construido, he tenido aventuras, me lo he pasado increíble en la vida, pero porque he tenido mucha ayuda, porque he sabido tener compañeros, amigos para construir.
Y estaba creando herramientas que me fortalecían aquí y aquí, pero todo el tiempo estaba sorteando con diferentes retos conforme iba creciendo los retos económicos, los retos laborales. Es más, hasta los retos de pareja, porque muchas veces yo me cuestionaba si verdaderamente era valioso para que alguien me quisiera en estas condiciones y ahí entra ese proceso donde no tienes una real reconciliación y mucho tiempo. También me metí a esto del deporte porque quería demostrar que era valioso, porque quería ser aceptado en la sociedad, porque quería que dijeran mira, el cieguito hace Ironman, hace triatlones, hace Ultraman, trepa cerros. ¿Pues qué tal si si, si, si lo invitamos al grupo, Qué tal si si le abrimos las puertas?
A lo mejor si tiene algo y sigue igual Y si le acepto el dato al cieguito que era buscar todo el tiempo un reconocimiento, una aceptación de lo exterior pero no de lo interior. Y hace poco tuve una experiencia y realmente fue el año pasado. Tuve una experiencia donde bajé baje la guardia y si ya no puedo estar luchando con esto, ya no puedo estar demostrándole a las personas que soy valioso, lo que tengo que dar. Esto es lo que esto es lo que me ha pasado en la vida, es como me ha transformado la vida y tengo que empezar abrazando mi realidad para que también los demás me abracen.
Cuando te empiezas a aceptar al 100%, también el entorno te empieza a aceptar al 100%. También te empiezan a respetar porque todo nace de la autoaceptación, del autorrespeto. Cuando yo estaba en una justa deportiva, en una justa paralímpica, íbamos llegando todos los atletas con diferentes discapacidades. Yo me di cuenta que los asistentes nos daban un trato de adulación y de lástima. Me voy a explicar que cuando llegaban las personas con Síndrome de Down decían ay, mira, ya llegaron los de Síndrome de Down. Esos, esos son ángeles y los de sillas de ruedas, y esos son bendiciones. Y ahí vamos la horda de ciegos. Esos son guerreros.
Pero perdón, no somos ni ángeles, ni guerreros, ni bendiciones, somos personas común y corriente. En este caso o en mi caso. Y en tu caso marcó. Tenemos una ceguera, pero es un accesorio, no es una definición, es un accesorio que lo utilizamos para bien y para mal en muchos sentidos. Es más, yo digo que soy el novio perfecto porque yo no volteé a ver a otras, no Entonces imagínense qué tan buena herramienta es. Sin embargo, ante este trato de adulación y de lástima, yo me di cuenta que una discapacidad no es solamente tener una diferencia física, cognitivo, sensorial, que una discapacidad no era no tener un brazo, una pierna, un síndrome o como en mi caso, no ver que la discapacidad más bien era un estado de emoción y de pensamiento, que la discapacidad era ser conformista, era ser perezoso, era la falta de atrevimiento ante la vida. Y no, no nos estábamos comportando como personas con discapacidad. ¿Y entonces porque se acercan y te hablan, Oye,
¿Cómo le tengo que hablar a una persona con discapacidad? ¿Como le hablarías a cualquier otra persona? Qué tal si le digo Rafita o mira, aquí está tu vasito, tu bastoncito y tu manita y por eso una sonrisa.
Ni la sorpresa ni te la veo. Pero pero tampoco me hables en diminutivo. Eso no apapacha el alma, no me hace sentir mejor. Y la condescendencia o la adulación no ayuda, porque lo que caracteriza este mundo es la gran diversidad. Si ustedes se voltean a ver entre ustedes, tienen diferentes colores de piel, tamaños, formas de vestirse, gustos, etc y eso, y eso es lo que hace enriquecedor a esto.Y creo que ponerle un adjetivo u otra situación antes, ahí está el error y es un tema no que la gente lo haga de una mala manera. Al final del día muchas personas no conviven con una persona con una discapacidad y no saben cómo hacer, no saben de límites, no saben hasta donde son sus alcances.
Y entonces esto que hace el desconocimiento, a veces paraliza y te y te pones así como que todo tenso y terminas regándola más diciendo cosas impropias incluso. Y creo que una de las grandes cosas o una de las cosas más importantes que tenemos nosotros es dar ese mensaje y afuera no es que exista como tal ignorancia, es que no, no ha corrido la información allá afuera y la mejor forma de hacerlo es pararte afuera, levantar la mano y que la gente te vea y que la gente tenga este tipo de interacción.
Y yo muchas veces utilicé el humor negro como para comunicar esto, porque la gente me tiene un pavor. La gente no se quería ni siquiera interactuar con acerca de interactuar conmigo y yo incluso platicaba una experiencia que tenía porque cuando yo recién me quedé ciego regresé a estudiar a la prepa y entonces los primeros días, las primeras semanas, nadie se acercaba a dialogar conmigo, platicar. Entonces yo siempre estaba sentado en un rincón y mis compañeros en una ocasión se sientan en círculo a contar chistes. La maestra se va.
Dije humor negro y jalo mi banca, la arrastro y todos se quedaron aquí. Se levantó el muerto. ¿Qué pasó? ¡No! ¿Y me acerco y les digo Oigan, ya vieron el nuevo carro? Andrea Bocceli, sabemos que Andrea es un cantante ciego, entonces ellos me dicen no, yo les contesto pues él tampoco. Esto se queda así como lloro, río. ¿Qué le digo?Pero es la forma de levantar la mano y decir señores, no pasa nada, me río de lo que tengo. Esto es lo que soy. ¿Cómo me tienen que tratar? Igual que siempre. No hay una gran diferencia. O sea. Y esta apertura daba que las personas se acercaran. Quisieran disipar dudas, Eh, Este diálogo.
¿Oye, Rafa, Cómo vas al baño? Pues depende lo que tenga ganas. Parado. Sentado. No, no, no.¿O sea, cómo es tu día a día? Oye, Rafa, nunca te has equivocado, Nunca te has puesto un zapato de uno y otro de otro. Oye, soy ciego, No tonto, Pérate, No. Pero creo que para que eso cambie, para que esa comunicación cambie, nosotros tenemos que tener esa iniciativa, esa iniciativa. Somos esos portavoces para que las cosas cambien, para que la gente nos nos trate como tratarías a cualquier otra persona. Creo que la mejor forma de hablarle a cualquier persona, tenga o no tenga una discapacidad, es por su nombre. Hola, Marco. Hola, Paola. Hola, Javier. Hola, Rafa.Hola, Desiré. ¿Saben? Ahí radica el realmente la comunicación asertiva, lo que por dignidad humana todos deberíamos de tener.

Y obviamente la montaña no es un un terreno demasiado apto para una persona que no ve, porque creo que la probabilidad de romperte una pierna, quebrarte, etc es mucho mayor. Y me estuve preparando y obviamente no me metí a la hora de entrenar en terreno tan hostil porque dije esto se lo voy a dejar al día de la carrera y cuando me metí a esa carrera y estaba cruzando esa línea de salida, fue complejo, me lastimé los pies en y cantidad de veces eh, llegue un punto donde yo ya no podía caminar. Llegué hasta el kilómetro 86 de los 100. No traía ninguna de mis uñas, traía todos los pies llagados hinchados y recuerdo que cuando llegué me llevan a la cabaña donde yo me estaba quedando y me reciben ahí mi familia, mis amigos, como de pues posible porque te lastimas tanto los pies. Es que era algo imposible para ti, complicado e incluso mis compañeros de equipo me empezaron a decir Rafa, es que todos sabemos que era un fracaso.
¿Cómo crees que lo puedas lograr? Yo creo que el fracaso radica desde el momento en donde no lo intentas, porque si yo no lo hubiera intentado, esa ocasión me hubiera quedado con la idea que alguien me plantó en la cabeza, que era complicado y que era peligroso y que estaba lejos de mi alcance y haber estado ahí a pesar de que no lo logré y que efectivamente fracasé, me dio la perspectiva de saber qué cosas puedo mejorar, cómo lo puedo hacer de una manera donde me lastime menos y cómo lo puedo hacer tangible. Creo que es fracasar.
Es cuando cometes las mismas malas decisiones todo el tiempo y estás fracasando y fracasando y fracasado. Perdón, pero ahí si eres fracasado, cuando fracasas y aprendes y esas herramientas las empujas a tu favor. Ahí, ahí. El fracaso fue una gran lección de vida. Gracias a eso, después empecé a correr 100, 160 kilómetros Ultraman y ahora voy por 250 kilómetros por el desierto del Sahara. Hoy en día, con los años, la vejez no sé lo que voy adquiriendo en este. En este camino, encontrar el éxito en encontrar mi paz, en no deberle nada a nadie en todo contexto. Empoderarme, levantar todos los días de la cama, con la frente en alto y saber que estoy haciendo al menos las cosas bien, que no estoy lastimando al prójimo, que es más, lo voy a poner como es mi mi filosofía tripartita de vida.
Vivir, ayudar a vivir y dejar vivir. No meterme en conflictos ajenos. Creo que todo deriva en esa paz, en encontrar esa paz personal. Me ha costado mucho trabajo, me ha costado muchas caídas, me ha costado muchos cuestionamientos, pero no es, no es un camino especial de Rafa, es el camino que todos tenemos y que es un subibaja y que ese éxito lo vamos planteando, le vamos dando una connotación con el tiempo, con nuestras prioridades, con nuestra edad, con nuestra edad Y creo que hoy en día, hoy a mis 37 años, encontré mi éxito en La Paz.
Creo que lo que me ha demostrado el para qué estar aquí Me voy a poner un poco cursi, pero es el amor. Creo que ese enfoque lo viví en casa y lo he vivido con muchas personas con las que se me atraviesa en el camino y con las que me las atravieso en el camino. ¿El para qué es el propósito de vida? El porque quiero dejar huella aquí y no por aplausos ni por adulaciones. Porque como lo dije, quiero que los esfuerzos que mi familia construyó tengan un valor y tengan un sentido. Y creo que me acuerdo mucho de una experiencia. Por eso hablo del amor cuando tenía cinco años y estamos enfrentando ese primer cáncer, ese retinoblastoma. Estamos atravesando una situación complicada económicamente.
Por supuesto, la enfermedad desestabilizada en todos los sentidos. A mis padres como pareja, a mi hermana como la hija mayor, quizá a mí menos por la incertidumbre y por la edad. Pero hay un momento donde me acuerdo que mi mamá y yo estábamos en Guadalajara. Era difícil juntar incluso para movernos hacia allá. Estábamos en el Centro Médico de Accidentes. Recuerdo perfectamente la calle Avenida Adolfo López Mateos y yo venía saliendo de una quimioterapia. A veces el dinero que tenía mi mamá en la bolsa era nulo o mínimo, y siempre que pasábamos por las citas que estaban afuera de ese lugar. Había unas fondas donde existían estas jericallas o estos flanes que tenían un plastiquito y una liga encima.
Yo con la poca energía que salía de una quimioterapia, yo volteaba a verlos, Le decía a mi mamá quiero una. Y recuerdo que mi mamá se les configuraba el rostro porque a veces no tenía para comprarme. Y en esa última quimioterapia. Mi mamá se paró y me dijo ¿En serio quieres una? Y yo sí. Se paró, se sentó, la compró y con la poca energía que yo tenía, me estaba comiendo. Esbozaba una pequeña sonrisa y yo veía los ojos de mi mamá cristalinos. Mi mamá tenía dos días sin comer y lo poquito que tenía me lo daba mi.Porque ese es el amor de una madre, Ese es el amor que mueve a las personas de quien aman. Y creo que por eso creo que el amor es lo que me hace sentir o buscar esta forma de dejar huella, que esos esfuerzos para mantenerme en vida, para darle un sentido a quien estaba en ese momento débil y vulnerable. No se vayan al vacío.

Me acuerdo mucho que me dejaba abrazar por el viento que estaba ahí, que recorriera todo mi cuerpo. Olía la pureza del viento. Escuchaba la fuerza del deshielo de los glaciares convertido en ríos y para mí era alucinante estar recreando todo eso en mi cabeza. Y muchas veces me cuestionaba Es tan maravilloso como me lo estoy imaginando. Pero no me gustaba preguntar Oye, descríbeme cómo se ve aquí. Porque quería yo estar construyendo mi libro en mi propia cabeza. Una vez que llegamos al campamento base del Everest, después de nueve días de caminata, estábamos a 5340 metros de altura. Ese sería nuestro hogar durante las siguientes seis semanas. Y en las noches, cuando dormíamos en ese campamento y e íbamos a empezar a aclimatarnos, yo escuchaba avalanchas fuertísimas y que se llevaban todo a su paso. No estaban tan cerca del campamento, pero te dabas cuenta de la fuerza de la montaña y trataba nuevamente de recrearlo en mi cabeza.
El campamento base. El campamento uno. Tenías que pasar el glaciar del cumbre, una de las zonas más peligrosas. Y siempre que yo brincaba una grieta, me trepaba una pared vertical de hielo. Sí, a pie, en donde está Rafa. Ve lo que estás haciendo. Y decía Yo siempre he encontrado una razón para seguir adelante y siempre he tenido estos referentes. Y yo me acuerdo mucho que mis referentes era Rafa, un ciego americano.
Ya subió la montaña, un ciego chino, ya subió la montaña. Pues como los chistes, falta el mexicano, así es que puede rendir. Y vivía y sentía el frío y escuchaba las historias de todos los montañistas que ya tenían de experiencia en los Himalaya y creo que la cabeza me volaba por completo. Haber llegado a la cima a ver sentido esos últimos pasos fue increíble porque yo escuchaba como el viento corría de izquierda a derecha. En esa última arista que los pasos que yo daba el sonido se iba, pero no regresaba. Probablemente me estaba perdiendo una de las vistas más bonitas que hay en el mundo, pero mi oído me llevó, me hacía sentir la inmensidad que había enfrente de mí. Por supuesto que el Everest es algo maravilloso, pero el Everest me regaló algo más grande. Sentir esa inmensidad me dice que hay un mundo muy inmenso aún por explorar.El Everest solamente es un cerrito y que queda un gran espacio de mundo por explorar.
¿Porque? Porque este tema de la comunicación es muy importante, porque la comunicación rompe muchas barreras y entonces si yo lo hago un poco chistoso, si me burlo de las situaciones, creo que es una forma de empatizar más con la gente y que a veces cuando nos estamos enfrentando a ciertas situaciones algo ásperas, algo agrias, creo que es una forma de relajarse, soltar el cuerpo y decir me tomo un respiro. Para mí ha sido algo muy importante porque repito, el día que yo deje de hacer bromas se habrá apagado la esencia de ese Rafita.

Entonces, en esos 100 kilómetros nosotros queríamos ir regalando dulces, ropa, medicina a las personas en estas comunidades en medio del desierto. Al momento de terminar nos fuimos al Torcal. Éramos, repito, ocho personas y yo entre esas ocho personas. Uno de mis amigos había tenido diez veces cáncer y había perdido mucha parte de su estómago y de los y de los huesos. ¿Le decíamos la bolsa de carne a él, eh? Otro amigo no tenía un pulmón y le decíamos Nemo. Entonces, en el camino, en esos 100 kilómetros, los que entre comillas estaban bien todo el tiempo se iban quejando y el calor y la ampolla ya no puedo y nosotros tres los íbamos como jalando. Y no se rindan y sigan.
¿Entonces nuestro eslogan ahí fue como al final quién completa, quién no? Entonces después de esto nosotros vamos a la montaña y a mí. Ahora sí, como ya en España, en España iba flipando, me iba, iba emocionadísimo de todo lo que iba aprendiendo en ese momento. Y cuando llegamos a la montaña, cuando estamos llegando casi a la cumbre, yo iba acompañado de dos de ellos, nada más, un chico que se llama Dani y otro que se llama Rubén. Cuando estamos ahí, a cinco minutos de la cumbre, les digo espérense, espérense, párense, quiero que me describan lo que hay enfrente y Rubén me dice que el paisaje, que, que que están frente a nosotros. Yo sí, sí, sí. ¿Entonces Rubén empieza a describir las dunas que se veían a lo lejos, la cordillera, las montañas, cómo se veían las rocas? Sí, gracias.
Y le pregunto a Danny. ¿Danny, descríbeme lo tú o el mismo paisaje? ¿Yo? Sí, el mismo. Y Danny teniendo 23 años versus los 29 de Rubén. Danny se concentró en decirme los colores, cómo se difuminan las formas. Por este efecto del sol, la forma de las nubes, cómo se iba haciendo el atardecer. Y luego terminé yo diciéndoles.
Les voy a decir como veo lo que está en frente de mí, obviamente a través de mis sentidos. Y ahí yo aprendí que podemos estar parados en el mismo lugar, pero todos estamos viendo cosas diferentes y generalmente estamos peleando por quien ve el mundo de la mejor manera. Pero si tuviéramos la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de Rubén, de Danny, de los míos, tendríamos una perspectiva más grande y a lo mejor no estaríamos en concordancia. Pero a lo mejor entiendes porque Rubén piensa como piensa, hace lo que hace, porque Danny piensa como piensa, hace lo que hace, porque Rafa vive como vive. Y creo que los viajes es lo que me ha abierto los ojos, aunque suene muy irónico. ¿Para ver todas estas posibilidades, este crecimiento, estos aprendizajes y por qué la gente buena? Porque también incluso mi primer viaje, un día yo decidí agarrar una mochila, un bastón, comprar unos tickets, irme a Chile yo solo. Y allá encontré gente muy buena que un día me vieron haciendo una videollamada cuando les dije mis papás ¿qué creen?
Me fui de México y vengo a hacer mi primer viaje solo. Y mis papás ¿Cómo crees que te fuiste solo a Chile? ¿Y una mesa al lado Me estaba escuchando y me dicen en serio viniste solo? Sí, y yo que metiches, porque se están metiendo en mi conversación me dijeron es que no podemos creerlo. Se sentaron conmigo, se sentaron a comer, me dijeron quédate en nuestra casa. Yo me quedé como paralizado. ¿Y dije Cómo que a su casa? Dijeron, queremos que te quedes en nuestra casa, queremos ayudarte.Queremos que tengas el mejor de los viajes. Y decidí que sí. Me fui a su casa. Conocí a su hija Amanda, una niña de cuatro años, Paz y Hernán me abrió las puertas de su casa. Al día siguiente ellos se fueron a trabajar y me dejaron con la nana y con su hija, quien deja un desconocido en su casa con su hija. Ahí es donde me doy cuenta que son más los buenos que los malos.
No, no nacen desde la intención personal de construir de fuerza, sino se vuelven un compromiso. Y creo que es un lastre muy pesado. Es como si en una mochila, en una montaña, a 8000 metros de altura, yo llevara 100 personas dentro de esa mochila. Creo que cada paso me va a costar muchísimo trabajo. Creo que el disfrute, lo que puede impactar en las personas, lo que podamos dejar en las personas, es consecuencia de lo que hagamos, de cómo los comuniquemos. Hoy he dejado de cumplir esas expectativas porque yo quiero que esta aventura no se termine, porque no quiero terminar agobiado por estar cumpliendo lo que la gente esperaba de mí. Así es que hay quien disfruta estas aventuras conmigo, quien se monte en esta aventura conmigo, que entienda que primero parte de una historia personal y que después es un conjunto para lo que yo les pueda dejar a ellos. Hola Rafa, soy Carlos Huerta.
Realmente estoy impactado y hasta cierto punto conmocionado con tu historia de vida. Es impresionante realmente. ¿Y quiero preguntarte cómo una persona con discapacidad visual logra escalar una montaña? ¿Cómo se hace? Muy buena pregunta, porque no tengo ni siquiera la respuesta y voy a partir con algo. Si lo he repetido varias veces, tengo una ceguera, pero parte de algo muy interesante. Yo no me considero ciego, o al menos mi cerebro no lo procesa. ¿Me voy a explicar va a decir este que, que, que, que, que tomó antes de entrar a la plática?
El punto es que al haber visto yo 18 años, mi cerebro todavía está procesando imágenes, a pesar de que yo no tengo ni un ni una forma de ver sombras ni nada, porque mis ojos son prótesis, mi cerebro piensa o los está imaginando a todos ustedes. Yo no sé cómo estén acomodados, pero me estoy imaginando hombres, mujeres, unos muy bien arreglados, otras muy bien arregladas, uno que otro famoso, pero un poco de todo y me lo estoy imaginando todo el tiempo. Entonces, cuando yo voy a una montaña, como ya tengo registros visuales, al momento de dar un paso ahí, yo ya me imaginé la roca, me imaginé las pendientes, escucho todos los elementos que hay a mi alrededor y siento todos los elementos que me alrededor y los construyo.
Realmente no hay una forma tal cual como escalar una montaña, como una persona ciega escala una montaña. De hecho, hace poquito un chico de Chile me habló y me dijo Oye Rafa, estoy perdiendo la vista. Yo he sido montañista toda, toda mi vida y me da un pavor dejar la montaña. ¿Cómo lo hiciste? Yo digo, pues primeramente que nada, no hay una herramienta que me pone perfectamente entre tú y yo, porque puede ser mi tamaño, tu tamaño, la velocidad, la edad, la resistencia que hace que nos movamos diferentes, pero sí te puedo compartir algunos elementos.
Por ejemplo, yo replico los movimientos de las personas que va en frente de mí, yo voy tomado de la mochila, yo siento cómo se mueve y dónde pongo el pie derecho. Yo me muevo y inclino mi cuerpo y pongo el pie derecho. Mi bastón se convierte en un tercer pie, un tercer pie que me da un balance, pero también me anticipa de lo que hay enfrente de mí. Yo siempre digo que soy el débil mexicano porque mi oído está a otro nivel y yo puedo hacer este simple sonido y con este sonido se las piedras que hay enfrente de mí. Sé dónde poner las manos y dónde esquivar el rebote. Los sonidos como los murciélagos. Entonces creo que la mejor forma de desarrollar y encontrar las herramientas para subir una montaña para alguien que ve y para alguien que no ve es estando en la montaña y que si necesito de mi oído, de mi olfato, de mi tacto y de todo lo que pueda entender a mi alrededor.
Obviamente también del trabajo con la, con mis compañeros, con mi amigo que estoy subiendo la montaña, pero necesito un elemento muy importante y es el más importante de todos los sentidos el sentido común. Porque al momento de estar ahí en la montaña, lo que haces es asociar elementos y generalmente las personas piensan que tú pierdes un sentido y los otros, por obra del Espíritu Santo, se empiezan a desarrollar de manera inmediata y creo que no, creo que tenemos que empujar a que los los sentidos se sensibilicen. Si yo estuviera después de perder la vista sentado en mi casa encerrado en cuarto, pues claro que no iba a desarrollar mis sentidos y por eso, repito, el deporte ha sido este vínculo tan importante. Porque cuando yo me quedé ciego dije a ver qué deportes puedo practicar. Primero levanté pesas y como nunca vi los resultados en el espejo, dije bueno, vamos a buscar otra cosa. ¿Pero en esa explorar de diferentes deportes, un amigo me dijo oye, y si vamos a boxear? ¿Le dije a ver, yo estoy ciego, pero tú estás tonto, qué te pasa? ¿O sea, cómo una persona que no ve va a ir a boxear?
Me van a agarrar como un costal de box, pero como soy más fácil que la tabla del uno, dije vale, vamos. No fuimos a boxear y me di cuenta que percibía el rebote, los sonidos, no solamente el hecho de que tú golpeabas un costal y sabías dónde estaba el costal, que el golpeteo y las vibraciones que generan los sonidos se iban a rebotar en todo el lugar. Y entonces yo sentía las siluetas de las personas justamente como el deporte mexicano. Que coincidencia, somos guapos abogados y ciegos los dos. ¿No? El punto es de que yo decía ¡wow, qué experiencia tan increíble! Y eso era una herramienta que me facilitaba no solamente los deportes en mi día a día, porque yo puedo ir caminando con un bastón y a cinco metros si hay un árbol, un poste con el solo sonido de mi bastón rebotando en el entorno, sé que hay un poste y yo me agacho sin siquiera que alguien me lo diga. Es normal que cuando estoy en la montaña pues a las personas les da curiosidad y se acercan conmigo y me dicen Rafa, es que debe ser una ventaja no ver donde estás parado, pero se siente.
O sea, yo siento el abismo y entonces, como en este rebote información creo que sí, muchas veces puede ser una gran ventaja, un gran super poder, no mover en donde estoy trepado, porque hace poquito estaba platicando con una amiga de Honduras, la primera montañista que mujer de Honduras que escaló el Everest, me decía Rafa, ¿Cómo bajaste de la cumbre sur del Everest? Más o menos 8700 metros al balcón del Everest a 8400. Esa parte que está tan inclinada y tan peligrosa dijo Lo bajaste en rapel y el rapel, para quien no sepa, es esta forma donde tú te bajas, haces un sistema de cuerdas.
La cuerda pasa por tu arnés y tú vas bajando de espaldas hacia el burladero o hacia el precipicio. Entonces yo le dije No, yo no bajé en rapel, yo bajé en el sherpa style, me dijo No, porque es el sherpa style y les platico el sherpa styles Tú te pones frente al precipicio, agarras la cuerda con tus dos manos, no tienes ninguna seguridad y tú te avientas y tu freno son tus manos. Mover tus muñecas, este es tu freno. Obviamente si pierdes la fuerza de tus frenos, pues te vas al vacío. Entonces me decía ¿Cómo crees que te aventaste de Sherpa Style?
Hacia abajo, le dije. Estaba muy peligroso. Me dijo No, si es una ventaja que no lo vieras. ¿A qué voy? Todas estas experiencias, la montaña, correr, estar en una bici, ponerme en situaciones que me sacan de mi zona de confort han hecho que desarrollen todos mis sentidos. Y es ahí donde muchas personas me dicen A mi se me hace que Rafa no es ciego. Es más, hace poquito hubo un pero un periodista que me decía no, Rafa, si no le creemos porque no habla como un ciego, yo ¿Y como hablan los ciegos?, perdón, que los ciegos no somos los que no vemos. Entonces, gracias al desarrollo de estas cosas, es lo que hace que tenga una mejor inserción en la vida, en el día a día, en la normalidad.Y creo que también esto es cuando ponen en duda las personas que dicen a mí se me hace que era el Rafa. ¿Si ves sombras?
Me voy a convertir en el primer Ultraman ciego del mundo, me dice mi mamá. Yo no hablo de la carrera, Rafa. Hoy es 6 de noviembre del 2016. Hoy cumples diez años de haberte quedado ciego cuando me diste esto, mi mamá sube la ventanilla y se va. ¿Yo dije Oye, tu madre, cómo me con estas noticias? ¿Si te vas? Y ese día se convirtió en una de las anécdotas más importantes para mí, porque no era solamente el hecho de ser el Ultraman. Ahí estuve en conciencia.
Es cuánto me costó llegar ahí, de todo lo que había recorrido. Y no hablo de los kilómetros per se, nadando en la bici, corriendo de donde inició mi carrera con mi familia. Cómo era de niño, a qué me gustaba jugar, lo que aprendí la primera vez que tuve cáncer, cómo me quitaba el ojo y perseguían los compañeros que me decían cosas en la escuela, cómo me iba desarrollando de niño mi segundo cáncer, mis miedos al estar ciego, mis mexicanas para resolver muchas cosas, mi primer trabajo, mi primer carrera, mi primer triatlón, mi primer montaña, todo lo que me había construido para llegar a ese momento todavía valió la pena.
Y si es el 6 de noviembre del 2016, crucé la meta y me convertí en el primer y único Ultraman ciego del mundo. Hasta el día de hoy. Pero ese día me di cuenta que lo mejor que me había pasado en la vida era haberme quedado ciego y que gracias a eso me dio la oportunidad la vida de construirme como me he construido hasta el día de hoy y que justo ahí es cuando las preguntas las personas me dicen Rafa, lo que estás diciendo es muy bonito, pero es muy fuerte. ¿De verdad no te gustaría volver a ver? Yo no, porque me quedo sin trabajo.
Yo porque quiero volver a ver. Y creo que es una de las anécdotas más importantes, pero uno de mis éxitos más importantes o el éxito más importantes Saber aprendido a valorar el amor y el esfuerzo de mi padre, de mi madre y de mi hermano, porque mucho tiempo estuve ciego y no lo vi. Y en el momento que la vida me dio la oportunidad de valorarlo y verlo, fue el éxito más grande que tuve. Quiero darle las gracias a todos y a todas por estar aquí, por compartir este momento conmigo, por darme este calor. Les agradezco sus comentarios y me lo tomo con mucho cariño, con mucho respeto. El hecho de que digan que son una inspiración, un ejemplo de vida o algo extraordinario o fuerte lo que he hecho. Pero creo que voy a partir de algo muy importante para darle las gracias. Que para ser una persona extraordinaria en la vida no necesitas subir un Everest, no necesitas hacer un Ultraman, no necesitas vencer un cáncer para ser una persona extraordinaria.
Te tienes que levantar todos los días y disfrutar lo que tienes hoy, disfrutar lo que tenemos, lo que no tenemos. Entender que lo que construimos todos los días con carencias o con abundancias es parte de una historia maravillosa que ni el mismo tiempo va a poder borrar. Que todos tenemos la oportunidad de con esta historia, tocar vidas, dejar huellas y repito, no para aplausos o para adulaciones, para darle un granito de arena. De amor, de esperanza, de voluntad, de fe a este mundo que tanto lo necesita. Que hoy, que parece que todo se está distorsionando, necesitamos a esos personajes que nos devuelvan la confianza. Y repito, no tienen que ser hazañas en una montaña, en un Ultraman o haciendo cosas locas o extremas. Desde el momento que te levantas de tu cama y te enfrentas a la vida, a tus propias montañas, ahí estás creando una historia maravillosa. Y como siempre lo digo, porque esta es mi principal profesión y los invitaría a que me acompañaran en ese camino.Por favor, salgan, salgan, no falten el respeto a la vida, que a mí es lo que más me fascina, hacer faltarle el respeto a la vida.