“El universo no se puede resistir a la gratitud”
Ashley Frangie
“El universo no se puede resistir a la gratitud”
Ashley Frangie
Fotógrafa
Creando oportunidades
El regalo más hermoso es ser fiel a quien eres
Ashley Frangie Fotógrafa
Ashley Frangie
Ashley Frangie es una fotógrafa, emprendedora y cofundadora del exitoso pódcast Se Regalan Dudas. Nacida en Guadalajara, México, en el seno de una familia multicultural, su padre de origen libanés y su madre adoptada por mexicanos, Ashley creció en un entorno lleno de contrastes y diversas perspectivas. Desde temprana edad, su pasión por la lectura y la fotografía le permitió expandir sus horizontes y desarrollar una curiosidad insaciable por el mundo que la rodeaba.
En 2018, junto a su amiga Lety Sahagún, creó Se Regalan Dudas, un pódcast que se ha convertido en un referente en el mundo hispanohablante por sus conversaciones sobre identidad, relaciones y propósito. Ashley destaca por su capacidad de transformar sus dudas en una herramienta de crecimiento personal, inspirando a miles de oyentes a cuestionarse y vivir con curiosidad y autenticidad. Su enfoque en la vulnerabilidad y el optimismo ha sido clave en su vida, mostrando que, a través de la duda y la apertura, podemos encontrar las respuestas más profundas y transformadoras.
Hoy, Ashley sigue inspirando a miles de personas con su mensaje de autenticidad, optimismo y crecimiento continuo, invitando a todos a abrazar sus dudas y explorar el mundo con una mente abierta y un corazón dispuesto.
Transcripción
A los 19 años me fui de mi casa. Quería ser fotógrafa. Estudiar fotografía me enseñó a ver el mundo con una belleza y a fijarme en los detalles más chiquitos de la vida. Como a los 28 o 29 años, después de un corazón rotísimo, mi mejor amiga, con la que tengo siendo mejores amigas 20 años, y que es con quien tengo Se Regalan Dudas: el pódcast conversacional más escuchado del mundo en español.
Empezamos este pódcast, meramente, por un hobby. Las dos teníamos otras carreras, teníamos otros intereses, pero siempre nos había encantado seguir educándonos después de la universidad. Creo que las dos crecimos en un ambiente donde se prefiere el silencio para proteger, donde se prefiere que los niños y las niñas crezcan con poca información para proteger. Y creo que Lety y yo siempre fuimos muy inquietas, siempre queríamos saber más, siempre necesitábamos más libros, más pódcast, más cosas. Y creo que uno de los pilares más fundamentales de nuestra amistad ha sido eso, acompañarnos a dudar. Entonces, lanzamos este pódcast con expectativa cero. Iba a ser un hobby que nos iba a acompañar.
Desde el día uno, explotó en este proyecto enorme que ahora no solo es un pódcast, sino que tiene muchísimas otras cosas. Tiene como pilar fundamental y como columna vertebral las dudas y todos los temas que son muy complicados de hablar: todas esas conversaciones pendientes que tenemos, todes con nuestro cuerpo, con la forma en la que nos relacionamos con otros, con las amistades, con la vida, con el significado y el propósito que tenemos.
Han pasado casi seis años de este proyecto y lo que ha sido transformador para mí ha sido encontrar tanta gente que duda con nosotras. Me encanta investigar, me encanta aprender, me encanta llenarme de cosas hermosas, me encanta cuidar a mi gente, me encanta rodearme de gente que me enseñe siempre, que tengamos conversaciones que transformen mi vida. Es algo que siempre estoy tratando de hacer y siento que me encuentro en este momento de mi vida donde ya no me asusta tanto la vida, donde sé que las preguntas que tengo tienen respuesta. Y, eventualmente, llegará mientras me mantenga curiosa, aventurera de la vida, estando en lugares donde nunca he ido, que es ahí donde siempre encuentro las respuestas. Y estoy muy feliz de estar aquí. Gracias por venir.
La primera es, ¿qué tanto me define de dónde vengo? Y creo que esa me ha ayudado y me ha llevado a sanar en la casa en la que crecí, con la infancia que tuve. Me ayudó a tener el privilegio de poder escoger qué cosas me gustaban, de las que me enseñaron mis papás y de las que aprendí, y cuáles necesitaba aprender nuevas.
¿A quién iba a copiar? Otras con las que no crecí, ¿no? Entonces, creo que esa me ha ayudado a moverme y avanzar muchísimo y a poner distancia del lugar del que crecí. Creo que durante muchos años me pelé mucho con la idea de dónde crecí y esta pregunta me ha ayudado a reconciliarme de dónde vengo y de quién vengo. Y también a buscar mis propias formas. Que el día de hoy, con mi forma de ser, con la vida que yo quiero construir, van. Entonces, esa sería la primera.
La segunda, ¿qué tipo de mujer me permito ser? Creo que todas las mujeres aquí crecimos con un estereotipo de mujer que era aceptado y todo lo que se salga hemos sido señaladas o nos han dicho que no o hemos tenido que luchar muchísimo para poder salir de ahí y hemos tenido que aprovechar cuántas mujeres han roto brecha antes de nosotras. Creo que esa pregunta que me regaló el feminismo de qué tipo de mujer quiero ser y me permito ser, porque no sé ustedes, pero yo crecí con muy poca representación.
Crecí con un tipo de ser mujer, un tipo de ser madre. O sea, por eso señalaba yo también tanto a mi propia madre, porque era tan diferente a todas las mamás de alrededor. Y esta pregunta en específico me ha ayudado, me ha asustado, pero también me ha dado las herramientas para poder ser lo que yo he querido ser. Me ha ayudado a estudiar a otras mujeres, a observarlas, a ver la valentía con la que muchísimas se mueven y lo difícil que es ser tú misma en un mundo donde te aplasta a querer caber dentro de un cuadrito. Y la tercera sería, ¿qué me hace sentir orgullosa? Creo que eso ha sido una pregunta que la aprendí en el pódcast y durante los últimos seis años la he aplicado muchísimo a mi vida. Soy una persona muy sensible, realmente llevo el corazón pegado en la blusa todo el tiempo. Entonces, las emociones que vienen con el arrepentimiento, las emociones que vienen con la culpa, me cuesta mucho trabajo procesarlas. Y creo que esa pregunta de, ¿qué me hace sentir orgullosa?, me guía durante muchísima incertidumbre a lo largo de mi vida. Me ayuda a escoger mejor en donde estoy con las personas que me rodeo.
Me ayuda mucho a calmar el ruido externo y creo que aplica para todo. O sea, ¿te hace sentir orgullosa en la relación en la que estás o no? ¿El trabajo en el que estás o no? ¿Tus amistades, no? Me siento orgullosa de la forma en la que me hablo, de la forma en la que me trato y la uso mucho. Entonces, yo creo que esa es una duda que quiero tener toda mi vida y que quiero que me acompañe a través de todos los caminos por los que ande.
Crecí en una casa donde el cuerpo era todo. O sea, realmente desde muy chica, creo que a los 9 años hice mi primera dieta. Desde muy chica, mucha de la atención estaba enfocado en qué comía, qué no comía, si me quedaba una cosa o no me quedaba otra cosa. Entonces, se pueden imaginar que el camino a poder estar sentada muy cómoda con mi cuerpo ha sido larguísimo, dolorosísimo. Y creo que también un camino de desaprender muchísimas cosas que me dijeron: que mi valor estaba en la forma en la que me veía y el tipo de cuerpo que tenía, ¿no? Soy una mujer de cuerpo gordo, toda la vida lo he sido y toda la vida lo voy a hacer. Entonces, el hacer pases de que este es mi cuerpo, no solo el que ustedes ven, sino que es el que me transporta por la vida. El que me permite sentir amor, el que me permite sentir placer, me permite sentirme abrazada. Me ayuda a experimentar todo el tiempo el mundo en el que vivo, el cual amo. Entonces, para mí reconciliarme con mi cuerpo fue reconciliarme con la vida.
Sentirme merecedora de muchísimas cosas que antes me limitaba por el cuerpo que tengo, ¿no? Sentirme merecedora de placer, de ponerme la ropa que yo quiero, de sentirme bella, de sentirme atractiva. Todo eso ha venido dejando de pelearme con esa idea de que soy solo un cuerpo y cómo me veo es lo único que importa. Creo que ha importado también muchísimo los grupos de personas a mi alrededor que me han ayudado a descentralizar esta idea de que lo que más importa es la talla que soy. Es importante también quitarlo del foco principal de las demás personas, ¿no? Dejar de juzgar a las personas por el cuerpo que tienen, dejar de hacer comentarios que no sabemos que pueden desatar. Creo que a veces no nos damos cuenta lo que una palabra, un gesto hace que impactes la vida de otras personas. Y creo que eso me ha traído, se regalan dudas también, y mi amistad con Lety el, saber que no soy la única y que no estoy sola en esto y que muchísimas personas a mi alrededor también me están impactando y yo les estoy impactando. Y que mientras alguien de mi círculo sane o alguien de mi círculo haga algo, sí me impacta y viceversa. Entonces, me hace tomar más conciencia de todo lo que hago.
Todavía me acuerdo la primera compu que tuve ahí en mi casa. Y poder ver cómo se expresaban otras personas de otros temas que a lo mejor para mí son completamente desconocidos, me ha transformado. Y creo que para al menos a mí la clave ha sido el darnos cuenta de este impacto que hablaba antes que tienen nuestras palabras. Transforman nuestras relaciones y nuestra realidad completamente. Y no solo las palabras que decimos, sino las que decidimos no decir. A veces se nos olvida genuinamente cómo nos conectamos entre nosotros a través de las palabras. Y creo que desde que soy consciente de ello, uno me ha ayudado a quedarme menos callada. Yo soy una persona con la que crecí creyendo que entre menos decía, menos se incomodaba. Y entre menos dijera que algo me estaba molestando, que me estabas lastimando, más tranquila se iba a llevar la paz. Pero esas palabras que no se decían también transformaban mi realidad.
Y me ponían en situaciones o en relaciones en las que no me sentía cómoda. Atravesaban completamente mis límites y la forma en la que también yo me relacionaba conmigo misma. Entonces, creo que las palabras y la importancia que tenemos no siempre estamos conscientes de ellos. Para mí, los te amos que me han dicho, los perdones que me han dicho, los adioses que me han dicho, me han movido de un lugar en el que estaba hacia el que voy o en el que ahora estoy. Y creo que cuando no sabemos tan poderosos, cuando entendemos que nuestras palabras tejen nuestra realidad, número uno, las escogemos mejor. Buscamos cuando no tenemos algo que expresar, lo buscamos. Porque alguien más ya lo dijo. Nos pasa con las canciones, nos pasa con la poesía. Entonces, creo que el saber cómo transforman las palabras a mi alrededor me ha hecho escogerlas con muchísimo cuidado y también sentirme responsable de ellas. Y creo que eso es lo más importante.
Creo que también me ha ayudado muchísimo, como una persona que tiene dislexia, a expresarme mejor. De chica no podía, no sabía, se me revolvía todo entre los dos idiomas con los que crecí en mi casa y, además, la peor ortografía que tengo en el mundo. Siento que me limitaba muchísimo. Y creo que hoy entiendo el peso de las palabras porque las palabras de otras personas me han cambiado mi vida, me la han construido completamente. Me han– Híjole, me han aliviado de tanto dolor las palabras de ciertas personas. Y creo que a veces con el tiempo me voy dando cuenta de eso, de si yo me permito expresarme, casi siempre construye en lugar de destruir. Y creo que por mucho tiempo el silencio reinó mi vida, tanto en el área laboral, antes de que llegara se regalan dudas, como en las relaciones personales que tuve. Y hoy el entender que si yo quiero que tú y yo conectemos más, tenemos que atravesar esas palabras incómodas y esas conversaciones incómodas. Y que sí tenemos los dos el poder de tejer nuestra realidad de una manera muy personal. Creo que otra que me ha transformado completamente han sido ciertas palabras de Chelsea, mi hermana.
A veces los hermanos son los únicos que entienden de dónde venimos y cómo nos hemos relacionado con nuestros padres. Y hay ciertas conversaciones de ella y yo que hemos tenido en la cocina que me han liberado de cargas que he tenido durante años. El poder entender y el poder saber que se me perdona, muchísimas cosas. Y que ciertas cosas que hice para lastimar mientras estaba lastimada, ese perdón que me han dado las personas que amo, incluida Chelsea, mi hermana, ha sido transformador para mí. Otra cosa que durante muchos años estuvo en silencio fue toda mi historia materna, ¿no? Al venir de una mamá adoptada y al venir de el tener– el que mi vida y mi linaje empiece con mi abuela y tan tan y que no conozca nada de dónde vengo y hacer esas preguntas. Y la lucha inalcanzable de mi madre por encontrar esas respuestas y después decidir no tener esa parte de nuestra vida en silencio. Es muy chistoso que ahora exista se regalan dudas en el que tengo la posibilidad, pero me doy cuenta también de que mis dudas le han respondido a personas cosas y las dudas de otras personas que han llegado a ser regalan dudas que nos las regalan, de repente digo de que, qué pregunta tan transformadora. A partir de hoy haré las cosas completamente diferentes por esta duda o por esta inquietud que alguien me mandó. Entonces, no sé, creo que el expresarnos, el aprender a comunicarnos, el decir lo que sentimos sobre todo y aprenderlo a procesar nuestras emociones para después decirlas, es un acto muy transformador.
Entonces, para mí, la amistad ha sido el centro de mi vida durante años ya. Creo que, como te dije, salí muy chica de mi casa y el ir encontrando estas personas que se han transformado en hogar para mí, con las que he descubierto el mundo, con el que he tenido las mejores aventuras de mi vida, pero también quienes me han ayudado a cargar dolor que no puedo sola. Me han ayudado a encontrar esa salida que yo no encontraba. Y es a través de esa amistad en la que también me puedo mirar a mí. Creo que por eso es tan importante ser selectiva, porque hay tantas partes de mí que yo no puedo ver, que solo puedo ver a través del otro y de la otra. Y creo que mis amigos para mí han sido eso. Han sido esta pieza fundamental de mi vida con la que he podido experimentar el mundo de una forma infinita. Creo que también me han ayudado a sentirme que pertenezco en este mundo, que creo que todo el tiempo nos hace sentir que no pertenecemos. Y el encontrar este lugar en el que puedo ser 100% yo, este lugar en el que no me tengo que editar, no tengo que cortar partecitas de mí, sino que siempre hay una mesa en la que se me espera, donde siempre hay mesas en las que no están completas hasta que yo llegue. Esa idea y esa certeza me ha ayudado a moverme con la vida con muchísima confianza, con la que de chica no me pude mover.
Y muchísima certeza de que pertenezco, muchísima certeza de que hay gente que mira y ve el mundo de mi manera. Hay gente que me entiende, que cuando expreso algo, puede que no estén comprendiendo a la perfección, pero que hacen un esfuerzo impresionante por entenderme, por querer comprender en dónde estoy. Y creo que la amistad es la manifestación del amor más hermosa que existe. Es condicional, porque como dije, los amigos se tienen que regar, se tienen que cultivar. Pero creo que cuando encuentras a tu tribu y cuando encuentras a esos amigos en los que te puedes recargar, transforman tu experiencia. Yo me siento más valiente, me siento más consciente, me siento más capaz, porque hay gente como mis amigos y mis amigas que caminan a mi lado. También me ha dado muchísima seguridad de probar cosas que antes no me hubiera atrevido, porque sé que me acompañan o sé que, aunque el vaya a fallarle, van a estar ahí para mí. Entonces, no sé, se me hace, sobre todo ahora que lo puedo comparar con el amor romántico y con el amor de hermanos y de papás y demás, híjole, se me hace el regalo de la vida la amistad. El poder tú escoger quién te acompaña, el poder tú escoger qué tipo de amistad vas a tener, es un superpoder. Y eso ha tomado mucho tiempo, porque todos crecemos con amigos de toda la vida, ¿no?
Trato de escuchar, de ser ese pit stop que todos y todas necesitamos, porque la vida es complejísima a veces. Y trato de, donde no han sido aceptados mis amigos, tengo muchos amigos que no son aceptados en sus casas, por sus preferencias sexuales, por lo que han decidido hacer con su vida. Que sepan que en mi casa no solo van a ser aceptados, sino celebrados. Y que les voy a acompañar por caminos donde muchísimas veces ni comprendo y que no entiendo por qué están ahí. Pero no sé, se me hace un pilar fundamental de la vida buscar tu tribu y sembrarla y cultivarla como una de las cosas más preciosas que tiene la vida. Yo siento que si tengo a mis amigos a mi alrededor, puedo conquistar lo que sea, puedo superar lo que sea. Y me han transformado, sobre todo mis amistades con mujeres. Todo lo que me han enseñado, la forma en la que me han maternado, la forma en la que me han cuidado, no lo ha hecho nadie más en mi vida. Y lo cuido como si fuera lo más precioso. Trato de estar en presencia de sus vidas todo el tiempo.
Y obviamente, bueno, la amistad, cada quien va agarrando camino. Pero creo que el entender quiénes son esas personas de las que quieres estar rodeada y en las vidas que quieres pertenecer es muy importante. También me da mucho sentido. Me encanta compartir con mis amigos mi éxito. Me encanta compartir con ellos su éxito. Y no sé, también la importancia de celebrar en la amistad. Creo que el saber que todos trabajamos muy fuerte para muchísimas cosas que estamos haciendo y el tener esa gente que te aplaude, que te acompaña, que te dice, wow, lo hiciste increíble, aunque la demás persona sepa que no o lo que sea. Pero el tener ese lugar seguro para mí en el mundo son mis amigos y mis amigas.
Entonces, creo que la primera es como esta idea de que venimos a traernos bienestar, o sea, en esta amistad, ¿no? El que yo voy a buscar tu bien y tratar de guiarte y acompañarte para que tú estés bien y yo también. Creo que muchísimas veces estas amistades las sostiene la nostalgia de lo que fue. La nostalgia de que durante un tiempo fuimos muy amigas y compartimos ciertas cosas, pero claramente en este momento de mi vida ya no. Entonces, creo que es muy importante revisitar todas esas amistades que nos causan dolor, que nos causan ansiedad, en las que nos editamos o nos hacemos chiquitos, en las que dejamos ciertas áreas de nuestra vida afuera por pena a ser juzgados, por pena tal cosa o por miedo a que se nos señale. Y creo que ese es un indicador enorme, el que puedas presentarte como eres. Hay amigos de todo tipo, ¿no? Hay amigos para la fiesta, hay amigos con los que hablas de tus papás, amigos con los que compartes éxitos laborales y demás. Pero creo que en general debes de tener– tienes que tener esta sensación de que quien tú eres es suficiente para estar ahí, que no tienes que editarte. No necesitas muchos amigos, necesitas un buen amigo, yo creo.
Otra, confianza. Yo creo que mis dolores y mis vergüenzas más grandes de mi vida se las he contado amigos y amigas. Y el saber que mis secretos y estas cosas que me preocupan tanto está seguro y está segura y no será utilizado en mi contra jamás. No será utilizado para comprenderme más, será utilizado para guiarme y aconsejarme de mejor forma. Creo que eso es importantísimo, la amistad. Y luego creo que también es hacer el tiempo y el esfuerzo de seguir cultivando tus amistades. En una vida que es tan rápida, que pasa tan rápido, que tenemos millones de cosas que hacer, el darte tiempo para tus amigos y tus amigas, transforma tu vida, transforma tu realidad. Y sobre todo, no sé, a mí me hace sentirme que pertenezco a una familia muy grande de muchísima gente y eso me gusta mucho. Creo que otra cosa que es indispensable en la amistad es el perdón. Y se tiene que dar de manera mucho más fácil que en las relaciones amorosas.
Antes me comportaba así. Antes me gustaban estas cosas. Ahora ya no. Ahora ya me quiero comportar de diferente manera. Ya aprendí diferentes cosas. Ya desaprendí. Ya me di cuenta. Ya quiero hacer esto y ahora ya– Antes quería hacer esto y ahora ya no quiero. Y el tener amistades en las que acepten tus nuevas versiones con facilidad se me hace uno de los regalos más increíbles de la vida. Creo que las amistades que más me han dolido es porque no me han permitido– no se han permitido ver el cambio que hay en mí.
Y el cambio– la vida que he querido vivir, que es muy diferente a la vida en la que crecí. Y las amistades que ahora me sostienen es porque siempre me han dado este espacio de nuevas versiones de mí. Y ponerle ese esfuerzo a tus amigos y a tus amigas también. Por ejemplo, tengo muchísimas amigas que ahora son madres, con las que crecimos yendo de fiesta, con las que nos acompañamos en millones de aventuras. Y ahora ellas están en una etapa diferente a la mía. Y el entender y el dar espacio y aprender a ser amiga de alguien que hoy cuida de dos hijos o tres hijos y transforma la amistad. Pero en lugar de sentir de que, ay, esta amiga mía ya no me acompaña tal cosa o ya no, el decir, esta es su versión de madre primeriza o de madre de tres, o de madre de tres, cuatro hijos y le voy a acompañar como mejor ella necesite en este momento. Eso me ha hecho que dentro del mismo grupo de amigos he tenido millones de amigos. Porque todo el tiempo se están transformando y todo el tiempo quiero aceptar a esas personas. Aunque muchas veces en esos cambios no estoy de acuerdo.
Aquella amiga con la que vibraste una vez que fui– cultívala, invítala a cenar, ve más, pregúntale, sé curiosa de la vida de las personas que te rodean. Y eso me ha transformado. Sí, creo que eso, creo que esas cosas. Y sobre todo, el regalarles mi ser más auténtico siempre. Creo que durante mucho tiempo tuve grupos de amistades donde siempre era la más diferente, la más rebelde, la que más preguntas hace, la que decide hacer cosas que son diferentes. Y eso, por una parte, sé que en la adolescencia es como soy la diferente. Y me encanta. Pero creo que después llegar a lugares donde no soy la diferente, me ha ayudado a cultivarme muchísimo, me ha ayudado a sentirme segura, a sentir que no siempre soy la que tiene que pensar diferente, sino encontrar puntos de encuentro con estas personas. Me ha transformado mi vida, mis amigos. La verdad.
O sea, es una parte de mi vida que me siento muy orgullosa. No sé qué sería de mí sin ellos. Me fui tan chica de mi casa que han sido mi familia. Híjole, hemos hecho la vida juntos. Y eso es el regalo más chido que me han podido dar ellos y que ojalá yo les pueda dar a ellos también.
"Creo genuinamente que las palabras de otras personas han transformado mi vida completamente."
Y creo que las cosas que construyen nuestra vida a vida todos los días, vivimos días cotidianos, la mayoría de los días. Y el poder cultivarlos para verlos como lo más hermoso que te ha pasado, creo que nos ayuda a mirar la belleza de la vida y también nos ayuda a entender que todo está en los detallitos que construyen la vida. En las conversaciones que tenemos, en la forma en la que te levantas, en las cosas que dices, las cosas que ves, en qué decides hacer con tu hora libre, qué decides comer, cómo decides comer, qué decides comer. O sea, como que todas esas cosas para mí a lo largo de mi vida me han traído un sentido de paz hacia mi vida, un sentido de pausa, una forma de vivir la vida que me hace sentir muy orgullosa. Creo que esta idea de perseguir cosas muy grandes a mí me ha traído, me ha robado muchas veces de la cotidianidad de la vida. Entonces, te entrenas a poder ver esas cosas chiquitas que construye la vida, esa canción, ese video que vi, ese abrazo que me dieron, esa conversación que tuve, ese comentario, la forma en la que me llego y doy una junta o me hacen una pregunta y la respondo. Y creo que esa es la vida que quiero vivir. Me enfoco mucho que mi vida sea hermosa. La mejor inversión que he hecho ha sido esa, ha sido asegurarme que mis días estén llenos de cosas que me gusta hacer, que mis horas libres sean de cosas que me llenan. Y son cosas– por ejemplo, me encantan las acuarelas.
Y para mí, en los últimos años, el camino se ha hecho la cima. ¿Qué pasa en mi día a día? ¿Qué hago con mi día a día? ¿Cómo lo hago? ¿Cómo me relaciono? Y entre más enfocada sea mi mirada a los detalles pequeños de la vida, más viva me he sentido. Me he sentido más partícipe del mundo en el que estoy. Me ha ayudado a que en todos lados a los que voy, hay algo que pueda ver, observar, sentir. Me ha ayudado a dejar de perseguir todo con muchísima prisa. Esa prisa que durante muchísimos años me ha consumido.
Eso es algo que en los últimos años he tratado con todas mis fuerzas de que no me arrase la prisa en la que el mundo todo el tiempo nos impulsa a tener. Y que el que llega más rápido es mejor. Y no es cierto. Todo puede ser con calma. A todos los lugares a los que vamos a llegar, vamos a llegar. En todos los caminos en los que tenemos que estar, estamos. E ir encontrando eso solo ha pasado– a mí solo me ha llegado a través de disfrutar mi vida cotidiana, disfrutar cada una de las cositas que hago. Y eso ha sido poniéndole atención a los detalles. Y cuidando de mi vida, de mi día a día, como si fuera el proyecto más importante que tengo. Creo que a todos nos enseñan a mirar las grandezas de la vida. Pero creo que el aprender a ser feliz con lo que tienes, en dónde estás y cómo estás, me ha hecho sentir muy orgullosa.
Creo que nunca creí que iba a alcanzar algún tipo de éxito laboral como el que tengo ahora con Se Regalan Dudas. Yo crecí atrás de una cámara. Yo siempre quise estar atrás de una cámara. Yo siempre fui un poco penosa para hablar en público. De hecho, cuando llegó Se Regalan Dudas a mi vida, me costó muchísimo trabajo. Fue una de las cosas que en mi vida adulta más he tenido que trabajar. La mirada que viene con Se Regalan Dudas y el éxito que viene con Se Regalan Dudas. Y creo que tu pregunta me pone a pensar cómo he redefinido el éxito antes y después de esto. Y creo que sí. Creo que sí.
Sí, lo he podido– Me siento muy realizada en mi vida profesional. Me siento muy privilegiada de lo que hemos podido hacer con este proyecto. Pero lo que sí te puedo decir es que los momentos de éxito total y los momentos en los que hemos trabajado muchísimo para algo duran muy poco. Y el éxito es algo que tenemos que a mí me gusta sentir más seguido. Y creo que esos puntos específicos de mi carrera y de la de Lety, en la que hemos alcanzado muchísimo éxito, no se han sentido como creímos que se iban a sentir, o al menos para mí. A lo mejor, si no hubiera participado en un proyecto tan exitoso como Se Regalan Dudas, seguiría en esta falsa creencia que para ser exitoso tengo que alcanzar la cima. La cima, si lo ves en una montaña, tardas muchísimo en subir. Llegas y luego muchísimo en bajar. Y cuando lo veo así, pues, la cima es esto. La llegada y la ida son enormes.
Queriendo alcanzar todas estas cosas. A los 35, yo ya debería de ser tal, tal y tal cosa, pero el camino me ha llevado por otros lados. Y para mí, disfrutar ese camino ha sido lo mejor que me ha pasado. Hace ya varios años hago el Camino de Santiago. Y me encanta porque yo sé que el significado es llegar a la Catedral de Santiago y después de todo ese peregrinaje. Pero llegar a la Catedral de Santiago son 15 minutos de 10, 15 días que te echas caminando. Y eso para mí ha sido lo más importante, disfrutar ese camino. Y me hace sentirme muy exitosa porque todos los días me siento orgullosa de mí. Muchas de las cosas laborales que he logrado, hay muchas que yo no hubiera querido hacer. Pero porque esa es mi personalidad, porque esa es quien soy yo.
Entonces, también creo que es importante ver a qué le llamas éxito tú y a qué le llaman éxito a los demás. Para mí, el éxito más grande que ha tenido Se Regalan Dudas, ha sido las personas que junto a nosotras nos han hecho sentir menos solas al atravesar todas estas dudas tan grandes que hemos tenido. Y el éxito más grande de Se Regalan Dudas ha podido ser el escuchar a todas las personas que vienen y dedican una hora de su tiempo para enseñarme algo. Y eso es el éxito de Se Regalan Dudas. Y hay otros muchos más grandes, pero para mí esas conversaciones que hemos tenido son transformadoras y esas suceden en la cotidianidad del proyecto y no en la cúspide de muchísimas cosas que hemos hecho. Gracias por tu pregunta.
O sea, todas esas cosas que a veces pasa el día y no te das cuenta. Entonces, esa palabra que agradeces hoy, que está en todos los journals del mundo y en todas las prácticas de meditación que se hacen, eso me ha ayudado mucho. Y para saber qué agradezco el día de hoy, tengo que vivir el día de hoy. Creo que las veces en las que no he podido agradecer o no me doy cuenta es porque tengo la cabeza o en el pasado o estoy preocupadísima por el futuro. Y además, ¿quién sabe qué vendrá mañana? O sea, hoy estamos aquí y ojalá mañana también, pero hoy estoy agradecida de esto y es solo en presencia. Y hay muchas cosas que me distraen. Me distrae muchísimo el celular, me distrae muchísimo todos los planes que quiero hacer. O sea, yo sé que digo que me fijo en una vida, en los detalles de la vida, pero también soy súper ambiciosa y me encanta ir y venir y soy muy inquieta. Y esa, el frenarme y el sentarme y el pausarme, me ayuda.
Creo que la pausa es un acto muy revolucionario, que no nos damos cuenta. Y es un acto que hoy tenemos todos el control para poder hacer. Hoy puedo hacer todo lo que estoy haciendo de forma más pausada, con más intención. Hoy puedo no despertarme corriendo y empezar mi día. Hoy puedo, igual como te sirves el café en friega, te lo puedes servir más tranquila. Igual que le hablas a alguien, «¿Qué onda? ¿Cómo estás? Bien». «¿Qué onda?» Más tranquila. Trato de vivir con esa pausa en todo lo que hago, sobre todo en lo cotidiano, que creo que es en lo que luego más nos aceleramos.
El universo nos habla de millones de maneras y requiere que estemos siempre atentos y siempre fijándonos en lo chiquito, en las sutilezas de la vida. Y que durante tanto tiempo me dé cuenta que hay tantas dudas de todo lo que somos, que todo mundo está caminando con dudas de quiénes son, de su cuerpo, de lo que se dedican, de su propósito, de si son o no son lo que quisieron ser de chicos. Y continuar con esa curiosidad mientras atravesamos todo esto hace el camino menos doloroso. Entonces, nada, muchísimas gracias por haber venido, gracias por sus preguntas. Y que nos espere a todos y a todas una vida de seguir aprendiendo, seguir teniendo esa llama encendida de que si algo que tenemos enfrente no nos hace sentido, algo más debería haber, el no conformarnos. El permanecer fieles a quienes somos es el regalo más hermoso que nos podemos regalar a nosotros mismos. Creo que no hay sufrimiento más grande que el editarnos, no hay sufrimiento más grande que el sentirnos demasiado o sentirnos muy poquito, pero el sentirnos que lo que somos somos suficiente, que pertenecemos a todos los lugares a los que vayamos y estemos llegando, que siempre hay gente que nos espera y que si no hay gente que nos espera ahorita, nos esperará pronto. Y que vivir con el corazón engrapado en la camisa es hermoso, que el mundo nos enseña muchísimo a tratar de sentir menos, llorar menos, pero que es en la ternura en donde está todo lo hermoso de esta vida. Y es en esa capacidad de poder encontrar esa ternura y ese amor y esa belleza en las cosas tan chiquitas de la vida, porque las grandes nunca sabemos cuándo van a llegar. Sus vidas, que sean vidas que se sientan orgullosas, días en los que se sientan felices, se sientan ustedes mismos y ustedes mismas.
Y que si no han encontrado esas respuestas, busquen, porque quienes están al lado de ustedes también las están buscando. Y de eso se trata la vida, de buscar, encontrar y perder múltiples veces, todos los días, a todas horas. Gracias por haber venido. Estoy muy agradecida y me siento muy, muy honrada de que me hayan escuchado. Qué hermoso regalo ser escuchadas. Gracias.