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Exploradores que cambiaron la historia del mundo

Ignacio March

Exploradores que cambiaron la historia del mundo

Ignacio March

Biólogo


Creando oportunidades

Ignacio March

Ignacio March Mifsut es biólogo de profesión y naturalista por vocación, con una trayectoria de más de 20 años dedicada al estudio y conservación de la naturaleza, especialmente en la Selva Lacandona, Chiapas. Su interés por la biología de campo lo llevó a convivir y aprender de los mayas lacandones, integrándose a su vida cotidiana y documentando su conocimiento sobre fauna, flora y etnozoología.

Entre sus aportes científicos destaca el registro de una nueva especie de armadillo en México, el Cabassous centralis, gracias a la colaboración con comunidades indígenas. Ha realizado expediciones emblemáticas, como el cruce a pie de la Selva Lacandona, y ha trabajado en la generación de mapas y estudios sobre la selva maya.

March Mifsut es también divulgador, coleccionista de literatura de exploración y defensor de la biodiversidad, con experiencia en áreas protegidas y en el trabajo con pueblos originarios de México y América del Norte. Su enfoque integra ciencia, cultura y ética ambiental, promoviendo la responsabilidad colectiva en la conservación del planeta.


Transcripción

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Ignacio March Mifsut. Yo soy Ignacio March Mifsut. Soy biólogo de profesión y naturalista de pasión. Mi mayor interés siempre fue la naturaleza. Yo quería ser un biólogo de campo. Eso era, eso era mi mayor interés, era, aunque yo era urbano y era citadino yo dije yo quiero ir al campo. Y entonces me puse a buscar oportunidades y de repente salió una grandísima oportunidad de trabajar en la Selva Lacandona, que yo no sabía ni siquiera dónde estaba, en qué estado. Está en Chiapas, muy cerca de Guatemala. En ese tiempo todavía era una selva muy respetable, con una extensión de más de medio millón de hectáreas, que es una selva ya muy grande y que estaba pegada con las selvas de Guatemala, del Petén y también con las de Campeche. Entonces formaban la gran selva maya, después del Amazonas y todavía lo es. Es la segunda selva más extensa de América. Y no solo eso, sino también con la cultura viva, los mayas lacandones, que también, pues para mí en esos tiempos eran casi como una leyenda. Se les consideraba casi como espíritus de la selva, se sabía muy poco, en fin. Y no puedo olvidar el momento en el que conocí a los lacandones, por primera vez. En 1984, imagínense. Pues estaba yo, yo fui de vanguardia, digamos, a un poblado lacandón y me quedé sentado ahí en un puente que cruza el Río Lacanjá. Ahí empezaba la comunidad de los lacandones del sur y bueno, pues yo tenía muchas expectativas, pero también había mucho misterio. ¿Qué va a pasar? Finalmente estaba ahí sentado esperando a mis amigos, que se habían quedado ahí los herpetólogos a buscar serpientes. Habían visto una serpiente y los botánicos estaban colectando alguna planta. En esos tiempos era fantástico porque esas salidas de campo que hacíamos era como las salidas que hacían en tiempos antiguos, iban botánicos, iban ornitólogos, iban algún experto en lombrices, alguien que sabía mucho de los peces. Y entonces, bueno, pues se pueden imaginar que todos aprendíamos de todos y en las noches pues era fantástico intercambiar lo que habíamos encontrado en el día. Entonces estaba yo esperando a mis amigos y de repente se acerca un lacandón, que era un señor, pues no muy alto, pero como dos, dos como yo de grueso, con unas, unas piernas así, con unos pies enormes, amplios y con un machete, pues el más grande que he visto en mi vida y el más afilado, creo. Y entonces se acercó, se me quedó viendo y me empezó a decir de cosas. Tenía una voz así, muy fuerte, muy, muy gruesa. Y entonces se puso a hablar en maya y estaba como molesto. Yo dije caray, primera y última vez que voy a conocer a los lacandones. No sabía yo que me iban a decapitar ahí porque movía el machete. Yo dije hola y adiós. Adiós, mundo cruel. Total, que de repente, pues ya no aguantó el lacandón y se empezó a morir de risa, porque era una de las bromas de un señor que ya murió, que se llama Kin Obregón y que después se volvió mi Nohoch Tatich, mi gran maestro. Me enseñó, pues a afilar machetes, me enseñó a que comer, que no comer, un poco a sobrevivir en la selva también. Fue fantástico. Yo estuve como 20 años ahí. Bueno, tardé yo creo que un par de años en que me aceptara la comunidad, en que yo ya me pudiera mover libremente entre el territorio de un clan y otro. No a cualquiera le permiten estar ahí, son muy cerrados en ese sentido. Aprendí mucho de lo que leí sobre la cultura Lacandona, pero más de lo que ellos me enseñaron y de lo que yo viví con ellos.

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Ignacio March Mifsut. Las cacerías, por ejemplo, son tremendamente interesantes. La colecta de frutos y semillas por ejemplo, la pesca, etcétera, etcétera. Realmente una cultura muy bien adaptada a la selva. Ya leyendo después muchos artículos de arqueólogos, siempre me quedó lo de querer ser antropólogo, arqueólogo y lo tengo como un hobby. Pero bueno, los arqueólogos básicamente han demostrado que los Mayas Lacandones principalmente vienen de Chichén Itzá. No sé si ustedes conozcan Chichén Itzá, en el norte de Yucatán, pero fue una de las últimas ciudades antes de que llegaran los europeos a América. Chichén Itzá tiene una larga historia de inmigración, de toltecas, de aquí, de Tula, del centro de México. Pero en fin, era la última gran ciudad, digámoslo así, de los mayas. Y por alguna razón ellos se fueron hacia el sur y se metieron en las selvas de lo que ahora es Calakmul. En ese tiempo Calakmul ya estaba abandonado. Casi toda las ciudades mayas estaban abandonadas, las selvas ya las habían cubierto prácticamente y después ellos siguieron su viaje al sur y estuvieron en el Petén de Guatemala y muy cerca del río Usumacinta. Y después, finalmente en el siglo XVIII, principios del siglo XIX, pasaron a la parte de lo que ahora es Chiapas y se establecieron los clanes familiares de manera muy dispersa. Ya después por cuestiones agrarias y todo eso, se les unificó en dos o tres poblados. Es interesante porque, en algún momento conocí a unos Itzáes, que son un grupo indígena de Guatemala, también minoritario. Muy pocas. Debe haber menos de 500 itzáes y los itzáes vienen precisamente de lo que era la delta del Grijalva-Usumacinta. De hecho, la Malinche era un itzáe y ella por eso sabía maya y sabía náhuatl y sabía distintos dialectos, porque era un paso muy importante esa zona de lo que ahora es Tabasco. Por eso el papel tan importante que tuvo Malitzin en todo esto. Y los itzáes tenían muchas palabras casi idénticas al maya lacandón. Entonces, ¿qué se explica eso? Pues que esos itzáes también vienen de Chichén-Itzá, por eso es Chichén Itzá y por eso tienen un lenguaje que después cuando viajé con lacandones a Guatemala y conocieron a los itzáes, podían hablar, pues bastante bien. Es un maya lacandón, itzáe muy similar, no así con otros mayas, por ejemplo los tzeltales o los tzotziles.

06:51
Ignacio March Mifsut. Entonces ahí me empecé a dar cuenta de que cuando hablas de los mayas estás hablando de un universo muy complicado, muy complejo desde el punto de vista de la historia, de la lingüística, por supuesto, y de las propias costumbres. Y después estuve haciendo estudios etnozoológicos. Qué historias hay detrás de los animales en los lacandones. Qué cosas creen, qué mitos hay. Fue muy interesante, por ejemplo, que el tapir, que es el mamífero más grande que hay en la Selva Lacandona, es un animal que puede medir metro y medio, dos metros y pesar hasta 300 kilos. Es herbívoro, frugívoro y para los mayas Lacandones, es interesante que, los tapires los consideran los caballos de los antiguos mayas y por eso en maya le llaman k’axir tsimin que significa caballo de la selva. Entonces yo preguntando un poco más y me decían sí es que está muy claro, todas las ruinas que encontramos, porque claro, las ruinas mayas que escuchamos son las que se han descubierto y se han restaurado, pero hay miles de sitios que no están restaurados y a veces ni descubiertos, pero ellos se explicaban eso de que había habido un enorme terremoto que había matado a sus ancestros, a los antiguos mayas, que habían muerto ahí. Esa es una de las historias que tienen sobre de dónde vienen y todo esto, y que los mayas tenían caballos que tenían cola como los de ahora, pero amarraban a los caballos de la cola. Y en ese gran temblor se espantaron los caballos y se escaparon y se arrancaron la cola y se hicieron silvestres. Y por eso es el k’axir tsimin. Bueno, pues muchas historias de estas. Pues resulta que cuando vamos con Kin Obregón, que ya era uno de los cuatro más mayores digamos, de esta comunidad Lacandona de Lacanjá, le preguntábamos sobre los animales y cómo los llamaba y todo esto. Y cuando llegamos a la parte del armadillo, en México se conocía una sola especie de armadillo y nos dice no, pero aparte hay otro armadillo, porque llevábamos fotos y dibujos, les enseñábamos, nos dice no, hay otro armadillo, y nosotros dijimos esto debe ser una broma, porque es muy difícil que tanta gente que ha estudiado las selvas mexicanas, en fin, ya tendría que haberlo descubierto. Entonces nos lo describía y llegamos a la conclusión de que efectivamente era otra especie y que posiblemente era una especie que se llama cabassous centralis, que es un armadillo tan distinto al armadillo común que los lacandones en maya le llaman uay weech que significa el armadillo embrujado. Entonces cuando tienen la mala fortuna de cazar uno, es tan raro que lo ven como que está hechizado, está malo, dicen mejor no nos lo comemos porque a lo mejor nos envenena. Y Kin Obregón había visto este animal tres veces en toda su vida y él tenía ya 80 años de edad. Entonces evidentemente, pues era un animal muy raro. Entonces fuimos con, en aquel tiempo, con don Miguel Álvarez del Toro, que era un gran naturalista, que bueno gracias a él se instalaron muchos parques nacionales y muchas reservas y era digamos que como nuestro nuestro tutor, en el sentido académico.

10:13
Ignacio March Mifsut. Y fuimos Don Miguel, mire los lacandones nos están hablando de este armadillo que es así y nosotros pensamos que es esta especie. Y don Miguel nos decía los chamaquearon ¿verdad? O sea, les están tomando el pelo. Los lacandones así son, no les hagan caso de estas cosas. Yo los conozco y así son. Les encantan las bromas. Ya sabía que les gustaban las bromas, ¿no? Y entonces total, que les dijimos a los lacandones, pues si encuentran uno por favor nos avisan, porque esto es un gran hallazgo. Nuestros amigos colegas pues también nos decían se están burlando de ustedes, nadie creía en el nuevo armadillo. Total, que un día capturaron uno. Inmediatamente nos fuimos a la selva, que en aquel tiempo nos costaba ocho, diez horas para llegar, entre el lodo y en fin, tenías que tener una doble tracción ahora, pues afortunadamente ya hay caminos y carreteras. Total, que efectivamente era un cabassous centralis y bueno, pues ya lo medimos. Y publicamos una nota con otro colega de Guatemala que al tiempo, pasó un poquito lo de Charles Darwin, iguanas, al tiempo encontró también el armadillo en Guatemala y sacamos una nota científica de que era un primer registro. Y aquí pues bueno, la lección aprendida fue, no necesariamente los indígenas siempre te van a querer bromear, sino puedes aprender un montón de cosas y puedes hacer grandes descubrimientos.

12:25
Denisse. Hola Ignacio, soy Denisse. Es un honor estar en esta charla tan interesante y yo quisiera preguntarte que, aparte de la valentía, ¿qué otras cualidades hacen a un biólogo ser un buen biólogo?

12:35
Ignacio March Mifsut. Bueno. Te lo voy a decir desde el punto de vista del biólogo de campo, lo primero, pues, es maravillarse todos los días de la vida. De todas las formas de vida, como mencioné, ahora sí que no hay más importante que otro. Todo es tan interesante y tan importante, que esa, digamos, esa curiosidad de saber más, entender más el mundo, el mundo vivo, la biosfera que llamamos, pues eso es indispensable. Y por lo general, pues los biólogos son, o somos personas muy curiosas que siempre estamos, aunque digamos, no sé, en una ciudad o aunque estemos dando clases o cualquier otra cosa, siempre tenemos que regresar al campo frecuentemente, a estar en ese envolverte de naturaleza y a ver las pequeñas cosas y las grandes cosas. Por supuesto que para ser un biólogo de campo tienes que ser muy resistente, sobre todo gástricamente, porque tienes que comer de todo. Tienes que ser adaptable, tienes que ser respetuoso de la gente con la que vives, tienes que ser sensible de no hacer cosas que no debes de hacer. Por supuesto, somos fanáticos de no dejar huellas donde estuviste. Nosotros los campamentos, pues tratábamos de si limpiábamos porque pues pasábamos hasta un mes en un campamento pero tratábamos de no dejar ni un papelito, digámoslo así. Somos, tenemos que respetar lo que admiramos, obviamente. Y esa apertura que, como comenté, de no limitarte a la biología. La biología es la ciencia que estudia la vida, o sea, casi nada. Como les dije, la materia y la energía en su manifestación más gloriosa, voy a decir, la vida es increíble. Cuando ves algo, piensas en lo molecular, piensas en lo bioquímico, pero piensas también en la ecología, en el entorno. Entonces empiezas a ver ese todo, que es inmenso, es increíble, es muy complicado. Obviamente no hay cabeza humana que haya tratado de comprender ese todo. Ha habido buenos intentos. Yo soy un admirador de Alexander von Humboldt, que fue un naturalista alemán de principios del siglo XIX. Que estuvo en México, por supuesto, pero estuvo en Sudamérica y que precisamente él tenía el motor de tratar de entender casi nada. El cosmos, su obra más notable precisamente se llama Cosmos. Que es una obra que yo tengo y que a veces me tengo que detener cuando terminé una página para volverla a leer una y otra vez, porque está muy denso su conocimiento, es un conocimiento enciclopédico que él trató de poner ahí. Pero bueno, la biología pues tiene todas estas ramas tan increíbles. Actualmente pues ya se ha modernizado mucho porque se descubren cosas, pues cada hora voy a decir, en cuestiones moleculares, estamos entendiendo cosas increíbles y pues uno tiene que estar constantemente leyendo porque si no pues te empolvas, digamos. Y bueno, un biólogo de campo pues es es eso, es no ser un biólogo de laboratorio, estar encerrado ahí con los matraces y las cosas, que también tiene su encanto, digámoslo así. Los biólogos de campo a veces también tenemos que ir al laboratorio donde te dicen que te tienes que poner una bata blanca, pero no tenemos, porque estamos en el campo casi siempre. Y pues el biólogo de campo es algo mucho más directo. Por lo general estudiamos, ahora sí, que la naturaleza en su entorno natural, en el contexto más natural. Muchos estudiamos especies de mamíferos, hay otros que estudian aves, en fin, hay otros que se fueron por estudiar los ecosistemas completos. Pero lo que es muy importante es el diálogo entre biólogos de campo.

16:25
Ignacio March Mifsut. Aprendes cosas increíbles y como les decía, por eso aquellas viejas expediciones con botánicos, con ornitólogos, con ratonólogos, en fin, con todos los ólogos que se puedan imaginar, pues es muy interesante.

17:18
Adriana. Yo soy Adriana y creo que todos hemos escuchado que México es uno de los países más biodiversos del mundo. ¿Tú crees que es así? ¿Y qué lo hace tan especial? ¿Crees que seguirá siendo así dentro de 50 años?

17:31
Ignacio March Mifsut. Primero, yo sí quiero que todos pensemos que la biodiversidad no tiene propietario. O sea, no hay biodiversidad de México y biodiversidad de Estados Unidos y biodiversidad de Madagascar. A nosotros los países se nos encargó tener la custodia de una biodiversidad que se pertenece a sí misma. Entonces nosotros somos responsables de esa variedad de plantas, de animales, de tipos de ecosistemas, de bosques, etcétera, que nos tocó en nuestro territorio y que nos dio un privilegio, pero nos dio también una gran responsabilidad. Entonces así es como hay que verlo. Yo siempre he pensado en la biodiversidad como un todo que se pertenece a sí misma. Y por eso, pues sí, la biodiversidad que hay en México, pues nos debe de importar e interesar mucho, pero eso no significa que nos interese y nos guste la biodiversidad de África o de Australia o de cualquier otro lado. Con el tiempo vas viendo que al principio le das más importancia a ecosistemas más carismáticos. Como la selvas, por ejemplo, las selvas con monos y con una abundancia y una diversidad tal que es increíble. Y yo me acuerdo en mis tiempos, en los ochentas, en los noventas se decía que los ecosistemas más importantes eran las selvas. Después descubrí que eso es mentira. Todos los ecosistemas son importantes, todos y todos están donde deben de estar. Eso es muy importante. Entonces, donde hay desierto, pues no debemos de decir después de haber trabajado 20 años en la selva Lacandona, que porquería de ecosistema, aquí casi no hay especies, no hay nada, no hay agua. En fin, deberían de ver la selva Lacandona, que increíble. Pues no, eso es falso. Los desiertos son muy importantes, tienen funciones a nivel de todo el planeta, increíblemente importante. Poca gente sabe, por ejemplo, que mucha de la selva del Amazonas y de América Central y del sureste de México está fertilizada por polvos que vienen, por arenas muy finas que vienen del Sahara, del desierto del Sahara. Entonces al final vas a ir viendo que todo está conectado con todo. Las aves migratorias que tenemos en México que confluyen aquí, aves migratorias, que viven en el norte y van al sur, o que viven en el sur y van al norte, en fin, este es un tráfico de aves. Cuando ustedes ven mapas de las rutas migratorias de aves a las que les han puesto radios satelitales. Es increíble el tráfico que hay, que los que van y vienen, vienen y van, en fin. Esas aves migratorias no tendría ninguna posibilidad si los ecosistemas de México o de Sudamérica o de Norteamérica no estuvieran bien conservados. Entonces al final te das cuenta de que todo está conectado con todo. Nada más cierto. Y entonces empiezas a descubrir que sí, efectivamente México es uno de los países privilegiados, estamos entre los diez países con más especies de plantas y animales a nivel mundial. En algunos países somos el número uno en reptiles, por ejemplo, anfibios y reptiles. Somos el número uno en cactáceas, en Pinos, México es el país que más diversidad de pinos tiene y así podríamos hablar y hablar por muchas horas sobre la diversidad que hay en México.

20:40
Ignacio March Mifsut. Pero yo sí quiero hacer énfasis en que finalmente nos debe de interesar y nos debe de preocupar lo que pasa en México, pero también en otros países. Nuestras especies que viajan al sur no tienen alimento en Colombia o en Ecuador o en Brasil, eso nos va a afectar. O el caso de las ballenas, las ballenas, por ejemplo, la ballena gris, el 95% de las ballenas grises nacen en México, en Baja California, pero después se tienen que ir hasta Alaska. Entonces, sí es importante pues, tener el orgullo de que en México, tenemos una enorme diversidad de especies. Las razones son varias, biogeográficamente, pues estamos a la mitad de la parte neártica y de la parte neotropical. Fuimos puente cuando se establece la conexión entre Sudamérica y Norteamérica se forma el puente centroamericano, yo diría mesoamericano, porque también emerge la parte de Guatemala, Chiapas, Yucatán y se empiezan a pasar un montón de especies para el norte y un montón para el sur. Entonces, por eso y por muchas otras razones, por factores climáticos, por factores geológicos, por la historia misma, la evolución, en fin, es complicado explicar por qué. Lo que sí es un hecho es que sí efectivamente somos un país biodiverso y lo que es preocupante es que seguimos sin lograr conservar lo que necesitamos. No basta con proteger pedacitos como unas muestras, de nuestros pastizales, por ejemplo, los pastizales naturales de América del Norte están en plena extinción, con aves que nada más hay ahí, con reptiles que nada más hay ahí, etcétera. Y eso poca gente lo sabe. Poca gente se preocupa por los pastizales, son un ecosistema importante. Los desiertos, tenemos infinidad de tipos de desierto, de matorrales, los manglares que tan importantes son para la pesca, estamos conservando y yo trabajé muchos años en áreas protegidas, en tener muestras pequeñitas y eso no va a sacar adelante a la biodiversidad. Y si la biodiversidad no la logramos conservar, pues va a estar muy difícil para las generaciones futuras. A lo mejor no las que viven ahora, pero los que viven dentro de 100 años o dentro de 400 o 500 años. Se dice que la biodiversidad es una biblioteca, que se están quemando los libros y ni siquiera sabemos el título de estos libros que se están quemando. En muchas especies está la respuesta a muchas enfermedades actuales y futuras que afectan fuertemente al ser humano.

23:42
Ignacio March Mifsut. Muchas, muchas, muchas. La verdad es que es sorprendente lo que les pueda contar y les voy a contar un solo ejemplo la warfarina. No sé si conozcan la warfarina. La warfarina es una sustancia que ya se sintetiza artificialmente, que sirve para que las personas que tienen problemas de circulación o problemas cardíacos puedan tener la sangre más, menos espesa, más diluida, y por eso tienen que estar tomando warfarina. Claro, es una warfarina ya química. Pero, ¿dónde se descurbió? Se descubrió de los murciélagos hematófagos, de los vampiros que son tan horribles, nadie los quiere. Los quieren matar con estacas. Desafortunadamente, confunden a todos los murciélagos, los confunden con vampiros. Y la gente los quema, los destruye. Bueno, son lo más benéfico que hay. Y en fin, salió básicamente de este enzima, la warfarina, que tienen en la saliva los murciélagos vampiros. Y qué es lo que les permite hacer una pequeña herida sobre el animal que van a parasitar y que la sangre pueda seguir fluyendo. Entonces, de repente, cómo algo que puedes decir a primera vista que horrible, que asqueroso, bueno, que horrible, que asqueroso, le ha salvado la vida a millones de personas. Y ejemplos como esos hay en plantas, en fin, en una gran diversidad, muchas de ellas mexicanas. Gracias por la pregunta, Adriana.

25:49
Santiago. Santiago Mireles, encantado. Antes que nada, soy un admirador de tu trabajo y admiro muchísimo a los biólogos de campo. Quisiera preguntarte ¿cuál es esta relación que existe entre la biología y la exploración?

26:03
Ignacio March Mifsut. Si, bueno es muy común que los biólogos de campo se interesen por la geografía. Siempre quieres explicarte por qué esto está aquí y no allá. Siempre necesitas mapas para saber cómo llegar a tal o cual lugar. Digo ahora tienes ya, dispositivos que te enseñan mucho de eso. Pero antes pues tenías que desarrollar cierta percepción. Éramos más o menos bien orientados. Tengo amigos que son terriblemente mal orientados y siempre quieren llevarte y mejor les dices no mejor, tú te vas atrás, yo después me interesé por los famosos sistemas de información geográfica, que no es otra manera más que usar la información espacial, pero usando las computadoras. Y eso es increíble. Aprendes cosas, por ejemplo, el flujo de redes. Podíamos simular una red de ríos, cómo una partícula de agua cuanto tardaba desde que llueve hasta que llega, por ejemplo, al mar con estos sistemas. O puedes explicarte por qué una especie está más concentrada aquí cuando tú le metes otras capas de información, qué humedad, qué recursos que usa la especie. La geografía es una muy buena herramienta, digámoslo así, para entender el mundo natural y entender nuestro planeta. Y yo tuve la gran oportunidad de con muchos colegas de generar mapas sobre la selva maya. Yo me dediqué muchos años a la selva maya. Hubo el interés de un señor que me financió un proyecto, bueno, mi tesis, de cruzar a pie la Selva Lacandona, imagínense. Esto fue en 1989, fue que se nos ocurrió y pues nos apasionamos. Claro que sí. Los grandes exploradores, que maravilla. Claro, lo podemos hacer. Total, organizamos toda la situación para hacerlo en febrero de 1990. Escogimos ese mes porque es un mes muy agradable, porque la Lacandona siempre tiene agua prácticamente, pero ahí pues no tiene altas temperaturas, no tiene mosquitos casi. Entonces era la mejor temporada para tratar de hacer esto. Entonces compramos mapas, En fin, calculamos a ver cuánto nos íbamos a tardar. Muy optimistas. Pensábamos tardarnos 12 días, en cruzarlo, a pie, ¿verdad? O sea, si no llevamos mulas, la idea de ir así a la brava un poco. No había GPS en esos tiempos, o si los había, pues no eran comerciales. Seguramente los militares ya los tendrían. Pero para para unos bióloguitos que querían cruzar a pie la Selva Lacandona, pues no. Nuestra principal misión era, ahí empezaban las primeras imágenes de satélite de las selvas. Entonces, pues se veía muy bien la selva. Pero siempre decíamos pero ¿qué tal?, ¿qué tan bien está abajo del dosel, abajo de esos árboles? ¿está la fauna? ¿están los ecosistemas íntegros, o ya no? Entonces parte vamos, creo que el principal motivo de esta expedición fue eso, pero fue también pues ver si encontrábamos vestigios mayas. Fue también ver si encontramos manadas de pecaríes de labios blancos, que era el animal que estaba estudiando. Y a la hora pues de planearlo pues dijimos bueno, a ver quién va, tiene que ir un médico.

29:12
Ignacio March Mifsut. Afortunadamente tenía un amigo, José Luis Patjane, que sigue siendo un buen amigo, que era médico y le gustaba la naturaleza y dijo yo voy, como médico de la expedición. Fantástico. Y luego, bueno, queríamos llevar un lacandón, por si acaso nos iba ya muy mal, pues que nos salvara y nos rescatara, pues para ellos era como su casa. Entonces se apuntó un buen amigo, Kim Bor, que es de Nahá, pero vino a Lacanjá y que era uno de los mejores cazadores. En fin, era el Lacandón ideal, fuerte, gran cazador, en fin, buena gente. Muy bien. Y después dijimos bueno, alguien que filme toda la aventura. Entonces nos conseguimos ahí un tipo que estaba medio, un poco loco, de Bellingham Washington y dijo yo, yo voy. Yo me apunto y yo me financio todo, perfecto. Y luego. Y bueno pues el que pagó la travesía, que fue dinero para comprar comida deshidratada, en fin, para llegar en avioneta, todas estas cuestiones. Archie Carr Chuck, que fue un un gran conservacionista. Fíjense, su papá fue el mejor, el mayor conservacionista de las tortugas marinas a nivel mundial, fue el primero que se preocupó por las tortugas marinas. Y finalmente al final se nos pegó un escritor de Nueva York que dijo no, yo voy porque yo quiero hacer un capítulo, ¿verdad?, de esta gran aventura. Muy bien, entonces ya estaba ahí el equipo. Total, que bueno, pues salí bueno, preparamos el equipo, fue grandes preparativos. Total, que bueno ya tomamos una avioneta en Comitán en Chiapas que le dijimos queremos que nos haga todo el recorrido, pues para ver cómo lo vemos desde arriba. Por si vemos algunos puntos de referencia y que ingenuos, ¿verdad? Bueno, y entonces nos hace el sobrevuelo y ahí vamos y pasan los minutos y seguimos y qué, ¿ya se pasó, no? No, nos falta todavía un poco. Y fueron 35 minutos en una avioneta sobre la selva viendo el recorrido y pues no encontramos un solo punto de referencia, todo se veía igual. Imagínense que era como un, como miles de millones de brócolis pegaditos uno junto al otro, que no veíamos absolutamente nada. Total, que bueno, pues claro, pues eso te impacta y el primer sentimiento que tuvimos fue de miedo. Se los voy a decir. Yo creo que todos los exploradores tienen miedo, no siempre lo escriben ni lo dicen. Algunos sí, pero otros no, y el miedo es tu mejor arma para pues no sobrepasar las cosas no. Total, que aterrizamos en Chajul. Todos apanicados, estamos locos. En fin. Total, que bueno, esa noche dormimos en una estación que ahora funciona pero que estaba abandonada, una estación científica que se llamaba Chajul, se llama Chajul y ya la selva pues había entrado, por, en las instalaciones, digamos.

32:20
Ignacio March Mifsut. Y ahí fue que pudimos acampar esa noche antes de salir a emprender la gran caminata. Y, el lacandón nunca pudo, nos dio mil pretextos. Entonces íbamos sin el hach winik, que era nuestro seguro de vida. Finalmente, un buen amigo, Eduardo Iñigo, un biólogo que trabajaba ahí, estaba estudiando la guacamaya roja, que es una especie en peligro de extinción y él en dos lanchas nos llevó al sitio donde íbamos a partir, que fue en el río Tzendales. Y entonces pues ya bajamos nuestras cosas y ya nos dejó y pues buena suerte, nos dio la bendición y empezó la aventura. Llevamos unas mochilas que pesaban entre 27 y 30 kilos, entonces bastante estorbosas. En aquellos tiempos, ahorita ya no, creo que ya no la podría cargar. Y entonces empezó la gran caminata y bueno, pasaron cosas muy interesantes. Nos encontramos con una gran manada de percaríes, como de, contamos como 80, pero podrían haber sido 100 o menos de 80. No los puedes contar, realmente hay por todas partes. Nos tocó ver rastros de jaguar, en la noche se acercaban jaguares y pumas. Rara vez vimos uno así con claridad. Quizás alguien vio claramente un puma y vimos algún tapir. Vimos un montón de monos. Nunca había visto tantos monos en mi vida. Muchísimos. Vimos ruinas mayas gigantes, enormes, grandes ciudades mayas con escaleras y con como corredores así elevados. En una selva que se inundaba. Entonces te podías imaginar pues mayas cargando ahí bultos de maíz con un mecapal. En fin, increíble. Por supuesto, no teníamos el tiempo de explorar mucho más, pero pues tomamos notas, en fin. Y bueno, poco a poco me fui dando cuenta de cómo el humor iba decayendo. Se nos acabó la sal, se nos acabó el azúcar. Los cigarros, a los que fumábamos, yo en aquel tiempo era fumador. Llevamos una botella de tequila que nos iba a durar para todo el viaje. La primera noche, porque además no la queríamos cargar, desapareció. Y fue interesante como el humor de los integrantes del equipo iba cambiando, nos íbamos poniendo de peor humor, los ánimos no estaban muy bien. Y entonces, bueno, nos dimos cuenta de eso y dijimos no, tenemos que mantener el buen humor. Les digo, habíamos pensado que iba a ser 12 días y fueron realmente, fueron 16. Entonces al final ya andábamos muy flacos todos. Agotados de haber cargado tanto, hicimos un sistema que se llama leap frog, que es dejar tus cosas, machetear una hora y cuando da la hora te regresas a por tu mochila y el otro equipo ya va con sus mochilas hasta el final donde llegó el primer equipo que macheteó a abrir brecha y así.

35:29
Ignacio March Mifsut. Entonces realmente caminamos el doble. Yo calculé que caminamos como unos 156 kilómetros y la mitad de ellos cargando una mochila, que después ya bajó de peso hasta los 18 kilos, pero siempre, siempre es un peso. Total, que bueno, ya empezábamos a escuchar cosas que no existían. A todos los campamentos le poníamos un nombre. Entonces en el día 12 se llamó el campamento La Esperanza. Sí, jojo, ¿cuál esperanza? Y al día siguiente escuchamos un balazo. Dijimos hay alguien aquí, campamento el balazo. ¿Por qué no? Y así, campamento el último día y en fin. Finalmente llegamos a nuestro destino. Entonces no nos equivocamos en la dirección. Pero sí nos equivocamos en cuánto íbamos a recorrer cada día. Entonces, claro macheteando y cargando, se te hace que recorriste diez kilómetros. Y lo que había pasado es que habíamos recorrido cuatro kilómetros. En fin, aprendimos todo esto y me hice un gran aficionado por saber todo sobre los exploradores y exploradoras. Y comencé un pasatiempo que ha sido complicado, pero que fue coleccionar libros de expediciones y de exploradores y exploradoras, en todas partes del mundo. Entonces empecé con el Polo Norte y el Polo Sur y África y América del Sur. Y Europa, por supuesto. Y México y el Amazonas, en fin. A la fecha tengo como cerca, casi ya 900 libros. No los he leído todos, pero he leído varios y realmente el mundo de la exploración es increíble, porque claro, el ser humano se coloca ahora si que en los límites y al estar en los límites pues te salen fuerzas, te sale mesura, te sale el instinto de sobrevivencia y otros instintos y te hace hacer cosas que van más allá de tus capacidades.

38:09
Sandra. Hola Ignacio, yo soy Sandra Morgado y mi pregunta es: Si tuvieras la oportunidad de tomar un café con alguno de los naturalistas de la historia, ¿quién sería?

38:21
Ignacio March Mifsut. Yo me interesé mucho por los naturalistas del siglo XVIII, siglo XIX, temprano siglo XX, que bueno pues eran naturalistas, pero eran exploradores al mismo tiempo. Entonces, pues claro eso te inspira. Entonces, por supuesto que Alexander von Humboldt, que fue increíble. Como naturalista, como explorador. A él le gustaban mucho los volcanes, le gustaban mucho las cuevas, porque él estudió minería, en fin, pero interesado de todo, le interesaba absolutamente todo a Alexander von Humboldt y era también un buen alpinista. Tan lo fue que tuvo el récord de haber subido el Chimborazo, que es un volcán que está en Ecuador como parte de los Andes y mantuvo el récord sin ser propiamente alpinista, de haber subido el Chimborazo. Por supuesto, personas como Charles Darwin. Claro, si te interesa Darwin, pues tienes que leer “El Diario del Viaje del Beagle”. El beagle era el barco en el que hizo este viaje increíble por el mundo. Y de donde sacó finalmente los elementos para después poder ensamblar la teoría de la evolución de la selección natural. Que bueno, aquí hay una anécdota interesante. Humboldt y Darwin se llegaron a conocer. De hecho, Humboldt fue primero y uno de los libros de cabecera, en el barco, en el Beagle de Darwin, era precisamente uno de los libros de Humboldt. El del viaje a América, en fin. Y ahí pues todas las noches leía Darwin, el joven Darwin, se ponía a leer a Humboldt. Y aquí hay una anécdota interesante porque Humboldt, llega al Puerto del Callao, que es el puerto de Lima y ahí toma un barco que lo lleva hasta Guayaquil, en Ecuador. Guayaquil es el puerto perfecto para poder ir a las Islas Galápagos y entonces evidentemente Humboldt estaba muy interesado por los volcanes. Las Galápagos son islas volcánicas. El punto es que por ‘equis’ factor, Alexander von Humboldt no pudo ir a las Galápagos porque tenía la intención de conseguir un barco, tenía dinero, tenía el interés. No pudo ir a las Galápagos y en lugar de eso se fue hacia el norte hasta Acapulco. Llega a México en 1803 y ya, bueno, se va recorriendo hasta llegar a la Ciudad de México y en fin, y ya se va en 1804. Si Humboldt hubiera ido a las Galápagos, y esta es una intriga que yo planteó ficticia, si Humboldt hubiera ido a las Galápagos, quizás Darwin no hubiera querido ir a las Galápagos. Y si Darwin no hubiera querido ir a las Galápagos, pues a lo mejor la teoría de la evolución hubiera tomado otro rumbo. El chiste es que nada de eso pasó. Darwin nunca leyó en Humboldt que las Galápagos ´ta ta ta´, entonces dijo él, Darwin dijo yo quiero ir a las Galápagos. Y pasó todo lo que tenía que pasar. Interesante que muchos años después un geólogo los reúne en Londres, porque casualmente estaba por ahí Humboldt. Imagínense una reunión Humboldt-Darwin es increíble. Entonces dice que Darwin, pues tenía una enorme ilusión de de consultarle muchas cosas al viejo Humboldt.

41:35
Ignacio March Mifsut. Porque quería preguntarle sobre la teoría A, B y C, en fin. Total, que llegan a la casa de este señor y lo que pasó fue que el viejo Humboldt primero, pues rindió honores tremendos al joven Charles Darwin y no dejó de hablar de todas las cosas que le había aprendido de Darwin. Y entonces Darwin ya no pudo preguntarle absolutamente nada. Se despidieron y se fueron los dos. Interesante el caso de Darwin, porque Darwin, al mismo tiempo que ya ensambla años después, ensambla la teoría de la selección de la evolución a través de la selección natural, que es una teoría increíble. Que le había costado muchos años ensamblarla, se entera de que otro inglés, Alfred Russel Wallace, que había estado en Malasia y había estado en el Amazonas y en fin, que se dedicaba a colectar animalitos, en fin, había llegado a la misma conclusión. Ese es el caso de Alfred Russel Wallace. Él junto con otro inglés, Henry Bates, que es un colector de, gran entomólogo, colector de insectos. Ellos, dos jóvenes ingleses, se fueron imagínense, a la selva del Amazonas en Brasil, a colectar animalitos para después venderlos en Italia, en Europa en general, en Londres en particular. Y vivieron de eso. Bueno, Wallace se quedó siete años. Pues nadie hablaba inglés, por supuesto, ahí entre las tribus. Se enfermaron de absolutamente todo lo que podían, pero resistieron. Mantuvieron su buen humor, seguramente por eso resistieron. Y finalmente, pues uno se quedó 7 años y el otro se quedó 11 años. Muchos exploradores y exploradoras también han sido de mi inspiración. Les puedo hablar, por ejemplo, de un explorador polar famosísimo de principios del siglo XX, que se llamó Ernest Shackleton. Es probablemente el explorador polar más completo y más famoso. Él, pues fue de los que quiso conquistar el Polo Sur. No lo logró, pero estuvo muy cerca y él es una persona muy interesante porque en una de sus expediciones su barco se quedó atrapado en los hielos, en lo que se llama la banquisa. Ya no había para donde moverse y de hecho los hielos empezaron a romper el barco a tal grado que pues lo rompió y se quedaron sin barco. Llevaba una tripulación de más de 20 personas, el Endurance, y a él lo ponen como una persona ejemplar. Para enseñar liderazgo, por ejemplo, en las empresas te recomienda leer uno de los libros que se llama South, Sur, porque es precisamente cómo hizo él para mantener la calma.

44:40
Ignacio March Mifsut. Porque imagínate quedarte en el Polo Sur en algo que ahorita es hielo, pero que dentro de unos meses va a ser mar y no tienes barco. Entonces imagínense el problema en el que estaban y entonces él logró primero, ponerlos a jugar fútbol ahí mismo donde se había hundido el Endurance, ya se había hundido, ya sabían que no tenían barco, para mantener el ánimo de la gente bien. Organizó un campeonato de varios días, imagínense la sangre fría. Y después organizó la manera en la que iban a transportar lo que pudieran en los botes que tenían, arrastrándolos hasta tratar de encontrar una isla antes de que se derritiera la banquisa. Y entonces bueno, pues es toda la penuria y la saga. Total, llegan a una islita que se llama Isla Elefante. Ya viene, viene cuando se derriten los hielos y pues ahí están en la Isla Elefante. ¿Y ahora qué hacemos? Una islita muy, muy pequeñita. Y bueno, básicamente dijeron pues alguien tiene que ir a buscar ayuda y Shackleton dijo yo voy a ir y voy a ir con dos personas más en uno de los botes y pues con el astrolabio y con el sextante, que sabían perfectamente usar en ese tiempo, pudo llegar después de una navegación increíble, con unas olas ya se pueden imaginar, llegar a una isla de balleneros que se llama Las Islas Georgia. Georgia del Sur se llama. Ahí había balleneros, ingleses, noruegos, en fin, de distintas nacionalidades, chilenos, y convencieron a un chileno de que fuera con su barco a rescatar a toda su tripulación y rescató a toda su tripulación. Y todos sobrevivieron. Y fue, pues, uno de los grandes exploradores que jamás había logrado algo como eso. Pero hay muchos otros que te inspiran. Roald Amundsen, por ejemplo, el noruego que le ganó al capitán Scott, los ingleses, le ganó en llegar primero al Polo Sur. Este señor Roald Amundsen pues era un vikingo prácticamente que había ya vivido con los esquimales. Impresionante esa carrera entre Amundsen y Scott para llegar al Polo Sur. Realmente trágica, murieron todos los ingleses que llegaron al Polo Sur. Bueno, llegan un mes después y encuentran la bandera danés, la bandera noruega y un mensaje de que les dejaban unas provisiones por si llegaban al Polo Sur los ingleses. Entonces pues, ya derrotados y desanimados, trataron de regresar y ellos no llevaban perros, llevaban caballos, se les murieron los caballos, en fin, es muy larga la historia de por qué pasó eso.

47:40
Ignacio March Mifsut. Finalmente mueren todos y fue una de las tragedias. Pero bueno, hay muchos exploradores también notables en el tiempo moderno, una franco canadiense que se llama Maud Fontenoy, que se le ocurrió remar, atravesar el Atlántico remando, ella sola. Increíble. Claro, en un bote preparado para eso, para el Atlántico Norte. Cuando ves su diario de viaje increíble, porque le pasaron cosas terribles. Ella llevaba una maquinita que le permitía desalinizar el agua de mar para tomarl agua. Se le descompuso y entonces, vía internet, quién sabe cómo le hizo, contactaron al que había inventado la maquinita, le dijo que la desarmará totalmente, que la volviera a armar. Y resultó. Y pudo volver a tomar agua potable, pero las pasó durísima. Le tocó unas tempestades que dieron, hicieron que su bote, que era hermético, lo podía cerrar, pues estuviera dando vueltas por horas y horas y días, digamos. Le tocó tener el peligro de que los grandes trasatlánticos que llevaban carga, que muchas veces no llevan, no llevan tripulación viendo detalles, sino llevan un sonar, llevan un radar y si no hay algo grande pues nadie se va a poner a ver si hay algo y le daba miedo de que la aplastaran. Y después, bueno, tiene partes muy bonitas con las ballenas. De repente el mar se puso con una calma total, con luna llena. Ya se lo pueden imaginar, casi de postal. Y las ballenas a un lado. Y con eso recuperó el ánimo. El chiste es que lo logró y llegó a Francia y pues es una gran héroe, digamos de estas navegaciones en solo por el Atlántico. Pues no sé, otra persona podría ser Lyn Hill, por ejemplo, una alpinista increíble que yo creo que ha sido la mejor alpinista de piedra en vertical. Que para mí mis respetos. Esta gente es increíble lo que puede hacer y pues ella también te da una cantidad de lecciones. La misma Karla Wheelock, una alpinista mexicana de Coahuila que también he tenido el gran privilegio de conocerla. Ella fue alguien que se lo propuso, ahora sí que la tenacidad y logró los siete ochomiles, fue una de las primeras mujeres de América Latina que logró en subir los ocho ochomiles, comenzando con el Everest, por supuesto. Podría hacer una lista interminable de exploradores de los que ha aprendido algo y pues mi recomendación es métanse a la literatura de viajes, le llaman literatura de no ficción. Es gente que te cuenta de lo que ha vivido de primera mano en lugares increíbles. Hay muchos, por ejemplo diarios de viaje, de náufragos. Me estoy acordando de uno de apellido Callahan, que estuvo 76 días flotando solo, en un bote, pues de dos metros por un metro en el Atlántico. Tiene un problema con su yate, naufraga y pues lo único que rescata es un lápiz, un plástico, no sé, dos o tres cosas.

51:07
Ignacio March Mifsut. Y su bote pequeñito. Y estuvo flotando por 76 días. Entonces imagínense la fuerza de querer vivir. De una persona así en medio del Atlántico. Él tuvo la sagacidad de usar el plástico para que cuando no tenía agua, pues evaporar agua de mar y que se pegaran las gotitas de agua en el plástico y que escurrieran hasta un estuche de no sé qué cosa y ir tomando agua. Aprendió a pescar en mar abierto, abierto, abierto. Descubrió que los náufragos, cuando naufragas, ojalá nunca lo hagan por favor, muchos peces se refugian en la sombra de tu embarcación. Y ese es un buen lugar para poder capturar peces pequeños o presas pequeñas que después las vas a usar para cazar unas medianas y después unas más grandes. Entonces ellos pues aprendieron a la mala, aprendieron cosas muy buenas y sobre todo pues las ganas de vivir. Yo en mi biblioteca tengo muchos, muchos relatos de gente que ha naufragado en distintos tiempos, en distintos siglos y en distintas circunstancias. Y cuando tú lees esos libros sacas un montón de lecciones que pueden ser útiles para tu vida diaria. Es lo que diría.

53:20
Jesús. Hola, qué tal, Ignacio. Mi nombre es Jesús Maceda. Es realmente sorprendente todo tu trayectoria que has tenido y me surge la duda de cuál ha sido el animal o la planta o la especie, el ser vivo que más te ha sorprendido y que digas vaya, realmente valió la pena todo esto que he realizado.

53:37
Ignacio March Mifsut. Gracias Jesús. Pues hay un montón, obviamente. Y no necesariamente son los más grandes. O los más notables o los más carismáticos. Después de muchos años de la selva, pude ver mi primer jaguar, obviamente como biólogo que trabaja en la selva, pues lo que quiere ver son los jaguares, los bichos grandes, no el águila arpía, el tapir. Entonces ya había tenido yo la suerte de ver tapires y muchas otras cosas, muchos monos, en fin, venados, etcétera. Pero el jaguar, pues siempre era lo máximo, de un jaguar libre, en su selva, un animal silvestre realmente, porque estos animales silvestres son bonitos cuando viven en la naturaleza, no lo son tanto cuando cuando viven cautivos. Tuve la gran fortuna de ir con un amigo, Marcelo Aranda, a estudiar unos jaguares en la costa de Chiapas, y ahí pues empezábamos a colectar excrementos para ver qué estaba comiendo el jaguar y encontramos que estaba comiendo pejelagarto que es un pez antiguo. Muy bonito, es abundante ahí en esos manglares del estado de Chiapas, pero también estaba comiendo muchos mapaches, los mapaches tenían mucha comida, los mapaches les gustan mucho los cangrejos y los caracoles, y en las orillas de los manglares hay muchos cangrejos y muchos caracoles, dijimos seguramente en la noche salen los mapaches a comer los caracoles y luego llega el jaguar. Entonces así estuvimos todo un día ahí, recogiendo excretas y haciendo moldes de huellas. Y dijimos en la noche vamos a lamparear, a ver si tenemos la fortuna de ver algún jaguar. Entonces le dijimos a un pescador oye, mira, queremos salir. Llevamos una batería de coche, un acumulador, con un faro de coche montado en un palito ahí para que pudiéramos alumbrar, pero lejos. Y de repente, ahí a lo lejos vimos dos ojos y nos dice el pescador ahí está el jaguar. Detuvo el motor, cortó el motor. Pero nos fuimos, digamos, con el vuelito del bote y pues llegamos a tenerlo aquí a diez metros máximo. Estaba en la orilla de un manglar sobre un tronco y pues estaba obviamente esperando que hubiera más mapaches para comer algunos. Y bueno, nos estuvimos viendo pues por cinco minutos por lo menos, entonces la verdad es que fue imponente. Todo lo que pensamos en esos cinco minutos al ver un jaguar silvestre. Entonces, sin duda pues ese fue uno de los grandes encuentros, pero después también lo fue pues con águilas reales que nos pasaron por encima o tropas de monos de 80, 100 monos que están juntos ahí, en media selva. Cocodrilos por supuesto, son muy impresionantes. Pero después le encontré el sentido a fijarme en las cosas pequeñas. A mí me gustan mucho los moluscos y me gustan mucho los caracoles. Colecciono conchas de caracol desde que era niño. Entonces tengo una gran colección de caracoles. He escrito por ahí sobre la ética del coleccionista, de cuántos, cuándo si debes de colectar una concha de caracol y cuando no. Pero finalmente, pues llegué a la literatura sobre un nudibranquio, que les llaman liebres de mar o mariposas de mar también les llaman. Son muy bonitas, de colores, pequeños. Imagínense que son como caracoles sin concha, babosas de mar, que se parecen mucho. Entonces hay una en particular que se llama Elysia chlorotica, que tiene algo súper interesante y que como biólogo yo creo que a mucha gente le llamaría la atención.

57:02
Ignacio March Mifsut. Es una babosita marina. Viven en los arrecifes de coral. Que come algas y ahí está, comiendo algas, pero lo que hace el comerlas es, los cloroplastos, los cloroplastos, que son los que tienen la clorofila y son los que producen la energía de una planta o de un alga, los pone aparte y se come lo demás y los va poniendo aparte y los va separando y los va almacenando en su cuerpo, a tal grado que de repente el adulto es verde, es verde como las del mismo color de las algas. Tiene el entorno en su fisiología celular, suficiente para mantener vivos esos cloroplastos. Y después, lo más sorprendente, cuando no tiene comida, puede vivir de fotosíntesis, aunque es un animal. Entonces de repente dices ¡ah, caray! A ver, me habían enseñado que los cloroplastos y la clorofila las tienen las plantas y que los animales tienen las mitocondrias y son otra cosa. Y entonces ahí lo que te demuestra es que la naturaleza es un continuo, que nosotros tenemos que dividir entre plantas, animales. Pero hay muchas cosas que pasan entre medias. Eso te lleva a interesarte, por ejemplo, sobre la endosimbiosis. La endosimbiosis es una teoría de Lynn Margulis que es una bióloga que yo realmente siempre he admirado. No la pude conocer, pero he leído muchos de sus libros y sus artículos. Fue la primera esposa de Carl Sagan que seguramente ustedes han escuchado por aquella obra de Cosmos, la serie de televisión, y era una genia totalmente esta mujer, Lynn Margulis. Ella planteó que nuestras células vienen de una relación simbiótica, una simbiosis de cuando una bacteria o un organismo similar a una bacteria se metió en una célula más grande. Lo mismo pasó con las células de las plantas. Un cloroplasto que era una, a lo mejor una cianobacteria, se metió dentro de la célula de una planta y que con el tiempo pues ya establecieron una simbiosis perfecta de tal grado y es por eso, eso explica que se tome en cuenta el ADN mitocondrial para saber de dónde venimos. Porque las mitocondrias tienen su propio ADN. Las mitocondrias, que es el equivalente de los cloroplastos. Entonces vamos, fue una especie, esta Elysia chlorotica, que ya me hizo preguntarme pues muchas cosas. Sorprenderme. Y después, bueno, descubrí otros animales como el caracol de acero que se llama. Que es un caracol que vive en las ventilas hidrotermales, las ventilas hidrotermales son unos como volcanes activos de donde está saliendo azufre, aguas sulfurosas, con otros y con mucho hierro y con muchos minerales y con una temperatura muy elevada. Y hay todo un ecosistema que habitan estas ventilas hidrotermales. Pues bueno, ahí hay un caracol, el caracol de acero, que está asociado con unas bacterias que le permiten de el hierro, los átomos de las moléculas de hierro que salen de estas ventilas hidrotermales, asimilarlas y construir su concha y su concha es de acero y es el único animal que se ha descubierto hasta la fecha que tenga esa capacidad.

01:00:54
Ignacio March Mifsut. Y así, cuando te pones a leer de esos grupos pequeños que nadie les hace caso o poca gente le hace caso, empiezan a salir las maravillas. Esas son algunas que te podría comentar Jesús.

01:02:00
Danna. Mucho gusto Ignacio. Mi nombre es Danna. Muy interesante todo esto que nos estás contando. Y bueno, yo quisiera saber más sobre las noticias que se han visto últimamente sobre ingeniería genética. Por ejemplo, hace unos meses se vio esta noticia sobre la desextinción del llamado lobo terrible. ¿Qué es lo que tú opinas sobre esto? ¿Crees que esto puede ser una solución para mantener la biodiversidad o cuál es tu opinión en general?

01:02:29
Ignacio March Mifsut. Gracias Danna. Pues bueno, primero decirles que efectivamente estamos en un tiempo donde van a ocurrir cosas increíbles. Y están ocurriendo y van a ocurrir más todavía. Los avances tecnológicos son increíbles, son impresionantes, por decir lo menos. Desafortunadamente, los avances tecnológicos tienen dos filos y también tienen su filo malo. Entonces, hay mucho de lo que le llaman la biología sintética y la nueva genómica y genética que tiene fines poco decorosos, voy a decir, ojalá y metamos todos los controles y toda la ética y todas las regulaciones que sean necesarias para que eso no ocurra. Sería muchísimo mejor que se usara todos estos avances en genética para recuperar las especies que acabamos de provocar su extinción. Ayer, anteayer o antes de ayer, y hay una larga lista de plantas y de animales que por nuestras actividades humanas se han extinguido y hay muchísimas. Creo que sería mucho más valioso eso que estar trayendo especies que se extinguieron en la prehistoria. Y lo están haciendo, no solo con el lobo terrible, lo están haciendo con mamuts, lo están haciendo con las moa, en Nueva Zelanda, con el dodo, con el tilacino, con un montón de especies que extinguimos hace muchos años. Pienso que va a ser interesante, pero el traerlos de nuevo no es todo. Una especie lo es, siempre y cuando esté en su entorno y con la comunidad de especies con la que vive. Y evidentemente, las especies que cazaba el lobo terrible, pues ya no existen. Entonces yo no sé si ni siquiera podemos solucionar el problema con los lobos actuales, el lobo mexicano, por ejemplo. Los lobos mexicanos se han estado tratando de reintroducir al medio silvestre, ahí la llevan, ahí van, pero han matado a muchos. Si se les sigue matando, que porque mata becerros, que porque se comen los corderos. Y bueno, esta reintroducción del lobo mexicano no ha podido ser declarada como exitosa por eso, porque se introducen diez y se matan ocho. Entonces ni siquiera podemos conservar el lobo mexicano actualmente, que estamos tratando de reintroducir y ahora pretendemos traer el lobo terrible, que quién sabe que va a comer. A lo mejor va a haber parásitos que le van a atacar y lo va a exterminar. A lo mejor no va a tener las presas en calidad y en cantidad adecuadas. Voy a poner un ejemplo, el cerdo doméstico. El cerdo doméstico que conocemos, que están en las granjas, que comemos todos los días o lo que sea, viene directamente del jabalí europeo. Son la misma especie, la mismita, sus scrofa, esa es su especie. ¿De dónde salió el cerdo? Bueno, pues en la prehistoria los humanos fueron domesticando, fue un proceso de muchos años, a los jabalíes.

01:05:31
Ignacio March Mifsut. Fueron escogiendo aquellos que eran menos feroces, menos peligrosos de manejar, los más dóciles. Fueron escogiendo aquellos que tenían menos pelo y por ende menos infecciones por hongos, por ejemplo, por humedades. Pero sin embargo, al pasar por este proceso de selección artificial, no seleccionamos otras cosas que no veíamos. Y lo que ha pasado es que hoy en día el cerdo doméstico, comparado con un jabalí, es un inútil inmunológicamente hablando, tenemos que vacunarlo de todo porque si no, no va a lograr sobrevivir. ¿Por qué? Porque en esa selección no necesariamente seleccionamos a los que tenían mejores anticuerpos para tal o cual enfermedad. Nos fuimos pues, con la carne, con el incremento del crecimiento, con la docilidad, pero no con la parte inmunológica. Y entonces nuestros cerdos, pues son inmunológicamente menos capaces que lo que son los jabalíes. De alguna manera todos los cerdos en su conjunto mantienen mucho de esa inmunología. Y esto es por qué, porque estamos viendo que los cerdos domésticos que se hacen silvestres, que se escapan o que los meten, los liberan por alguna razón, están haciéndose muy resistentes. Están recuperando su capacidad inmunológica. Entonces, con todo esto, lo que quiero decir es que no basta con traer a una especie del pasado, tendríamos que ver cómo traer su ecosistema, la comunidad de fauna y de flora que le hizo posible ser una especie y seguir evolucionando como una especie. Entonces, es un tanto artificial pensar que podemos traer de la extinción a muchas especies y que van a sobrevivir y que vamos a tener nuestra isla con dinosaurios y todo esto. Más interesados deberíamos de estar con, de nuevo, las especies que todavía tenemos y que están a punto de extinguirse. Les voy a dar un ejemplo, hay unos caracoles que son del género conus, que son muy bonitos. La concha parece un cono, muy bonitos. En todos los mares tropicales hay, pues cerca de 50 o 60 especies. Bueno, estos caracoles son tremendamente venenosos. Alguno te puede matar, son caracoles muy curiosos porque ellos producen unos como arpones, arponcitos chiquitos, les ponen veneno. Un solo animal puede tener 40 o 50 venenos diferentes, un solo caracolito, imagínense una población. Y se ha descubierto que esos venenos son muy específicos. Entran a un organismo y atacan exactamente una célula en particular. Los pulmones, el corazón, en fin, son muy específicos. Eso les ha dado a estos caracoles un valor para la farmacología, enorme, porque nos podrían ayudar a generar moléculas para atacar de manera quirúrgica casi perfecta una enfermedad ‘equis’. Imagínense el potencial que tienen.

01:08:55
Ignacio March Mifsut. Entonces imagínense si perdemos esos caracoles, a lo mejor estamos perdiendo una medicina importantísima para la humanidad, para los próximos años, para estos y los próximos años. Otro ejemplo, una bacteria que encontraron en Rapa Nui. Rapa Nui es la isla de Pascua, es una isla perdida en el Pacífico y ahí encontraron una bacteria que segregaba una enzima que se llama rapamicina. Por eso le pusieron ese nombre. Bueno, fíjense lo importante, fue a partir de esta enzima que ya le pueden aplicar a los que reciben un órgano donado, para que con rapamicina, no exista una autorespuesta inmune, no rechace ese riñón, ese hígado, ese corazón, ese órgano trasplantado de otro organismo, de otra persona. Gracias a una bacteria pequeñita que estaba en una isla perdida en el Pacífico. Entonces la lección aquí pues es, tenemos que hacer todo lo posible de ya no perder más libros de esta biblioteca que llamamos biodiversidad. Todavía no sabemos para qué sirve, pero muy probablemente sirven para algo. Finalmente, todas las especies forman parte de un ecosistema. Vean a los ecosistemas como una maquinaria de relojería. Ustedes abren un reloj y van a encontrar cualquier cantidad de piezas, unas grandes, unas pequeñas, engranes chicos, engranes que se mueven más, otros se mueven menos. Sí, pero todos son importantes. Todas las piezas son importantes porque si quitamos una, a lo mejor la maquinaria de relojería ya no va a funcionar y por eso es importante estas especies insignificantes. Si no sabemos ni cómo se llaman, ni para qué sirven y ni las podemos ver que se extingan. ¡No! Sería pensar igual que si un piloto en un avión de pasajeros les dice por los audífonos: Queridos pasajeros, miren, encontramos que se cayó de alguna parte del motor, se cayó un pequeño tornillito. Pensamos que pudiera no ser importante, pero ¿cómo ven, nos vamos? ¿iniciamos el viaje o no?. Pues yo no iniciaría el viaje, porque a lo mejor si era uno que sostiene algo que se va a caer, que si se cae eso, se cae otra cosa. Entonces viene un efecto de cascada. Por eso los ecosistemas son maquinarias de relojería, donde están las especies que deben de estar y ninguna otra. Las especies que tenemos ahora, en este momento en este planeta son resultado de cuatro mil quinientos millones de años de evolución. Entonces imagínense la historia que hay atrás de cada especie. Cada especie viene de otra especie, de otra especie, y así nos podemos ir hacia atrás, hacia atrás.

01:12:07
Ignacio March Mifsut. Entonces son realmente productos, son joyas de la evolución. Todas, hasta las más feas, hasta las que no nos gustan. Por algo están. No tenemos que entender todo ni tenemos que darle una justificación humana. Y ustedes deben saber que sí somos seres humanos, pero somos holobiontes humanos. Y el término holobionte significa de un conjunto de organismos que viven en equilibrio o en cierto equilibrio y en conjunto. ¿Por qué? Porque sobre nosotros y dentro de nosotros viven más de 300 especies diferentes. ¿De qué? De ácaros, por ejemplo, tenemos ácaros. Las garrapatas son ácaros. Tenemos ácaros que son perfectamente parecidos a un cabello humano y algunos de nuestros cabellos no son cabellos, son ácaros y viven con nosotros, de repente cuando nos pica por ahí, pues puede ser un ácaro y poca gente lo sabe. Esto no viene ocurriendo de ahora. Esto viene ocurriendo desde hace miles de años viven con nosotros y así tenemos bacterias, un montón de bacterias, hongos, toda una gran diversidad de bacterias. De tal manera que estas bacterias viven en un equilibrio dentro de nosotros. En distintas partes de nuestro intestino hay distintas grupos, distintos grupos de bacterias que viven en equilibrio. Entonces, cuando llamamos la flora intestinal, no estamos hablando de una especie, estamos hablando de bastantes especies y hay muchos otros ácaros además de estos que son similares al cabello humano. ¿Todo esto que nos dice? Que realmente estamos transportando todo un ecosistema, aunque nos dé asco, no les dé asco, esto ocurre desde siempre. Y algo que es de llamar la atención es que numéricamente hay un mayor número de células que no son humanas que las que son humanas. Nada más para que se imaginen cómo es esto y descubrir que pues somos realmente un ecosistema, o muchos ecosistemas. Es lo que contestaría.

01:15:07
Berenice. Hola, Ignacio, mucho gusto, soy Berenice. De acuerdo a tu convivencia con los pueblos originarios, ¿qué enseñanzas podemos aprender de ellos?

01:15:17
Ignacio March Mifsut. Gran pregunta. Mi trabajo me ha dado la oportunidad de conocer muchos grupos originarios en México. En México comenté que con los mayas lacandones, muchos años, sigo tenido contacto con ellos, pero también con los mayas peninsulares, con los seri del desierto sonora, con los rarámuri, también he tenido contacto y trabajo. He visto gobernadoras rarámuri o tarahumara, que también les llaman en Chihuahua, unas mujeres increíbles con un coraje tremendo. Tuve la gran fortuna de viajar con dos lacandones a visitar varios grupos indígenas de Estados Unidos y Canadá. Estuvimos con los Apache, con los Tohono O´odhgam, estuvimos con los Hopi, con los Navajo, con los Lummi, con un gran número de grupos indígenas, precisamente en un intercambio donde los grupos nativos de Estados Unidos querían ayudar y enseñarles valores y compartirles su historia a los mayas lacandones, porque muchos de estos grupos indígenas terminaron con con problemas muy difíciles de alcoholismo, de drogas que han ido saliendo poco a poco, han ido recuperando sus costumbres, sus tradiciones, sus tierras. Entonces tenemos muchísimo que aprender de esta gente. Pero también de volver a a vivir apegados a la naturaleza, de saber leer la naturaleza. Eso sus ancestros lo sabía perfectamente. Llegó un tiempo en que ellos lo perdieron y ahora lo están recuperando. Entonces ha habido muchas lecciones, obviamente. Lecciones de tener temple, de tener carácter para reconocer, para recuperar, de tener orgullo, perder el orgullo de ser lo que son. Pero creo que la gran lección es compartir. Nosotros estuvimos con esta tribu, Lummi. Ellos financiaron todo el viaje de los lacandones. Yo fui en términos de traductor, pero gracias a ello pues pude ver un montón de cosas que no hubiera visto de otra manera y ellos básicamente pues querían compartir con los lacandones y advertirlos de no cometer un montón de errores, de no irse con el fantasma del dinero y la riqueza, sino de los valores espirituales, los valores culturales. Entonces creo, bueno, no creo, estoy seguro que las generaciones actuales de quienes no sabemos de donde somos nativos. Porque en una reunión con los Hopi, estábamos con los Elders. Los Elders son los más mayores de los mayores, que nada más hablaban hopi. Entonces teníamos ahí un hopi que traducía en inglés y yo de ahí del inglés traducía al español o un poquito al maya. Y así era la comunicación y varios de los Elders, pues no querían que alguien que no fuera indígena, como yo, estuviera ahí presente. Y entonces pues yo quise abogar por mi valor de traductor y les dije yo soy el traductor y es la manera en la que ellos van a entender lo que ustedes hablen.

01:18:36
Ignacio March Mifsut. Y déjenme decirles que yo sí soy nativo. El problema es que no sé de dónde soy. Y eso pues les cayó de variedad y afortunadamente me dejaron estar en esa reunión. Y bueno, pues creo que ese ayudar a los otros es una de las grandes lecciones. Hemos escuchado mucho en las noticias acerca del medio ambiente y siempre caemos en la negativa de que ya no se puede hacer nada más. ¿Cómo podríamos combatir esto? Es increíble que todavía hay científicos que ponen en duda el cambio climático. Es increíble cuando tú revisas la literatura científica de todas las evidencias científicas de que hemos provocado un cambio climático abrupto, porque el planeta siempre ha tenido cambios climáticos, el planeta tiene más de 4 mil millones de años y en esos 4 mil millones de años ha pasado de todo. Ha habido tiempos en que la Tierra se ha congelado, completita. Las eras de la bola de nieve, le llaman. Ha ocurrido un par de veces. O tiempos donde ha habido temperaturas extremas, increíbles, por vulcanismo. Entonces, sí, el cambio climático es natural, lo que no es natural es que ocurra en pocos años. Y eso es exactamente lo que está pasando ahora. Y todavía hay gente que niega y que pone en duda el cambio climático. El cambio climático está ocurriendo, sí o sí. Y las evidencias científicas son abrumadoras. Son miles de estudios que lo demuestran. Ya han conducido a varias especies a la extinción, el cambio climático, por efecto directo o indirecto. Esto ya está ocurriendo y ustedes deben de saber que la mitad de los corales del del Caribe están muertos, la mitad de los corales del Caribe están muertos y no se recuperan. Y sigue el problema y seguirá. Y bueno, cuando tú pones a juntarte, digamos todos estos indicios de que está ocurriendo algo tremendo, es verdad y es abrumador. Está ocurriendo en tan poco tiempo que no estamos permitiendo que la evolución haga su tarea, que las especies se adapten, las especies no se adaptan en meses o en años, se adaptan en milenios. Así es como ocurre, la evolución es algo que lleva mucho tiempo. Entonces, cuando ustedes escuchen a alguien que no, que el cambio climático es un cuento, es mentira. Está y es muy grave. Y las proyecciones son muy graves. Ya el cambio climático está provocando que muchas enfermedades que ocurrían en los trópicos estén subiendo latitudinalmente. Entonces ya tenemos muchas enfermedades de las selvas, en Texas. Eso es un hecho. Y aquí mismo en Ciudad de México. Entonces que no les engañen. El cambio climático está sucediendo.

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Ignacio March Mifsut. Y el cambio climático no es más que una amenaza más, a todas las que ya teníamos de por sí. A eso súmele la contaminación que continúa. Es increíble que todavía barcos de cruceros y barcos cargueros tiren su basura en el océano. Así, descaradamente. Yo asumía que los llevaban a puerto y en puerto, pues se llevaban a un destino. ¡No! Sigue ocurriendo eso. Siguen ocurriendo, los drenajes de las ciudades y de las zonas industriales a los mares. Estamos matando nuestros propios mares. Ahora va a empezar ya la minería submarina. ¿Qué va a ser la minería submarina? Pues causar una disrupción total en el fondo marino con plumas de sedimentos que llamamos, va a causar arenas que van a acabar con la pesca en muchos lugares del mundo. Entonces, a lo mejor la minería submarina está a 200 kilómetros, los impactos van a estar aquí. Entonces si no se usa de una vez por todas la tecnología bien, si no sé es estricto con evitar esos impactos ambientales, va a estar muy difícil el futuro. Eso es un hecho. Entonces la deforestación ya tendría que detenerse, ya. Pues no, continua en el Amazonas, el mayor pulmón del mundo. Lo estamos, lo seguimos talando. Es increíble. De repente te preguntas, y dónde está la inteligencia humana. Entonces ya, se necesita parar ya, no es de que hay que bajarle un poquito, no. Tenemos que parar las cosas ya. Evidentemente lo que hagamos nosotros como personas es indispensable. Entonces, si nosotros seguimos usando plásticos, los seguimos tirando y agarramos el thinner o algún contaminante y lo tiramos ahí de manera irresponsable, o las baterías no las llevamos a un lugar apropiado o no promovemos productos ecológicamente saludables. Esa es la mejor forma en la que podemos ayudar. Porque esos sistemas de producción saludables son los que van a ser más exitosos y van a prosperar. Entonces, si no ponemos nuestro granito de arena, no hay más que hacer. Entonces, si queremos hacer algo, por lo menos nuestro granito de arena, si queremos hacer más, hay muchas formas de hacer más. ¿Cómo? Pues vía, haciendo el consumo responsable, apoyando organizaciones que se dediquen a reforestar, reforestando nosotros mismos de manera directa, enseñando a los niños, etcétera. No comprando productos que son nefastos para las selvas, para los bosques. Y bueno, pues yo terminaría cerrando con algo que lo deja muy claro. Algo que dijo Eduardo Galeano. Soy un fanático de Eduardo Galeano, les recomiendo lean a Eduardo Galeano, que dijo: “Muchas personas pequeñas en lugares pequeños, haciendo pequeñas cosas, pueden cambiar el mundo”.